Te regalo toda una vida de amor Capítulo 73

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 73

Nunca creí que Cristóbal me llamaría a esta hora, mucho menos que me preguntara en donde estaba. ¿Se enteró que tuve una pelea con Nicolás? Limpié mis lágrimas con la mano. Antes de que pudiera hablar, Cristóbal respondió mi pregunta.

―Nicolás le habló a Olivia sobre la pelea, y ella me lo dijo…

Al escuchar que estaba conteniendo mis lágrimas, Cristóbal se detuvo y preguntó con suavidad:

―Chiquilla, ¿estás llorando?

Le colgué al instante y me puse de pie con rapidez para buscar mi auto, quería conducir de regreso al chalé de los Esquivel, pero estaba lleno de recuerdos que había pasado con Nicolás los últimos dos días. Cuando estaba desconsolada, mi teléfono sonó de nuevo. La persona que llamaba era otra vez Cristóbal. Seguía llamándome cuando más necesitaba su ayuda, incluso después de haberle colgado. Necesitaba cariño y compañía en estos momentos, así que quería tomar la atención que me estaba brindado.

Sin embargo, entendí que ya no podía seguir involucrándome con él. No quería utilizarlo como repuesto. Además, a Olivia le gustaba también. Sabía dónde estaban nuestros límites. No contesté su llamada. Estaba desplomada sobre el volante, triste, pero sentí que no había hecho nada malo. Solté un gran suspiro. Mientras sentía un poco de dolor, rápidamente tomé mi medicina contra el cáncer y me tomó mucho tiempo sentirme mejor. Cerré mis ojos y despejé mi mente.

Después de un tiempo, una luz tenue entró por la ventana del auto. Abrí mis ojos y descubrí que ya había salido el amanecer. Bajé la ventana y me sorprendí cuando miré al hombre en la intersección. Aunque tenía el mismo rostro que Nicolás, ahora fácilmente podía distinguir a los gemelos. Era porque Cristóbal tenía un aura fría pero gentil, era reconfortante. ¿Cuándo llego Cristóbal? Sus ojos estaban posados en mi todo el tiempo. Estaba sorprendida mientras me sentaba en el auto, sin saber que decir en ese momento. Levantó la comisura de sus labios y dijo con gentileza:

―¿Tienes hambre?

Fruncí los labios y contesté:

―Un poco.

No quería jugar con él.  Porque hace algunos días había elegido a Nicolás, así que traté de mantenerme alejada de él. Tenía que mantener una gran distancia. Sin embargo, nunca creí que nos encontraríamos de nuevo. Incluso me protegió en silencio mientras estaba parado a lado de mi auto. Mentiría si digo que no me sentía conmovida. Era porque Cristóbal siempre era especial para mí. Salí del auto y pregunté:

―¿Cuándo llegaste?

―Anoche, después de que te quedaste dormida.

Su respuesta fue vaga. Pasé mucho tiempo durmiendo hasta el amanecer. La mirada de Cristóbal era como una galaxia, y yo era solo un ser insignificante debajo de las estrellas. Desvié la mirada y lo escuché decir con una voz profunda:

―Gina, no soy tan débil como crees.

―Tu…

―No soy solo un simple pianista.

―Cristóbal, ¿Qué es lo que has estado haciendo todos esto años?

Traté de estar lo más calmada posible mientras le hacía esas preguntas que no estaban relacionadas. No pregunté por Nicolás, puesto que quería fingir que nada había pasado. Cristóbal tampoco me preguntó qué había pasado anoche. Siempre ha sido muy comprensivo.

―Viajar por todo el mundo y conocer personas influyentes.

Esa fue la respuesta que me dio. Camine hacia él, y giró su cuerpo para dejarme pasar. Pasé a su lado y dije:

―¿Qué te gustaría comer yo invito?

Nos encontramos en la misma situación de ayer, familiarizados entre sí, pero éramos al mismo tiempo extraños. Mantuvimos la distancia. Cristóbal me llevo a un restaurante cercano. Ordenó un plato de sopa para mí. Mientras esperábamos por la comida, le pregunté:

―¿Cómo está tu madre? Me enteré que tu padre fue a Gretaña ayer.

El tono de Cristóbal era calmado.

―Está bien. Tuvo una cirugía anoche y tiene que estar en observación por un par de días, pero debería de estar bien.

―¿Por qué no fuiste a Gretaña también?

No sabía de qué hablar, así que le pregunté casualmente. Cristóbal reflexionó por un tiempo y dijo con franqueza:

―No he visto a mi padre desde que era pequeño, así que no soy cercano a él. No quiero que mi mamá se sienta avergonzada, así que no regresé a Gretaña.

―¿Por qué se sentiría avergonzada? ¿Te pelearías con tu padre si se topan? ―pregunté con curiosidad

Levantó sus cejas y dijo:

―No le caigo bien a mi padre y siempre me molesta. Creo que somos enemigos por naturaleza.

No creo que el presidente Ferreiro sea tan infantil para molestar a su hijo, ¿o sí? A pesar de lo que yo creía, no había estado ahí cuando sucedió. No podía asumir las cosas que pasaron. Sin embargo, Cristóbal no me dijo que volvió a Gretaña anoche y estuvo de pie afuera de la sala de operaciones, y que regresó de inmediato cuando recibió la llamada de Olivia en la mañana. Ninguno de nosotros era bueno a la hora de hablar. Afortunadamente, nuestra comida llegó, así que Cristóbal y yo bajamos nuestras cabezas y nos concentramos en comer.

Él no comió demasiado, bajó su tenedor después de un par de bocados.

―¿Eso es suficiente para ti? ―pregunté con curiosidad.

Él sonrió y dijo:

―No tengo hambre.

Asentí con la cabeza y seguí comiendo. Cristóbal me preguntó con tranquilidad:

―Gina, ¿eres feliz con él?

Había percibido mi tristeza. Bajé mi cuchara y lo miré.

―¿Alguien te dijo algo?

Él lo negó y contestó:

―No me dijeron nada.

Fruncí mis labios y no habló. De pronto, Cristóbal levantó su mano y trató de sostener la mi sobre la mesa. Justo cuando me di cuenta de sus intenciones, se detuvo mientras pensaba en apartar mi mano. Su pálida palma se detuvo a mitad del camino y no llegó más lejos. Sabía cuál era su lugar y no me avergonzó o se dio el gusto. Al final, apartó su mano lentamente.

―Siempre has sido una chica tolerante desde que eras joven. Solo tenías catorce años cuando me conociste. Eras tan solo una niña, y no dejabas de seguirme. Me di cuenta de tus sentimientos. Sin embargo, no te puse un alto. Incluso me resistí a detenerte. Creí que la chiquilla estaba triste, como si hubiera perdido algo importante. Hasta…

Hizo una pausa. Su voz era suave como la lluvia de primavera cuando dijo:

―Hasta que me pediste que tocara Street Where Wind Resides.

Nunca lo había escuchado hablar tanto, y tampoco lo había escuchado explicar su pasado. Creí que nunca me había recordado, pero ahora…

Apreté la cuchara mientras los latidos de mi corazón se volvían más intensos. La tristeza en lo profundo de mi corazón parecía haberse apaciguado en un instante.

―Es una canción triste y supe de inmediato lo que pensabas. Así que, al siguiente día toqué la canción como querías ―levantó sus cejas y dijo con gentileza: ―La calle es donde habita el viento. Sin embargo, el viento solo es transeúnte. Cuando pasó, no dejo nada en la calle, pero se llevó una hoja caída. Era el corazón de la niña que cuidaba. Regina, no quiero verte triste.

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset