Te regalo toda una vida de amor Capítulo 594

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 594

—Puedo hacerte compañía hasta que llegue Santi —le dije a David con una sonrisa tras colgar la llamada.

—Un amante es más importante que los amigos, ¿eh? —respondió David con desdén.

—Bueno, no me atrevería a desobedecer a Santi.

—Lo haces todo el tiempo.

—Gina, ¿cómo te ganaste el corazón de Santi? Todos saben que él es distante y reservado —preguntó David no sin antes burlarse de mí.

—No tengo idea. Después de todo, no hay nada especial en mí y estaba enferma la mayor parte del tiempo en ese entonces. Sin embargo, tenía mucha confianza. No solo le confesé mi amor, sino que también intenté conquistarlo. Además, insistí en que él respondiera.

—¿Tú conquistaste a Santi primero? Pensaba que había sido él quien había tomado la iniciativa —dijo David perplejo, como si hubiera descubierto un gran secreto.

—¿A qué te refieres? Siento que hay un significado oculto detrás de tus palabras.

—Sabes a qué me refiero —contestó David con una sonrisa.

—¡Eres un sinvergüenza! —exclamé de manera repentina.

—De acuerdo. Tengo que volver al trabajo.

—Bien. Esperaré por él aquí.

Después de terminar su café, David se levantó de la silla, pero se acordó de algo y dijo:

—Santi estará ocupado trabajando, así que es posible que tengas que esperar.

—No hay problema.

—Puedes pasear por ahí. Hay un centro comercial cerca.

—De acuerdo. Veré qué hacer cuando llegue Santi.

Después de que David se fue, estimé cuánto tiempo más tardaría en llegar Santiago. Cuando estuve segura de que aparecería pronto, pedí una taza de café para él. El clima estaba precioso en Espoo ese día y el cielo estaba salpicado de nubes casi transparentes, así que apoyé el mentón sobre la mano y me quedé contemplando el paisaje por un instante. Como estaba en un país extranjero, todo era tentador y nuevo. A pesar de eso, ese lugar era su hogar, el que él de veras consideraba como tal y su empresa también estaba ubicada ahí. De repente, un rostro apuesto apareció frente a mí, se inclinó hacia atrás y me sostuvo la mirada. Sus ojos eran oscuros y hermosos y parecían contener innumerables estrellas, brillantes y atractivas, pero también eran distantes y fríos como la luna. Tenía las pestañas largas y espesas y las cejas densas y ordenadas, lo que lo hacía lucir masculino y encantador. Parado de espaldas al sol, extendió dos dedos y, sonriendo, golpeó el cristal de la ventana a la altura de mi frente. Tuve que admitir que me emocionó, así que también extendí dos dedos y los presioné contra la ventana.

—Cariño —murmuró Santiago mientras esbozaba una sonrisa tierna. Aunque no podía escucharlo, sabía que así me estaba llamando.

—Santiago —respondí también sonriendo. A él no le gustaba que otros lo llamaran por su nombre, pero me permitía hacerlo en privado. Se enderezó y rodeó la ventana antes de entrar al café. Luego se quitó el abrigo y se sentó a mi lado.

—¿Tienes calor? Tu traje parece muy abrigado —pregunté mientras lo tomaba del brazo.

—Bueno, rara vez salgo de la oficina. Además, no hace mucho calor.

No había mucha gente en el café. A pesar de eso, él llamaba la atención de todas las mujeres, que sacaban sus teléfonos y le tomaban fotos con discreción.

—¿Quieres ir a otro lugar? —pregunté incómoda.

—No es necesario. Ellas no se acercarán a mí. —Santiago tomó mi vaso de jugo y le dio un sorbo.

—Lo pedí para ti —dije y señalé la taza de café que estaba junto a él. Él dejó el jugo y sostuvo la mirada durante bastante tiempo antes de extender la mano para acariciarme el rostro.

—Hace tanto tiempo que no nos vemos —dijo burlón suavemente con su característica voz monótona.

—¿A qué te refieres? —pregunté de manera subconsciente.

—Nada. Solo quería tomar algo de jugo para calmar la sed.

—Ah, ¿quieres quedarte aquí conmigo?

Acto seguido, Santiago miró a su alrededor y luego dirigió su atención al edificio a lo lejos.

—¿Quieres pasear un poco? —preguntó luego de reflexionar un poco. Recordé que David había dicho que Santiago tenía trabajo que hacer.

—No, está bien —respondí negando con la cabeza.

—¿Entonces por qué no vienes a mi empresa conmigo?

—Claro —dije entusiasmada e incliné la cabeza.

—Es tan dulce, señora Genova —dijo Santiago mientras me tocaba el rostro. Él siempre había sido un halagador. Al principio, quería besarlo, pero cuando me di cuenta de que había gente a nuestro alrededor, abandoné esa idea. Tomé su abrigo, me levanté de la silla y le sujeté lala mano, que estaba apenas fría.

—Vamos a tu empresa. Cuando termines con el trabajo, quiero salir en una cita contigo.

—Claro. Haría cualquier cosa por usted, señora Genova —dijo y se puso de pie. Santiago no se puso el abrigo, así que lo sostuve en mis brazos mientras él me tomaba de la mano y me llevaba a su empresa.

—La persona a mi lado es la señora Genova, así que trátenla con el máximo respeto. Sus palabras tienen tanto peso como las mías. Cualquiera que no la tome en serio se enfrentará a las consecuencias —dijo con tono seco cuando entró en la empresa y todos sus empleados comenzaron a saludarlo.

—Señor Genova, cuando ustedes dos se casen, ¿nos darán bonificaciones? —preguntó una persona audaz. No era otra más que Emilia, quien parecía que acababa de llegar a la empresa.

—No hace falta que aclare eso; por supuesto que sí —respondió Santiago. Luego, me llevó a su oficina.

—Ayer vine a tu empresa y Dante me presentó a los empleados. Todos fueron amables conmigo —dije en cuanto entramos.

—Lo sé. — Él estaba al tanto de todo lo que yo hacía.

—De acuerdo. Ve y ocúpate de tu trabajo.

—Aunque Dante te haya presentado a todos, es diferente cuando lo hago yo. —Después me miró con cierta sorpresa en los ojos y agregó—: Es bastante perspicaz, señora Genova. Alfredo es un amigo cercano de mi padre. Me pidió un pequeño favor, pero no es algo en lo que deba involucrarme enseguida. Joel es más adecuado para encargarse de eso de una manera discreta.

—Ya veo. Es bueno que tengas a alguien como Joel que pueda encargarse de ese tipo de asuntos —asentí comprendiendo la situación. Santiago se acercó a mí y dijo que deseaba presentarme a todos él mismo.

—¿Cuánto les darás como bono? —pregunté tras acercarme a él. Dado que Santiago se lo había prometido a sus empleados, eso significaba que ya había accedido a hacerlo.

—No he pensado en la cantidad. Joel se encargará de hacer los arreglos —respondió.

—Solo tenía curiosidad. Creo que tienes trabajo que hacer, así que, por favor, continúa —le dije. Luego, él encendió su computadora portátil y se concentró en su trabajo mientras yo me acomodaba en el sofá y miraba un drama. Un momento después, Joel, que iba muy bien vestido, entró a la oficina.

—¿Cuánto crees que deberíamos dar? —me preguntó Santiago de repente mientras hablaban asuntos laborales.

—¿Eh? —pregunté girandome hacia él.

—Joel me preguntó cuánto dinero deberíamos dar a los empleados como bono.

—¿Depende de mí? —pregunté.

—¿Cuánto crees que debería ser? —volvió a preguntar con calma.

—¿Por qué no damos novecientos noventa y nueve a cada persona? ¿Te hará parecer tacaño? —Había muchos empleados en la compañía de Santiago. Si tenía que darle a cada uno 999, sería un gasto enorme.

—Dale a cada uno nueve mil novecientos noventa y nueve y dos rosas —le dijo Santiago a Joel tras escuchar mi respuesta. No podía creer que hubiera multiplicado por diez la cifra que yo había propuesto.

—Eres generoso, Santiago —dije con una sonrisa. Aunque fuera rico, esa era una gran cantidad de dinero para regalar. Sin embargo, consideraba que estaba bien, ya que haría feliz a todos.

—Gracias, señora Genova —dijo Joel en tono diplomático.

—No era…

—Hay algo que necesito que hagas. Alfredo me contactó esta mañana. Te encargarás de ese asunto por él —dijo Santiago a Joel interrumpiendo mi oración.

—Sí, señor Genova.

—¿Con qué necesita ayuda Silvio? Creo que no está relacionado con el trabajo —dije una vez que Joel salió de la oficina.

—¿Por qué piensas eso? —preguntó Santiago con curiosidad.

—Si fuera un problema pequeño, él mismo podría resolverlo, y si fuera difícil, no le habrías pedido a Joel que lo hiciera. Por lo tanto, debe ser un asunto insignificante, pero algo lo bastante inconveniente como para que Silvio lo solucione por su cuenta.

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
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  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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