Te regalo toda una vida de amor Capítulo 560

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 560

El hecho de que Santiago tuviera que quedarse un día en Aselia significaba otro día más para pasar tiempo con él. La emoción y la alegría florecieron en mí al tiempo que le besuqueaba la mejilla antes de prepararle el desayuno.

Hice una taza de café, sándwiches de huevo y tocino y sopa de calabaza para él. Viendo que estaba de humor para cocinar, decidí llenarle el estómago hasta el tope porque no había tocado los cubiertos para nada la noche anterior y se había dormido justo después de hacer el acto. En retrospectiva, me había vuelto perezosa luego de divorciarme de Nicolás. Hasta me convencí de que no sabía cocinar. La persona que antes endulzaba a Nicolás ahora saboreaba el amor inagotable de Santiago.

La diferencia entre la persona que me amaba y la que no era evidente, sobre todo en la forma que me comportaba cuando estaba con ellos. Con Nicolás, pasaba los días en vilo. Me arreglaba todos los días y me esforzaba para ser la persona que hace de todo… Una simple búsqueda de la autoperfección.

¿En cuanto al tiempo que pasaba con Santiago? Vivía como quería y, de seguro, la vida era mucho más fácil: me arreglaba cada vez que quería, usaba la ropa que me gustaba y me ponía el tipo de maquillaje que me encantaba. No necesitaba moldearme como una diosa. Además, cocinaba solo cuando tenía ganas. Si me parecía que era un día para no cocinar, alguien siempre me respaldaba. También descubrí mi costado dicharachero. Me convertí en una parlanchina frente a Santiago, a diferencia de mi ser taciturno cuando estaba con Nicolás.

Pasar tiempo con Santiago me hacía sentir como una niña, una niña que necesitaba amor y cariño. Él estaba feliz de ser mi refugio, porque siempre trataba a mi niña interior con un amor incondicional. Su amor cubría de dulzura cada una de mis células. Pensando en cómo me malcriaba, estimo que no había forma en que pudiera retribuir su favor. Luego de limpiar la cocina, me acerqué al trabajador Santiago y le di un besito en la mejilla.

—Tengo que comprar algo en el centro comercial. ¿Qué tienes ganas de comer? Yo te lo preparo.

—Nada en especial… —No tenía nada en mente, pero se detuvo en la mitad de la oración al darse cuenta de mi buen humor—. Nada en especial, pero hay algo que deseo desde hace mucho tiempo.

—¿Qué cosa? —Estaba emocionada por saber qué era.

—Lasaña de carne. Es el primer plato que aprendí a hacer cuando era joven, pero hace mucho tiempo que no lo hago.

—De acuerdo. Entonces, lasaña de carne. Ese será nuestro almuerzo. —Lo solté.

No solo era buena cocinando, sino que también era una excelente cocinera. Desde el punto de vista de la calidad, era obvio que mi lasaña de carne iba a ser insuperable. Santiago esbozó una gran sonrisa por mi confianza.

—Gracias de antemano, señora Genova.

Su rostro inexpresivo ya era guapo, y con esa sonrisa cautivante como la cereza arriba del pastel, era bellísimo. Me incliné para darle un besito en la mejilla antes de susurrarle:

—No sonrías así, soy una pervertida.

—Te sigues babeando con mi apariencia. ¿Y si un día pierdo mis encantos? ¿Me amarías igual?

—¡Por supuesto! Aunque tu rostro se arruinara, te amaría igual. Me encanta tu apariencia porque eres tú. —Mi lengua hábil estaba en continuo movimiento—. Mira a Cristóbal, Ezequiel, Alfredo, Raúl, Roberto y los demás. Ninguno de ellos es feo, pero ¿me gustan? No. Solo me gusta Santi, tú. Te amaría igual aunque tu rostro estuviera arruinado.

—Eres buena para hablar. —Mis palabras lo complacían. Sus ojos se entrecerraron y me acercó hacia su pecho sólido. En ese momento, solo el sentido de la seguridad y la felicidad del paraíso me llenaban por completo… Fue el punto más alto de alegría que probé en esta vida. Estar juntos con Santiago era suficiente para mí, y nuestros bebés serían nuestro compromiso de amor. Un par de minutos después, me levanté de sus brazos para no molestarlo más.

—Salgo deprisa para el centro comercial ahora. Nos vemos más tarde.

Me cambié de ropa y salí. Llamé un taxi en la entrada del barrio y le dije al conductor que me llevara al centro comercial más cercano.

—No estamos lejos del centro, señorita.

—¿Tienen un centro comercial grande allí?

—Sí, es el centro comercial más grande de Aselia.

Me llevó hasta el lugar, que me parecía conocido. Escudriñé la zona y noté la florería que había visitado. Ver a la dueña ciega sentada en el frente de la tienda, como antes, me hizo acordar de que había parado en el mismo lugar la noche anterior. Me acerqué a ella.

—Hola, soy la que compró una rosa anoche. ¿Podría entregarme el mismo pedido de nuevo?

—¡Es usted! —Mostró una sonrisa impoluta—. Sí, pero llevará algo de tiempo. ¿Necesita algo más?

—No, solo una rosa. —Una rosa, para el amor eterno.

—De acuerdo, se la preparo.

—No estoy apurada. Tengo que pasar por el centro comercial, así que vengo más tarde. ¿Siete dólares, no?

—Son seis dólares con las ofertas de fin de semana. Si no está apurada, le pido a mi amigo que se la envuelva. Está trayendo flores frescas. —«Ya es fin de semana. Ah, sí, mencionó que había un empleado en la tienda. ¿Acaba de decir que es su amigo?», me pregunté.

—¡Claro! Nos vemos más tarde.

Llegué al centro comercial repleto de gente que estaba al lado de la florería. La atmósfera bulliciosa era normal teniendo en cuenta que estaba en el centro de la ciudad. Apenas habían pasado unos minutos, pero mi necesidad de irme crecía cada vez más. Aun así, apreté fuerte los puños para conseguir los alimentos que necesitaba y terminé las compras con una porción de pastel para Santiago, que, en realidad, me quería comer yo.

Sosteniendo las bolsas de alimentos, volví a la florería y de pronto quedé en trance. Una tanda de flores frescas recién llegadas estaban dispuestas en línea junto a la puerta. Reconocí al hombre que estaba agachado acomodándolas. A diferencia de su espalda ancha y maciza, sus acciones eran cuidadosas cuando le hablaba a la persona que estaba al lado de él.

—La decoración es un poco vieja, no atraerá a nuevos clientes. ¿Le pido a alguien que cambie los muebles?

—Está bien, es mi onda.

—Abriste una florería en el centro de la ciudad, pero está en rojo todos los años. ¿Qué planeas hacer? ¿Por qué no vienes conmigo a Bristonia para que pueda cuidarte? Si insistes, yo… Bren, por favor. —Rara vez lo había visto ser tan amable con una mujer.

—Solo soy una carga. No debo traerte problemas. Además, no tengo idea de a dónde ir que no sea este lugar. Sabes que me da miedo volver a Bristonia desde que falleció Zacarías.

—Bristonia era su hogar. Si lo amas, es más que una razón para que vuelvas a Bristonia conmigo. Estoy seguro de que él no querría que estuvieras aquí sola.

—Él debería llevarme a casa en persona, Nicolás.

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset