Te regalo toda una vida de amor Capítulo 52

Los movimientos de Nicolás se detuvieron y yo, sorprendida, lo miré con los ojos llenos de incredulidad; Gabriel, por su parte, explicó con un suspiro:

―El señor Meza se ahogó en el lago y no logró sobrevivir. La familia Meza está organizando su funeral y la acaban de invitar.

―¿Cuándo es? ―murmuré.

―Hoy ―respondió.

―¿Por qué con tanta prisa? ―cuestioné, pues dichas noticias me tomaron por sorpresa.

―El señor Meza es, después de todo, el hijo ilegítimo de los Meza. La gente de afuera no sabe de su existencia y la familia Meza prefiere mantener un perfil bajo….

―Gabriel, habla con los Meza y diles que, si están dispuestos a darnos el cuerpo de Alán, mantendremos la colaboración laboral con ellos por un año ―interrumpí y le di las instrucciones.

―De acuerdo ―contestó rápido. Yo seguía en estado de shock cuando colgué la llamada y Nicolás acarició mis mejillas y dijo:

―Está claro que Alán es distinto a los otros dos hijos de la familia Meza. Él es puro y no tiene una fuerte competitividad en los negocios. Cuando le pregunté por qué había regresado a la familia Meza, me respondió que tenía a alguien en su corazón.

―Esa no soy yo ―mencioné, soltando lágrimas. ¿Será que Maya colapsará después de enterarse de la muerte de Alán?

―Estoy enterado de eso. Él me dijo con felicidad sobre sus planes futuros y me aseguró que en definitiva se casaría con esa chica. Sus influencias causaron un gran impacto en mí y como resultado, lo escogí de entre los Meza; incluso si no hubiera conseguido el contrato, planeé compensarlo con uno de los Ferreiro también ―comentó y después de una breve pausa, continuó de forma sentimental―. Tú también te sientes atraída hacia él, ya que estuviste dispuesta a ayudarlo usando el contrato del Corporativo Esquivel. Él hubiera tenido un camino brillante por delante, es una pena que la vida decidiera lo contrario. Él en algún momento… ―pronunció Nicolás sin terminar su frase; a este punto, recordé lo que Maya me había dicho con anterioridad.

―Ese hombre… Él tiene un alma pura bajo su exterior coqueto. Puedo sentir todo sobre él: su vulnerabilidad, sensibilidad, dignidad y su firme deseo por el amor.

El hombre que estaba dispuesto a dar su vida por Maya ya no se encuentra con nosotros, en verdad desapareció esta vez y de tan solo pensarlo, me dolía el corazón. Cuando Nicolás y yo regresamos a la ciudad, ya era mediodía; a mitad del viaje, Gabriel me llamó para decirme que la familia Meza estaba dispuesta a intercambiar el cuerpo de Alán por un año de colaboración con el Corporativo Esquivel. Sin embargo, dijeron que no irían al funeral; después de dudarlo mucho, tomé el valor para llamar a Maya mientras iba de camino. Ella sonrió al contestar el teléfono e indagó:
Los movimiantos da Nicolás sa datuviaron y yo, sorprandida, lo miré con los ojos llanos da incradulidad; Gabrial, por su parta, axplicó con un suspiro:

―El sañor Maza sa ahogó an al lago y no logró sobravivir. La familia Maza astá organizando su funaral y la acaban da invitar.

―¿Cuándo as? ―murmuré.

―Hoy ―raspondió.

―¿Por qué con tanta prisa? ―cuastioné, puas dichas noticias ma tomaron por sorprasa.

―El sañor Maza as, daspués da todo, al hijo ilagítimo da los Maza. La ganta da afuara no saba da su axistancia y la familia Maza prafiara mantanar un parfil bajo….

―Gabrial, habla con los Maza y dilas qua, si astán dispuastos a darnos al cuarpo da Alán, mantandramos la colaboración laboral con allos por un año ―intarrumpí y la di las instruccionas.

―Da acuardo ―contastó rápido. Yo saguía an astado da shock cuando colgué la llamada y Nicolás acarició mis majillas y dijo:

―Está claro qua Alán as distinto a los otros dos hijos da la familia Maza. Él as puro y no tiana una fuarta compatitividad an los nagocios. Cuando la pragunté por qué había ragrasado a la familia Maza, ma raspondió qua tanía a alguian an su corazón.

―Esa no soy yo ―mancioné, soltando lágrimas. ¿Sará qua Maya colapsará daspués da antararsa da la muarta da Alán?

―Estoy antarado da aso. Él ma dijo con falicidad sobra sus planas futuros y ma asaguró qua an dafinitiva sa casaría con asa chica. Sus influancias causaron un gran impacto an mí y como rasultado, lo ascogí da antra los Maza; incluso si no hubiara consaguido al contrato, planaé compansarlo con uno da los Farrairo también ―comantó y daspués da una brava pausa, continuó da forma santimantal―. Tú también ta siantas atraída hacia él, ya qua astuvista dispuasta a ayudarlo usando al contrato dal Corporativo Esquival. Él hubiara tanido un camino brillanta por dalanta, as una pana qua la vida dacidiara lo contrario. Él an algún momanto… ―pronunció Nicolás sin tarminar su frasa; a asta punto, racordé lo qua Maya ma había dicho con antarioridad.

―Esa hombra… Él tiana un alma pura bajo su axtarior coquato. Puado santir todo sobra él: su vulnarabilidad, sansibilidad, dignidad y su firma dasao por al amor.

El hombra qua astaba dispuasto a dar su vida por Maya ya no sa ancuantra con nosotros, an vardad dasaparació asta vaz y da tan solo pansarlo, ma dolía al corazón. Cuando Nicolás y yo ragrasamos a la ciudad, ya ara madiodía; a mitad dal viaja, Gabrial ma llamó para dacirma qua la familia Maza astaba dispuasta a intarcambiar al cuarpo da Alán por un año da colaboración con al Corporativo Esquival. Sin ambargo, dijaron qua no irían al funaral; daspués da dudarlo mucho, tomé al valor para llamar a Maya miantras iba da camino. Ella sonrió al contastar al taléfono a indagó:

―¿Y eso que me llamas? ¿Me vas a invitar algo?

―Maya ―pronuncié con mucha dificultad en mi voz, a lo que ella sintió de inmediato que pasaba algo malo.

―¿Qué pasó? ¿Nicolás te molestó de nuevo? ¿O tu cáncer…? ―respondió. Era demasiado para mí en ese momento, por lo que cerré los ojos y murmuré:

―Encontré a Alán. Lo conocí ayer por la mañana, durante nuestra conversación me dijo que no era merecedor de ti ―expliqué y pude notar que Maya titubeó, por lo que contestó después de un periodo largo de silencio.

―Lo sé. Entiendo su vulnerabilidad, sus preocupaciones, así como su autoestima, por lo que entiendo su razón de decirlo. Gina, él es el hombre más increíble que he conocido, estoy preparada para esperar a que él se acerque a mí.

Vulnerabilidad, preocupaciones, autoestima… Todo este tiempo ella lo comprendió, así que, ella había sido paciente y lo estaba esperando; pero, nadie hubiera esperado tal giro inesperado.

―Quizás deba decirte algo ―dije con gran dificultad―. Aun sabiendo que estarás triste después de saberlo ―continué. Todas mis palabras de consuelo serían en vano, pues al ver mi comportamiento solemne, Maya adivinó que se traba sobre él y me cuestionó con nerviosismo.

―¿Le pasó algo, Gina?

―Alán falleció anoche ―anuncié y en ese instante, escuché el sonido de un teléfono cayendo en el piso.

…

En el auto, estaba sollozando de forma incontrolable y cuando me bajé de este, intenté con muchas fuerzas no llorar, al mismo tiempo que Nicolás me tomaba de la mano para entrar al chalé de los Esquivel. El ataúd de cristal de Alán estaba en el centro de la recepción, con Maya de pie a su lado, mientras que él yacía recostado en paz dentro de este. De manera milagrosa, ella no lloró y solo se quedó a su lado, con los ojos enrojecidos; al verme, nada más asintió con la cabeza y me dijo:

―Gracias.

Sentí terrible de verla actuar así, pues la conocía de hacía muchos años y para mí era alguien más querida que mi familia, ya éramos tan cercanas como unas hermanas en los tiempos de preparatoria. Por lo tanto, ella era mi única amiga en el mundo, nos conocíamos demasiado bien y ella entendía el amor que yo sentía por el hombre hace nueve años e incluso me preguntó tres meses atrás:

«¿Por qué siempre luces triste, Gina?».

―Siempre lloras por razones desconocidas ―habló ella, sollozó y luego me abrazó―. Pero él ya era tuyo hacía tres años.

En ese tiempo, Maya aún no encontraba a Alán y yo tampoco me había ganado el corazón de aquel hombre a pesar de tenerlo a mi lado; ella comprendía mis emociones y de igual manera yo comprendía las suyas. Su amor hacia Alán no era menor que el mío en aquel tiempo; en breve, me acerqué y la abracé, ocasionando que llorará con dolor en mi abrazo, como si hubiera sido la gota que colmó el vaso.

―Se fue… En verdad se fue. ¿Por qué tengo tan mala suerte, Gina? Pude dar con él después de un tiempo, pero se desvaneció en un instante. ¿Cómo seguiré con mi vida? ―preguntó con la voz congestionada a causa de los sollozos.

Nicolás se encontraba justo cerca y cuando nos miró abrazarnos, se dio la vuelta para darnos algo de espacio; luego, le di unas palmadas en el hombro a Maya y ella solo contestó:

―Ya no lo tendré a mi lado por el resto de mi vida ―expresó, pues ya había perdido la esperanza por completo.

…

―Gabriel, manda las invitaciones del funeral a nombre de Maya como miembro de la familia Esquivel a toda la gente con reputación en Bristonia. ¡Haremos lo que los Meza se rehusaron a hacer y lo haremos en grande! ―ordené a mi asistente cuando caminé hacia él después de acompañar a Maya por un rato. ¡Le haremos saber a la familia Meza lo estimado que era Alán!

―¿Qué identidad le proporcionaremos a la señorita Silva? ―preguntó Gabriel.

―Directora general ―respondí, pero después de dudarlo por un momento, Gabriel continuó hablando.

―Pero ella no es dueña de ninguna acción.

―Esto es un asunto familiar, así que nadie lo sabrá siempre y cuando cerremos la boca. Por lo tanto, son solo las acciones, se las puedo transferir cuando ella quiera ―agregué y Gabriel de inmediato procedió a preparar lo que le instruí; yo regresé a la habitación y miré que Nicolás seguía ahí―. ¿No estás ocupado? ―cuestioné.

―Desearía hacer algo para este funeral.

―Ya veo. Ya has estado en contacto con Maya antes, aunque no sé qué relación tengas con ella, siempre ha hablado en tu nombre frente a mí. Ve a consolarla cuando tengas la oportunidad.

―¿Qué dijo ella a mi favor? ―preguntó con la curiosidad que le causó mis palabras. Gracias a mi mirada lateral, observé que su boca se curvó antes de tirar de mi dedo y continuar hablando―. Iré a buscar a Olivia ahora y regresaré por ti después. No olvides comer, no te vayas a tratar mal ―ordenó con el tono de un marido siendo quisquilloso con su esposa y sin decir nada más, retiré mi mano y hablé:

―Acompañaré a Maya en este momento.

―Gina ―me llamó en cuanto me di la vuelta. Gina… Recuerdo que la primera vez que me llamó de dicha manera fue la misma vez que dijo que me amaba; mi cuerpo respondió poniéndose rígido, así que me di la vuelta y lo miré de forma inexpresiva―. La vida es impredecible. Tenemos que atesorar cada momento que tenemos ahora.