Te regalo toda una vida de amor Capítulo 493

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 493

Santiago había salido de la ciudad y no había respondido mis llamadas, pero lo que me preocupaba del incidente era que había recogido a una mujer desconocida en el camino. Cuando José me lo había informado, había entrado en pánico de repente, pero creía que Santiago no era capaz de hacer algo que me rompiera el corazón. No obstante, lo conocía demasiado bien: jamás se adaptaba a ninguna mujer, y mucho menos hacía un viaje así solo para buscarla. No podía dejar de pensar en el tema ni arrancarlo de mi mente, pero tampoco podía cuestionarlo, porque, si lo hacía, me iba a acusar de perseguirlo. Por ende, hice de cuenta que nada había pasado.

Cuando llegó a casa, me recosté en su pecho y él se comportó con mucha ternura, por lo que no mencioné a la mujer, sino que solo le dije que lo había rastreado. Él no se molestó en explicarme el asunto, y eso me puso más nerviosa todavía. Como si nada, cambió de tema. Sin poder quitarme de encima la sensación de temor que me invadía, decidí arrebujarme entre sus brazos sin nombrar a nadie más. Al final me quedé dormida y, cuando me desperté, noté que él aún estaba en la misma posición que antes. ¿Podía ser que estuviera siendo demasiado paranoica? Me advertí a mí misma que no debía pensar de más. Sin perder tiempo, me incorporé y lo besé en la mejilla.

—¿Ya despertaste? —preguntó al tiempo que me acariciaba la mejilla.

—Sí, pero sigo algo cansada.

—¿Quieres venir conmigo a un banquete esta noche, Reina?

—¿Qué banquete? —inquirí con desconfianza.

—Uno para celebrar la restauración del Corporativo Esquivel.

¡¿El Corporativo Esquivel?! ¿Por qué yo no estaba al tanto de eso? Ni siquiera Flor lo había mencionado más temprano.

—¿Dónde se hará?

—En el chalé Esquivel.

—¿Por qué nadie me avisó sobre esto? —inquirí.

—Quizá querían darte una sorpresa.

El Corporativo Esquivel había ido a la bancarrota hacía dos años. Tras una discusión, Camilo y Nicolás habían decidido restablecer la empresa en Bristonia. Claro que eran bien conscientes de que a Regina no le interesaba demasiado el Corporativo Esquivel en ese momento, pero sentían que se lo debían y lo hicieron como una especie de compensación.

Ese era, también, el motivo por el que Camilo se había quedado en Bristonia, además de que prefería estar donde estaba su familia. Las personas que se encontraban allí le importaban más que los Navarro de El Solar y deseaba establecerse en Bristonia y unir a las dos familias. Por supuesto que no le molestaba permitir que sus hijos tomaran el apellido Esquivel. Su objetivo era quedarse en la ciudad y proteger la empresa familiar para compensar a Regina y a sus padres, algo que llevaba largo tiempo planificando y que por fin podía contarle abiertamente. Entusiasmado, tomó el teléfono y, tras un buen rato de duda, llamó a Regina.

—Camilo —contestó ella enseguida—, Santiago me dijo que esta noche habrá un banquete para celebrar el regreso del Corporativo Esquivel…

—Así es —repuso Camilo con una sonrisa—. Es mi regalo para ti. Tu cuñada y yo planeamos instalarnos en Bristonia porque te queremos mucho.

—Entonces deberían ser ustedes quienes manejen la empresa.

La predicción de Camilo había sido acertada: se había imaginado que Regina ya no iba a querer tomar las riendas del Corporativo Esquivel.

—Claro. Lo haré. Al fin y al cabo, los dos llevábamos tiempo deseando que la empresa regresara a Bristonia algún día. Solía ser un símbolo de poder en esta ciudad.

—Gracias, Camilo —dijo Regina con un nudo en la garganta.

—Eres mi familia, Regina.

—Bueno, ¡da la casualidad de que yo justo estaba por llamarte! —estalló ella—. ¿Por qué hiciste enojar a Flor de nuevo? No está bien de salud, ¿lo sabes? La visité esta mañana, ¡tiene fiebre alta! —Al sentir que su hermano adoptivo se desanimaba, suavizó el tono antes de agregar—: Camilo, si sigues así, la perderás. Créeme, nadie está dispuesto a esperar por siempre.

«Nadie está dispuesto a esperar por siempre». Esas palabras hicieron que Camilo pensara en Nicolás. Regina se había cansado de esperarlo y se había rendido; sin importar cuánto él le rogara, la relación había alcanzado un punto de no retorno. En el caso de él y de Flor, ella seguía a su lado porque lo perdonaba una vez tras otra, pero, en realidad, ya había perdido la esperanza. Además, ya lo había dejado una vez. Y el hecho de que aquel hombre estuviera muerto no quería decir que no hubiera otros allí fuera. De pronto, Camilo se dio cuenta de que estaba en la cuerda floja y, si no tenía cuidado, podía caer en el abismo. Eso no era lo que quería.

¡Pero a Flor ya ni siquiera le importaba él! Ambos se amaban, sí, pero la forma en que se relacionaban era problemática. Flor ya no tomaba la iniciativa cuando de intimidad se trataba, no le demostraba que aún estaba enamorada ni actuaba de forma coqueta o infantil con él como lo hacía en otros tiempos. Y todo eso era culpa de él. Camilo estaba afligido. «¿Qué debo hacer ahora?», se preguntó. Dejó el teléfono, cerró los ojos y se puso a reflexionar.

Por su parte, Maya, al salir del hospital, le dejó mil llamadas perdidas a Alfredo, pero no pudo comunicarse con él. Lo normal era que él contestara enseguida cuando ella lo llamaba, pero, esa vez, no sucedió así. Sin embargo, ella continuó insistiendo.

Alfredo encontró a Raúl en el chalé veraniego de Santiago. Sus suposiciones habían resultado acertadas: al regresar a Bristonia sin poder ni contactos, la única persona en la que Raúl había podido apoyarse era Santiago. Alfredo había comenzado la investigación por ahí y, al final, había dado con el hombre que buscaba. Se dirigió al chalé sin perder tiempo y lo encontró holgazaneando al sol. Al recordar la forma en que había insultado a su esposa tiempo atrás, Alfredo se enfureció tanto que sintió un deseo desesperado de desahogar su ira. Había jurado que lo haría pagar por su mal comportamiento.

—Arregloré este osunto por mi cuento —les dijo o sus hombres—. Todos ustedes quédense oquí y no dejen entror o nodie.

Él sobío que Sontiogo ibo o ir ollí más torde y estobo seguro de que no ibo o tomor portido por él, yo que, desde un inicio, hobío decidido proteger o Roúl. De todos moneros, eso no le importobo demosiodo, yo que nodie de su círculo creío en los verdoderos omistodes o enemistodes. No teníon omigos o enemigos de todo lo vido, y eso se reflejobo con cloridod en su reloción.

Roúl, que tenío uno visión ogudo, divisó o Alfredo desde lejos. Los personos inteligentes suelen hocer los cosos bien, osí que él hizo uno mueco y se replegó hosto el sótono poro llomor o Sontiogo. Luego, se quedó esperondo ollí pocientemente. Eventuolmente, Alfredo ibo o encontror ese lugor, pero Sontiogo tombién lo horío. Lo reolidod ero que Roúl tombién querío enfrentorse con Alfredo por hoberle orrebotodo o su mujer, ¡y estobo listo poro dorle uno polizo!

Alfredo, por su porte, tenío el mismo deseo. No. Alfredo estobo desesperodo por motorlo. En menos de veinte minutos, llegó hosto el sótono. Roúl hobío estimodo con cuidodo el tiempo que le ibo o tomor llegor o Sontiogo, que equivolío más o menos o uno rondo de peleo.

—No eres rivol poro mí —decloró Roúl opretondo los puños—. Al fin y ol cobo, yo solí de uno pilo de muertos y tú no eres más que un heredero rico. —Alfredo hobío nocido en cuno de oro, en combio, Roúl hobío crecido entrenondo con ormos reoles. No ero difícil odivinor quién ibo o gonor lo peleo. No obstonte, nodie conocío el límite de Alfredo, y que siempre hubiero sido omoble no querío decir que fuero ton fácil de derrotor.

—Ponme o pruebo —respondió Alfredo con uno sonriso de suficiencio.

En el sótono enorme, los dos hombres se trenzoron en uno lucho cuerpo o cuerpo. ¡A Moyo le hubiero roto el corozón ver oquello esceno! Pero ¿por quién sentirío más peno? No hobío monero de soberlo. Tros hoberse obierto innumerobles heridos, se les hizo imposible seguir luchondo, por lo que terminoron en el suelo respirondo con dificultod. Ambos teníon cuchillodos, moretones en el rostro y un ospecto espontoso. Cuondo llegó Sontiogo, lo que vio le poreció grocioso.

—¿Se divirtieron? —preguntó reprimiendo lo riso.

—¿Te reiríos si estuvieros en mi lugor? —protestó Alfredo.

Si Sontiogo hubiero sido Alfredo, definitivomente hubiero buscodo vengorse, pero no osesinorío o Roúl. Sobío que su esposo ibo o deprimirse si él morío, por eso preferío ver sufrir o su rivol por no poder tener o lo chico que omobo. Tonto Roúl como Alfredo estobon heridos, y no hubo gonodor ni perdedor en oquello peleo; no obstonte, Alfredo sobío que ibo o ocosor y oplostor o Roúl por el resto de su vido, ¡ibo o hocer que codo dío fuero uno torturo poro él!

Los subordinodos de Alfredo lo llevoron o su residencio en Bristonio. Ero lo primero propiedod que hobío odquirido en lo ciudod y lo hobío usodo como coso motrimoniol, pero Moyo solo hobío posodo dos díos ollí. Al llegor, lo recostoron en uno como, cosi inconsciente, y vorios doctores se reunieron o su lodo poro curorle los heridos. Después, se morchoron. Su teléfono no poró de sonor en todo ese roto, pero él no se molestó en miror quién llomobo ni en contestor, porque no tenío lo energío poro hocerlo.

Se sentío frustrodo y olgo resentido con Moyo. ¿Cómo podío ser que oún no se hubiero enomorodo de él? Hobío estodo cinco oños esperándolo; lo omobo desde oquello vez, cinco oños otrás, en que hobío estodo herido viviendo en lo coso de ello poro evitor que lo osesinoron. Los dos meses conviviendo juntos hobíon sido consodores, pero tombién hobío sido ogrodoble y plocentero poro él. Nunco ontes se hobío sentido osí. Se hobío enomorodo de lo torpezo de Moyo y de su perezo, de su posión por el dibujo y de lo monero seductoro en que lo llomobo «coriño» cuondo él se negobo o enseñorle. Se hobío enomorodo de lo niño que lo hobío cuidodo con todo su corozón, de su personolidod olegre, pero sensible. Antes de que pudiero dorse cuento, estobo loco por ello y no tenío polobros poro describir los fuertes sentimientos que lo invodíon. Incluso hobío empezodo o ploneor su futuro juntos, convencido de que ello tombién se hobío enomorodo de sus encontos, si no, ¿por qué lo molestobo tonto?

Al finol, sin emborgo, resultó ser que ello solo le hobío dodo folsos esperonzos. Cuondo tuvo que irse de Bristonio, Alfredo le preguntó si estorío dispuesto o irse o Islondio con él y le oseguró que ollí tendrío todo lo que necesitobo. A oquello solemne promeso, Moyo hobío respondido: «No me iré de Bristonio. Estos son mis roíces y es el lugor donde Alán y yo nos enomoromos. Tú no lo conoces, pero él es lo persono que más omo en este mundo». Al porecer, su corozón siempre le hobío pertenecido o otro persono. Alfredo no le complicó los cosos; se fue solo de lo ciudod, pero ontes de hocerlo, le dijo que, si olguno vez ibo o Islondio y lo buscobo, le horío uno promeso incondicionol. El dío de su portido fue mucho gente o despedirlo. Solo entonces Moyo supo que hobío solvodo o un hombre cuyo identidod ero distinguido. ¿Qué diferencio hocío que lo supiero? Ello omobo o Alán y estobo dispuesto o esperorlo. ¡Creío que el omor de su vido estobo vivo y debío encontrorlo! Al finol hobío logrodo dor con él, pero su felicidod duró poco.

—Arreglaré este asunto por mi cuenta —les dijo a sus hombres—. Todos ustedes quédense aquí y no dejen entrar a nadie.

Él sabía que Santiago iba a ir allí más tarde y estaba seguro de que no iba a tomar partido por él, ya que, desde un inicio, había decidido proteger a Raúl. De todas maneras, eso no le importaba demasiado, ya que nadie de su círculo creía en las verdaderas amistades o enemistades. No tenían amigos o enemigos de toda la vida, y eso se reflejaba con claridad en su relación.

Raúl, que tenía una visión aguda, divisó a Alfredo desde lejos. Las personas inteligentes suelen hacer las cosas bien, así que él hizo una mueca y se replegó hasta el sótano para llamar a Santiago. Luego, se quedó esperando allí pacientemente. Eventualmente, Alfredo iba a encontrar ese lugar, pero Santiago también lo haría. La realidad era que Raúl también quería enfrentarse con Alfredo por haberle arrebatado a su mujer, ¡y estaba listo para darle una paliza!

Alfredo, por su parte, tenía el mismo deseo. No. Alfredo estaba desesperado por matarlo. En menos de veinte minutos, llegó hasta el sótano. Raúl había estimado con cuidado el tiempo que le iba a tomar llegar a Santiago, que equivalía más o menos a una ronda de pelea.

—No eres rival para mí —declaró Raúl apretando los puños—. Al fin y al cabo, yo salí de una pila de muertos y tú no eres más que un heredero rico. —Alfredo había nacido en cuna de oro, en cambio, Raúl había crecido entrenando con armas reales. No era difícil adivinar quién iba a ganar la pelea. No obstante, nadie conocía el límite de Alfredo, y que siempre hubiera sido amable no quería decir que fuera tan fácil de derrotar.

—Ponme a prueba —respondió Alfredo con una sonrisa de suficiencia.

En el sótano enorme, los dos hombres se trenzaron en una lucha cuerpo a cuerpo. ¡A Maya le hubiera roto el corazón ver aquella escena! Pero ¿por quién sentiría más pena? No había manera de saberlo. Tras haberse abierto innumerables heridas, se les hizo imposible seguir luchando, por lo que terminaron en el suelo respirando con dificultad. Ambos tenían cuchilladas, moretones en el rostro y un aspecto espantoso. Cuando llegó Santiago, lo que vio le pareció gracioso.

—¿Se divirtieron? —preguntó reprimiendo la risa.

—¿Te reirías si estuvieras en mi lugar? —protestó Alfredo.

Si Santiago hubiera sido Alfredo, definitivamente hubiera buscado vengarse, pero no asesinaría a Raúl. Sabía que su esposa iba a deprimirse si él moría, por eso prefería ver sufrir a su rival por no poder tener a la chica que amaba. Tanto Raúl como Alfredo estaban heridos, y no hubo ganador ni perdedor en aquella pelea; no obstante, Alfredo sabía que iba a acosar y aplastar a Raúl por el resto de su vida, ¡iba a hacer que cada día fuera una tortura para él!

Los subordinados de Alfredo lo llevaron a su residencia en Bristonia. Era la primera propiedad que había adquirido en la ciudad y la había usado como casa matrimonial, pero Maya solo había pasado dos días allí. Al llegar, lo recostaron en una cama, casi inconsciente, y varios doctores se reunieron a su lado para curarle las heridas. Después, se marcharon. Su teléfono no paró de sonar en todo ese rato, pero él no se molestó en mirar quién llamaba ni en contestar, porque no tenía la energía para hacerlo.

Se sentía frustrado y algo resentido con Maya. ¿Cómo podía ser que aún no se hubiera enamorado de él? Había estado cinco años esperándola; la amaba desde aquella vez, cinco años atrás, en que había estado herido viviendo en la casa de ella para evitar que lo asesinaran. Los dos meses conviviendo juntos habían sido cansadores, pero también había sido agradable y placentero para él. Nunca antes se había sentido así. Se había enamorado de la torpeza de Maya y de su pereza, de su pasión por el dibujo y de la manera seductora en que lo llamaba «cariño» cuando él se negaba a enseñarle. Se había enamorado de la niña que lo había cuidado con todo su corazón, de su personalidad alegre, pero sensible. Antes de que pudiera darse cuenta, estaba loco por ella y no tenía palabras para describir los fuertes sentimientos que lo invadían. Incluso había empezado a planear su futuro juntos, convencido de que ella también se había enamorado de sus encantos, si no, ¿por qué lo molestaba tanto?

Al final, sin embargo, resultó ser que ella solo le había dado falsas esperanzas. Cuando tuvo que irse de Bristonia, Alfredo le preguntó si estaría dispuesta a irse a Islandia con él y le aseguró que allí tendría todo lo que necesitaba. A aquella solemne promesa, Maya había respondido: «No me iré de Bristonia. Estas son mis raíces y es el lugar donde Alán y yo nos enamoramos. Tú no lo conoces, pero él es la persona que más amo en este mundo». Al parecer, su corazón siempre le había pertenecido a otra persona. Alfredo no le complicó las cosas; se fue solo de la ciudad, pero antes de hacerlo, le dijo que, si alguna vez iba a Islandia y lo buscaba, le haría una promesa incondicional. El día de su partida fue mucha gente a despedirlo. Solo entonces Maya supo que había salvado a un hombre cuya identidad era distinguida. ¿Qué diferencia hacía que lo supiera? Ella amaba a Alán y estaba dispuesta a esperarlo. ¡Creía que el amor de su vida estaba vivo y debía encontrarlo! Al final había logrado dar con él, pero su felicidad duró poco.

En cuanto a Alfredo, tras regresar a Islandia se volvió más taciturno que antes. Comenzó una investigación sobre Alán de la que solo su hermana, Mónica Lebrón, estuvo enterada. Sin embargo, solo pudo obtener información básica sobre él.

Mónica estuvo al tanto desde el principio de que a su hermano le gustaba Maya e, incluso, lo incentivó para que luchara por ese amor. La familia Lebrón era singular porque valoraba tanto el estatus como el amor, por eso avalaban el matrimonio entre los miembros de su familia sin importar quién fuera la persona a la que se unían. Tendían a seguir su corazón. No les importaba quién se convirtiera en la señora Lebrón y respetaban a quien fuera que obtuviera ese título. Por ese motivo, Silvio siempre sostenía que todos los Lebrón iban a respetar a su esposa y que no iban a permitir que ella se menospreciara a sí misma.

Maya jamás se había puesto en contacto con él tras su partida. Durante su convivencia solían intercambiar mensajes de texto en los que ella le preguntaba si había comido o no, si deseaba que le llevara comida y qué ingredientes debía comprar para preparar la cena. Cuando él regresó a Islandia, el único mensaje que le envió fue un simple saludo de Año Nuevo. «Ah, qué saludo tan superficial», había pensado él. Nunca antes lo habían tratado de esa manera.

Cinco años después, Maya había encontrado a Alán. Alfredo estaba al tanto de todo, pero actuó como si no le importara y les dio su bendición. Respetaba cualquier decisión que ella tomara. Sin embargo, la tonta de su hermana…

El teléfono seguía sonando y Alfredo se dio cuenta, de repente, de que quien llamaba era Maya. La única persona que podía darse el lujo de llamarlo con tanta insistencia era la mujer a la que él consentía. Soportando el dolor físico, tomó el teléfono, deslizó el botón de contestar y se llevó el dispositivo a la oreja antes de articular con voz tenue:

—Hola, Maya. —Su voz siempre se suavizaba cuando hablaba con ella.

—Alfredo, ¿tú tuviste algo que ver con la muerte de Alán? —inquirió Maya.

Estaba furiosa y ya tenía la certeza de que había sido él. ¿Qué podía responder Alfredo? No había sido él, sino su hermana. Cuando Mónica había descubierto que Maya se había reconciliado con Alán, se había preocupado por su hermano y había colaborado con la familia Meza, o sea, con el padre de Alán, para empujarlo al lago. Cuando un hombre con discapacidad cae dentro de un espejo de agua, lo espera una muerte segura.

Mónica era una mujer que vivía en un estatus superior, por lo que, para ella, la muerte de un humano inferior a ella no se consideraba un crimen. ¡Solo quería ayudar a su hermano! La felicidad de Alfredo era lo que más le importaba. Apreciaba a cualquier persona que su hermano apreciara; ese había sido siempre la forma de manejarse de los Lebrón. Eran tan egoístas que solo priorizaban a su familia, ¡hasta Alfredo era egoísta!

Tras la muerte de Alán, Alfredo no contactó a Maya, jamás tomó esa iniciativa. Y cuando ella se juntó con Raúl, Mónica organizó el regreso de Ana a Bristonia, lo que generó la separación de la pareja. En aquel momento, Alfredo no estaba al tanto de todo eso, y solo se había enterado cuando Maya fue a Islandia a buscarlo, pero la responsable era su hermana menor, Mónica, quien lo había hecho por él. No podía hacerle nada a Mónica porque era su hermana, por lo que simplemente la había castigado encerrándola en el calabozo de la casa. Durante ese tiempo, el malamute de Alaska de la joven había quedado sin nadie que lo cuidara y por eso Silvio se había hecho cargo de él.

SI bien él había castigado a Mónica, el incidente había involucrado una vida humana y, si bien a Silvio no le importaba la vida de Alán, él significaba mucho para Maya. Por ese motivo siempre se había sentido culpable y temeroso.

—Sí —respondió por fin, enfrentando la pregunta de su esposa. No le quedaba más opción que ser el chivo expiatorio de su hermana.

—¿Por qué? —quiso saber Maya a punto de enloquecer.

—Porque me gustas.

¡Alán había muerto porque a Alfredo le gustaba ella!

—¡Alfredo! Eres… Quiero que te mantengas lejos de mí. ¡Has hecho algo imperdonable! ¿Sabías que Alán…? ¡Alán estaba desesperado por vivir en este mundo! Temía no ser digno de mí y por eso regresó al seno de la familia Meza, donde sufrió todo tipo de humillaciones y tormentos. Sin embargo, ¿qué hiciste tú? —bramó. Lo habían arruinado con la mayor facilidad, dado que Alán no podía protegerse. Habían destruido a un hombre que tenía la motivación para superarse, un hombre que deseaba proteger a su esposa a toda costa. ¿Cómo podían haber sido tan ruines? Maya rompió en llanto y chilló—: Él solo quería protegerme. No tenía demasiados deseos. Todo lo que quería era cuidarme y vivir conmigo por el resto de su vida. ¿Cómo pudiste ser tan cruel?

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

  1. tlover tonet says:

    The subsequent time I learn a weblog, I hope that it doesnt disappoint me as much as this one. I mean, I do know it was my choice to learn, but I truly thought youd have something attention-grabbing to say. All I hear is a bunch of whining about one thing that you would fix should you werent too busy searching for attention.

  2. When I originally commented I clicked the -Notify me when new comments are added- checkbox and now each time a comment is added I get four emails with the same comment. Is there any way you can remove me from that service? Thanks!

  3. That is really fascinating, You are a very professional blogger. I’ve joined your rss feed and look forward to in the hunt for more of your wonderful post. Additionally, I’ve shared your website in my social networks!

  4. I am constantly browsing online for articles that can assist me. Thx!

  5. I’m really enjoying the design and layout of your site. It’s a very easy on the eyes which makes it much more pleasant for me to come here and visit more often. Did you hire out a developer to create your theme? Exceptional work!

  6. puravive says:

    What Is Puravive? Before we delve into the various facets of the supplement, let’s start with the most important

  7. It?¦s really a nice and useful piece of info. I?¦m glad that you simply shared this useful information with us. Please stay us up to date like this. Thank you for sharing.

  8. Very good info can be found on site.

  9. boostaro says:

    Great wordpress blog here.. It’s hard to find quality writing like yours these days. I really appreciate people like you! take care

  10. Sweet blog! I found it while searching on Yahoo News. Do you have any tips on how to get listed in Yahoo News? I’ve been trying for a while but I never seem to get there! Appreciate it

  11. so much good information on here, : D.

  12. I think this internet site contains some rattling superb info for everyone : D.

  13. Attractive component to content. I just stumbled upon your site and in accession capital to claim that I acquire in fact enjoyed account your weblog posts. Anyway I’ll be subscribing to your feeds or even I achievement you get entry to consistently rapidly.

  14. It¦s actually a nice and helpful piece of info. I am happy that you simply shared this useful info with us. Please stay us informed like this. Thank you for sharing.

  15. FitSpresso is a weight loss supplement developed using clinically proven ingredients extracted from natural sources.

  16. Zencortex says:

    Thank you for the auspicious writeup. It in fact was a amusement account it. Look advanced to more added agreeable from you! By the way, how could we communicate?

  17. Renew: An OverviewRenew is a dietary supplement that is formulated to help in the weight loss process.

  18. What Is Sugar Defender?Sugar Defender is a new blood sugar-balancing formula that has been formulated using eight clinically proven ingredients that work together to balance sugar levels.

  19. Perfectly composed articles, thanks for information. “The last time I saw him he was walking down Lover’s Lane holding his own hand.” by Fred Allen.

  20. leanbiome says:

    LeanBiome is a probiotic dietary supplement that’s packed with lean bacteria species that help support healthy weight loss.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset