Te regalo toda una vida de amor Capítulo 238

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 238
La madre de Santiago ya me había dicho un par de veces que me parecía mucho a mi madre. Al mirarla de frente, sentí que veía a mi yo del futuro. Estaba casi convencida de que así es como me vería dentro de al menos unos diez años. Me adelanté y me senté al lado opuesto de ella.

—¡Traje a Regina para que la conocieras, justo como me lo habías pedido! Ustedes platiquen un rato. Iré a mi habitación a cambiarme el atuendo. Regreso en breve —dijo con consideración.

Tras su retirada, José y los otros guardaespaldas se quedaron a mi lado. Entonces, mi madre me acercó una taza de café.

—Puedes pedirles que tomen distancia —me dijo.

Le hice una señal a José con la cabeza y pusieron una distancia de unos 10 metros entre nosotros. Una vez que éstos estaban lejos, la mujer elegante comenzó a hablarme con un tono tranquilo.

—Esta es la primera vez que nos vemos desde que nos separaron.

«¿Está queriendo decir que no me había visto desde que me donó el riñón?», me pregunté. Ella siguió hablando mientras yo solo apretaba los labios sin decir ni una sola palabra.

—Te he extrañado mucho y he pensado en traerte a casa para cuidar de ti… Pero cada que recuerdo a tu padre… Él me mintió y arruinó mi visión del amor. Mi odio por él fue tal que me constaba tenerte conmigo. Lo lamento —explicó.

Su voz, fuera al hablar del odio hacia mi padre o al decir que me extrañó, se mantuvo con el mismo tono de calma. Podría decirse que no había emoción alguna detrás de sus palabras.

—No importa —murmuré.

—A pesar de que esta es la primera vez que nos vemos en mucho tiempo, pareces muy tranquila —comentó.

—Tú no te quedas atrás —dije mientras observaba mi taza de café.

Ella solo respondió con una sonrisa.

—Somos muy parecidas.

Yo no dije nada después de esto.

—La razón por la que le pedí a Eric que te trajera es porque he estado pensando en que tú podrías hacerte cargo de todos mis negocios en Bristonia y Finlandia —dijo.

—¿A qué se debe tanta generosidad? —pregunté con una sonrisa.

—Solo tengo una hija —respondió.

—Eric también te considera su madre —dije.

La expresión en su rostro se volvió suave ante la mención de Eric.

—Él solía ser un chico muy débil, por lo que me encargué de cuidar de él. Sólo me llama madre por la cercanía que nos une —explicó.

—Si ese es el caso, puedes pasarle todos tus negocios a él —respondí al tiempo que me ponía de pie para retirarme.

Ella se sorprendió por mi respuesta y me llamó alzando la voz.

—Regina.

Yo me mantuve de espaldas hacia ella y dije tranquila:

—El dinero nunca ha sido una prioridad para mí. Ni siquiera quiero el dinero que me ofrece la familia Genova. Solo lo tomé porque me vi forzada a hacerme cargo del dinero de Santiago.

—Déjame ver si lo entiendo. ¿Dices que toda esta fortuna no te pertenece solo porque no la quieres? —preguntó de manera amable.

—Además de la sangre, ¿Qué otra cosa compartimos? ¿De verdad me ves como tu hija? —pregunté.

Yo no era más que la heredera de su fortuna en papel y nada más. Ni siquiera parecía feliz de verme. Se quedó boquiabierta ante mi pregunta. Me di media vuelta y observé la consternación en su rostro.

—Ya debería retirarme —dije al tiempo que intentaba contener la frustración dentro de mí.

Mi viaje a Francia había sido en vano.

—Regina —dijo con tono amable— Eres mi hija, pero fuera de eso no sé si hay otra cosa que nos una —respondió de manera honesta.

Yo no dije otra palabra y, después de esto, me retiré del castillo junto con José y el resto de los guardaespaldas. Al llegar al helicóptero, José me cuestionó:

—Señorita, no parece muy contenta.

—A ella jamás le agradó la idea de tenerme, José —respondí.

—¿Está hablando de la duquesa, señorita? —preguntó José titubeante.

«No necesito de una madre como ella», pensé. No sabía cómo responder la pregunta de José y no quería mostrarme vulnerable ante él.

Una vez sobre la frontera de Francia, envié un mensaje de texto a Santiago.

«Llegaré a Espoo en un par de horas» escribí.

No recibí ninguna respuesta de su parte, por lo que también envié un mensaje a Dante y a Lucas, pero ninguno me respondió. Era como si hubieran desaparecido de la faz de la Tierra. Algo no se sentía bien y este sentimiento solo acrecentaba conforme esperaba por sus respuestas. Después de un par de horas, aterrizamos en Espoo.

La zona estaba en completa oscuridad. José presentía que había peligro cerca , por lo que se mantuvo frente a mí y ordenó a los veintitrés guardaespaldas que me rodearan. De pronto, se oyó una gran explosión en la entrada del chalé y la onda expansiva nos lanzó por el aire, golpeando mi cuerpo al caer contra el suelo. De inmediato, José me tomó del brazo y comenzamos a correr. El resto de los guardaespaldas se quedaron detrás para controlar la situación, pero al voltear, los vi colapsar uno a uno frente a mis ojos. Sentí náuseas y mi visión se oscureció. ¡Jamás había presenciado una escena tan sangrienta! José seguía jalándome y corrimos durante un buen rato hasta que me quedé sin aliento. Tan pronto nos detuvimos, no pude evitar comenzar a vomitar.

Una vez que pude tranquilizar mi estómago, José nos llevó a un área boscosa. Estaba nevando en Finlandia, por lo que podríamos escondernos tras los montículos de nieve. Desde nuestra posición, vimos a algunos hombres con rifles en las manos patrullando el área. La tensión era tanta en ese momento que no me atrevía ni a respirar.

Cuando ya estaban muy cerca de nosotros, José de pronto se puso de pie para distraerlos y estos comenzaron a perseguirlo. Por mi parte, me mantuve escondida detrás del frío montículo de nieve hasta que ya no pude soportar el frío, pero, al ver sobre el montículo, me encontré con un par de ojos verdes. Parecían los de una serpiente lista para atrapar a su presa.

—¿Quién eres tú? —pregunté impotente.

—¿Quién soy? Soy un buen amigo de Santiago —respondió el hombre hablando el idioma local con soltura, aunque no tenía apariencia de local.

Intenté contener el pánico que sentía lo mejor que pude al tiempo que seguía cuestionándolo:

—¿Qué relación tienes con Santiago y por qué estás tras de mí?

En otro momento, hubiera podido mantener la calma sin importar la situación puesto que confiaba en que Santiago aparecería para salvarme. «Pero… ¡¿Cómo podría mantener la calma después de ser testigo de cómo estas personas mataron a mis hombres?!».

El pánico comenzó a tomar control sobre mí al oír al hombre ordenar a sus subordinados que me ataran. Tras esto, me llevaron ante él y este me acarició la mejilla.

—Vaya que eres linda. Eso explica por qué Santiago no tiene ojos para otra mujer.

Los rasgos físicos de este hombre frente a mí eran bien definidos y memorables. Era relativamente guapo y tenía una barba incipiente en la parte inferior de la barbilla que lo hacía parecer más varonil. Su apariencia concordaba con su naturaleza violenta; era como un predador listo para su banquete.

—¿Por qué me estás secuestrando? —pregunté y me mordí los labios del miedo.

La familia Genova tenía mucho poder en Finlandia, así que mis únicas opciones eran que José hubiera logrado escapar y me salvara o que el resto de la familia Genova se diera con mi ubicación.

—Dimitri, debemos irnos —dijo el hombre a su lado— Es de la familia Genova, lo que quiere decir que no tardan en enviar a sus hombres por ella. Hay que llevarla al cuartel.

Supuse que el hombre frente a mí era Dimitri. Este solo me observó con ojos brillantes e ignoró las palabras del otro hombre.

—Tráeme ropa. Voy a vestirla yo mismo.

—¿Qué es lo que intentas hacer? —pregunté con el rostro pálido.

Dimitri le dio su arma al hombre que estaba a su lado y me quitó la ropa dejándome completamente desnuda ante él sus hombres mientras él observaba mi cuerpo con detenimiento…

—¡Basta! —grité y le lancé una mirada furiosa.

—¡Ja! ¿Me estás dando órdenes? —bufó.

—Soy la cabeza de la familia Genova. ¡Si algo me pasa, estarás muerto! —advertí.

—Y yo soy un criminal. ¡No me importa mi vida! Además, ¡no me importaría morir en los brazos de una señorita tan hermosa como la chica de Santiago!

Su manejo del idioma era muy bueno.

De pronto, me tomó del brazo y me jaló hacia él. ¡No sabía qué hacer y solo me sentía humillada y violada!

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
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  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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