Te regalo toda una vida de amor Capítulo 227

Las palabras de Lucas resonaron en el lugar y me estrujaron el corazón. Un chillido se escuchó dentro de mi cabeza y de repente recordé el mensaje de texto que Alison me envió durante el día.

«¡Jamás pensé que esas amenazas serían reales o que ella tuviera el valor de hacer eso! ¡En lugar de armar un escándalo, ella decidió suicidarse luego de que Santiago y yo anunciáramos nuestro compromiso!».

Agaché la cabeza y miré con nervios al hombre a mi lado. En ese momento, sus ojos estaban apagados, aunque algo nublados debido a la noticia. Por su parte, Lucas, con lágrimas deslizándose y con dificultad para hablar, informó:

—De acuerdo con Carolina, la señora Genova se suicidó en la mansión Genova.

Santiago dio la vuelta de inmediato y se marchó. Cuando vi esto, de inmediato lo seguí hacia el primer piso. En cuanto salió del chalé, se dirigió hacia su Bentley negro. Lucas y Dante también se subieron al carro.

Mientras tanto, yo me quedé parada en la puerta, llamando a Santiago, preocupada. No ayudó en nada que él solo me lanzara una mirada de reojo, en donde pude notar lo perturbado que estaba. No obstante, él se controló de inmediato y cerró sus ojos antes de respirar profundamente. Al final, me dijo:

—Espérame en Eldamia.

A pesar de que Santiago no era el hijo biológico de Alison, él sentía cierto grado de afecto familiar por ella. Como su prometida, deseaba estar a su lado y acompañarle, sobre todo en este momento, pero Santiago no pensaba igual que yo. Era obvio que él no estaba dispuesto a que yo lo acompañara, así que no importaba cómo me sintiera en este momento. Retrocedí un paso y, con un tono obediente, contesté:

—Está bien. Te esperaré en casa.

—Santiago, ella es tu prometida ahora. —Dante intervino por mí, tratando de apoyar mi postura. —Sin importar lo que pasé, ustedes deben afrontarlo juntos. ¿Por qué no dejas que te acompañe a la mansión Genova?

Como era de esperarse, Dante era la persona con más madurez emocional de los tres y era el que mejor me entendía de todos. No obstante, Santiago solo lo ignoró antes de dirigirse a Lucas y ordenarle:

—Lucas, encargarte de manejar. ¡Llévanos a la mansión Genova!

—Él tiene otras cosas en mente. —Me consoló Emilia cuando notó que me quedé congelada debido a su rechazo.

«De hecho, no puedo culpar a Santiago», pensé, asintiendo. «Más bien, puedo entender por qué actúa así. Después de todo, Alison me odiaba más que a cualquier otro y, ahora, se suicidó solo porque nos comprometimos. Esto lo hizo para demostrar a Santiago su rechazo hacia nuestro compromiso, ¡usando su propia vida! Es claro para mí que ella logró su objetivo. De repente, hay un abismo entre Santiago y yo. Aunque Santiago tiene dos madres, ¿cuál fue la que se suicidó entonces?».

Mi teléfono decidió sonar en ese momento mientras seguía confundida y absorta en mis pensamientos. Era un número desconocido, pero mi mente lo analizó y llegué a la conclusión de que el código del área pertenecía a Eldamia. Caminé hacia el chalé y me senté en la mesa del comedor para contestarlo.

—Hola, ¿quién habla?

—Soy yo, Carolina.

Escuché una voz gentil y agraciada del otro lado de la línea. Ella acababa de hablar con Lucas hace poco. Fingí demencia y pregunté:

—¿A qué debo este placer?

—Vi la publicación de Santiago en su Twitter —contestó sin dudarlo.

«¿Es por eso? ¿De verdad me habló solo por esto?». Aun así, me quedé callada, sin contestarle.

—Yo supe de su existencia desde que era una niña, pero jamás tuve la oportunidad de conocerlo hasta que regresó a la residencia Genova cuando tenía veinte años. Fue en ese momento que vi con primera vez cómo era mi futuro esposo. ¡Era atractivo y alto, aunque despiadado! Para ser honesta, no me importaba que él fuese cruel conmigo. Todo lo que me importaba era que yo pudiera ser su esposa. Por obvias razones, tu existencia alteró todo.

Carolina aprovechó mi silencio para hablar. Continuó divagando, pero su tono estaba lleno de envidia.

—Cuando vi cómo te sostuvo entre sus brazos aquella noche lluviosa frente a la residencia Genova, fue la primera vez que lo vi cuidar de alguien de una forma tan gentil. También fue la primera vez que me di cuenta de que él no era tan despiadado o descorazonado como pensé que era. Solo era que él no sentía nada por mí. ¡A partir de entonces, supe desde lo más profundo de mi corazón que había perdido todo!

Para entonces, Emilia se había subido a la cabina para acostarse y disfrutar de la noche y la luna. Incluso estaba jugando en su celular. Le lancé una mirada antes de bajar mi volumen y contestar con un tono indiferente.

—No me marcaste solo por esto, ¿verdad?

—Regina, él siempre fue una persona discreta, pero ahora está siendo muy abierto cuando se trata de mostrar su afecto hacia ti. Te anunció como su prometida frente a todos los internautas de la red e incluso te prometió una fecha para la boda.

A Carolina se le rompió la voz mientras continuó hablando por el teléfono.

—Tengo tanta envidia de ti. ¡Odio que hayas logrado obtener su atención y recibir su afecto, aunque yo no sea inferior a ti! ¡Llegué a su vida antes que tú e incluso tengo la aprobación de toda la familia Genova! ¿¡De qué derecho gozas!? ¿¡Cómo pudiste robarme mi lugar y llevarte al hombre que amo lejos de mí!? ¡Lo amo! ¡No sé qué haré con mi vida si no me caso con él! ¡Desde que era pequeña, me entraron para ser una buena esposa para él! Así que dime: ¿¡Qué soy sin él!?

Ella continuó desahogando sus sentimientos durante toda la llamada. A juzgar por cómo no me dejó decir ni una sola oración, ella estuvo guardando todo esto por mucho tiempo. Ni una sola vez mencionó la muerte de la madre de Santiago. Pese a todo, no podía hacerla a un lado sin más. Después de todo, ella era una mujer en una situación muy penosa: una mujer con un pensamiento antiguo y bajo la dirección de la familia Genova, lo cual era impactante teniendo en cuenta que estábamos en pleno siglo veintiuno.

Alcé la mirada cuando noté a Carlos acercándose hacia mí desde la lejanía. Pensé por un momento antes de contestarle a Carolina.

—No deberías usar a Santiago para medir tu propia valía. Además, el amor no es algo que te ganes solo porque llegaste primero. No estoy segura cómo fue que él se fijó en mí, pero me ama y yo lo amo. ¡Sin importar nada, seguiremos juntos por cualquier altibajo que pasemos! Carolina, todavía eres joven y brillante. Estoy segura de que conocerás a alguien mejor que Santiago en un futuro, aunque primero debes aprender a dejar ir y seguir adelante. ¿Quién sabe? Tal vez encuentres un mejor futuro.

—Regina, la señora Genova falleció. —Carolina soltó de repente después de quedarse callada por mis palabras.

—¿Cuándo pasó? —Pretendí no saber sobre esto y fingí estar preocupada.

—Hace poco. La noticia sobre tu compromiso con Santiago lo detonaron. Santiago siempre respetó a la señora Genova y ellos vivieron juntos por mucho tiempo en la residencia Genova. Ahora, por culpa de tu amor, él perdió a su madre. Aun a sabiendas de que tu relación con él continuará hiriendo a las personas a su alrededor, ¿seguirías con él? Lo harías, Regina, pero yo no soy tan cobarde como para rendirme después de un trago amargo. No trates de persuadirme. ¡No me rendiré, aun si ustedes son esposos en un futuro!

Para este punto, sentí que esta llamada entre nosotras ya no tenía ningún sentido. Pude sentir que perdía el interés con mucha rapidez, así que decidí terminar esta conversación unilateral sin demorar ni un segundo más.

«¿¡Qué quiere lograr cuando esta conversación solo se trata de mí escuchándola parlotear sobre su terca obsesión!?».

—¡Ya colgaré porque no tienes nada más que decir!

—Tú…

Carolina se sorprendió por mi repentina renuencia a continuar hablando, pero yo no dude y colgué. Para entonces, Carlos ya había llegado al chalé, así que aproveché y lo detuve para preguntarle:

—¿Por qué no consideras a Santiago como un enemigo ahora?

Yo estuve ahí cuando Carlos reprimió a Santiago con tanta crueldad, así que de verdad tenía mucha curiosidad por saber por qué estaba dispuesto a que Santiago entrara y saliera de Monte Amarillo como quisiera. Carlos me saludó y comenzó a explicarse con un tono respetuoso.

—Señorita, como le comenté, yo no soy más que una herramienta más para llevar a cabo los planes del señor Jaime. Una vez me retire, la familia Genova ya no será asunto mío. —Entonces hizo una pausa antes de suspirar. —Yo solo obedecía órdenes. Jamás pensé en el señor Genova como mi enemigo. Cuando acabe mi misión, el señor Genova seguirá siendo… Seguirá siendo un joven admirable.

—Yo te odié en ese momento —comenté, suspirando.

—Y puedo entender por qué —respondió con tranquilidad, sin inmutarse.

—Carlos, ¿cómo es la relación entre Santiago y la señora Genova?

Como él sabía casi todo sobre la familia Genova, me explicó:

—Ella era la única persona que el señor Genova podía confiar cuando todavía no regresaba a la residencia Genova. A pesar de que ella no era su madre biológica, lo trató con pura sinceridad por muchísimos años. Como el señor Genova jamás recibió afecto de su familia desde pequeño, fue natural que él sintiera que de verdad le importaba a la señora Genova. Señorita, ¿por qué me pregunta esto ahora?

—Por nada —contesté algo distraída, negando con la cabeza. En ese momento, me fui dando cuenta de lo grande que era este incidente.

«En el menor de los casos, no es una situación que Santiago y yo podamos resolver. Siempre nos quedaremos abrumados ante los grandes retos, aun cuando se trata de alguien tan fuerte como él. Me temo que nuestra relación…». De inmediato aparté esos pensamientos de mi mente.

—Señorita, sobre su compromiso con el señor Genova… ¿La señora Genova estuvo de acuerdo?