Te regalo toda una vida de amor Capítulo 224

—No sé, ¿tú sabes algo? —pregunté.

Tras oírme, Lucas respondió:

—Me enteré de que Santiago no pertenecía a la familia Genova cuando estuvimos en prisión, poco después me enteré por el señor Benavides que había intentado encontrar a sus padres biológicos, pero solo encontró algunas pistas y no tuvo éxito. Después de eso, se ocupó organizando unos negocios en Europa y se olvidó por completo de continuar con la investigación. Pero a mí me interesaba saber más, y no hace mucho encontré a sus padres, resultó ser que es miembro de una familia de emigrantes común y corriente.

Después me enteré de que Santiago había ido a Noruega porque quería buscar a sus padres biológicos, y Dante me engañó para que también fuera, así que, esa casa de madera seguramente sería el lugar de nacimiento de Santiago.

—¿Él lo sabe? —pregunté preocupada.

—Me da miedo que lo sepa —respondió Lucas con un largo suspiro.

—¿Por qué? —dije un tanto nerviosa.

—Es que esa pareja tiene otros tres hijos y dos hijas, la más pequeña de todos ellos solo tiene 9 años, los visité una vez y me di cuenta de que viven felices en familia, incluso traté de preguntarles sobre su pasado, y me confirmaron que habían tenido un hijo, pero que lo perdieron a los pocos días después de que nació. Cuando les pregunté qué harían si su hijo regresara, me dijeron que no tenían idea y que muy seguramente no podrían reconocerlo; en aquel entonces tuvieron a Santi cuando eran jóvenes y no estaban casados, así que el bebé era una carga y ni siquiera se molestaron en buscarlo, ni antes ni en los últimos años. Imagino que no querrán que los molesten.

Por lo que entendía, Lucas se lo había ocultado a Santiago porque no quería que se decepcionara de su propio pasado. Al final, no supe qué responder, pero Lucas me hizo prometer que no diría nada.

—No te guardaré rencor por lo que sucedió en el pasado, pero lo hago por Santiago.

—Gracias por entender, Lucas —dije entre risas.

—Otra vez estás bromeando —respondió él un tanto resignado.

Después de que platicar un rato más con él, regresé a la casa y Santiago ya estaba preparando camarones y cangrejo al vapor, así que me acerqué a él, y lo abracé por la espalda.

—Eres muy empalagosa —le dijo al darse cuenta de lo mucho que dependía de él.

—¿No te gusta que sea así? —le pregunté con una sonrisa.

—Ayúdame a ponerme el delantal —dijo cambiando de tema.

Normalmente me pedía mi ayuda, así que de inmediato lo hice y luego me dijo que saliera de la cocina y que lo esperara en el comedor; aun así, justamente como la persona empalagosa que era, todavía quería verlo, así que me entretuve un poco en la cocina hasta que terminó de cocinar. Después de comer me ofrecí para lavar los platos.

Luego de un rato, escuché unos ruidos que procedían de la sala, entonces salí discretamente de la cocina y me asomé, entonces miré que Joel venía entrando a la casa y cuando me vio, sonrió.

—Señor Genova, está todo listo —le dijo a Santiago.

—Bien, ¿a qué hora es el anuncio?

—A las 8 de la noche —respondió Joel de inmediato.

¿Qué se suponía que se iba a anunciar a las 8 de la noche?

—Muy bien, que el plan prosiga —dijo Santiago.

En eso, Joel se quedó para informarle sobre otras cosas a Santiago y yo regresé a la cocina para seguir lavando los platos, ya que el nuevo tema que estaban abordando no era mi interés. Una vez que terminé, Joel ya se había ido y Santiago estaba usando su computadora.

Entonces me acerqué y me senté a su lado, lo abracé y apoyé mi cabeza sobre su hombro; el hombre me miró sin dejar de trabajar y me preguntó:

—¿Estás cansada?

—No —respondí negando con la cabeza.

Así que él se quedó trabajando, yo me acosté en el sofá y me quedé dormida. Cuando desperté había pasado una hora completa, pero no podía ver a Santiago por ningún lado. Entonces me levanté y subí las escaleras, pero tampoco pude encontrarlo en el chalé; al final, decidí enviarle un mensaje de texto:

«Estoy en el centro de Eldamia», respondió.

Pensé en ir a buscarlo a la ciudad, pero en vez de eso tomé las llaves del auto y me dirigí a la empresa; esa era la segunda vez que visitaba el majestuoso edificio de la familia Genova, y Antonio se sorprendió al verme llegar.

—Señora, ¿por qué no me avisó que veía en camino?

—No te preocupes, solo vine a ver cómo estaban las cosas —respondí.

Entonces recordé lo que me había dicho Santiago y la importancia que tenía que aprendiera a manejar la empresa porque sería lo único que tendría en el futuro; y eso mismo me había dicho Cristóbal en su momento. Después de que Antonio se diera cuenta de mis intenciones, me llevó a dar un recorrido por la empresa para que me familiarizara con los departamentos. La industria de la familia Genova era muy basta, así que no logré aprender el nombre de todos los departamentos en la primera visita.

La institución central de la familia Genova era única ya que controlaba la influencia de toda la familia alrededor del mundo y sus conexiones, incluidos los conocimientos y el análisis fundamental del mundo. Además, recién había escuchado sobre unos comerciantes que solían ser políticos en el pasado y que no estaban muy involucrados en los negocios.

Desde que la influencia de Santiago había decaído hace más de seis meses, la familia Genova devoró básicamente a toda Europa y ascendieron desde ahí, convirtiéndose en grandes personas de negocios ocupando el segundo lugar después de Raúl, y yo apenas me enteré de esta institución ahora.

Me sorprendí al enterarme de todo eso y pregunté:

—¿Por qué no me dijo antes que la familia Genova tenía una institución central? ¿Y por qué no se mencionó en ninguna parte cuando me dieron la información?

—Señorita, la institución central de la familia Genova alberga cientos de años de poder y la herencia de la familia, y no lo mencioné porque usted conocía muy poco de la familia, además, el señor Carlos me dijo que fuera poco a poco con lo que le decía. Por eso yo decidí omitirlo, una disculpa, señorita, pero no se preocupe, todavía tiene bastante tiempo para seguir aprendido —aclaró el hombre con paciencia.

Claro que no lo culpé y me limité a decirle:

—Ya tenemos la información sobre los comerciantes, ¿pero y la información de Santiago en dónde está?

—No pudimos reunir todo —respondió Antonio.

—¿Por qué si la información de los comerciantes se actualizó rápidamente, la de Santiago todavía… Espera, ¿hay alguna razón para esto? —pregunté perpleja.

—No, no es así, es solo que el señor Genova siempre ha sido muy discreto.

—Entiendo. En ese caso, ya no tienes que investigar nada —dije.

—Eso no es correcto, señorita —me respondió sorprendido tras haberme escuchado.

A lo que suspiré y luego le expliqué:

—Antonio, esto es lo único que yo puedo darle, así que no te preocupes, te puedo asegurar que no le hará nada a la familia Genova.

Santiago conocía a la familia Genova como la palma de su mano, así que si tuviera el mínimo deseo de dañar a la familia, ya lo habría hecho, y la realidad es que sería muy difícil detenerlo, además, sabía que no era una persona que estuviera necesitada de poder, solo quería el control sobre su mundo para poder protegerse mejor.

—Entiendo, señorita —respondió Antonio.

—¿En dónde está Gabriel?

—El señor Reynosa está en un viaje de negocios. Aunque fue usted quien lo trajo e instruyó, no le puedo dar un alto rango porque causaría molestia entre los demás trabajadores, por eso lo tuve que mandar al extranjero, pero no se preocupe, señorita, cuando esté listo le prometo que será su mano derecha —respondió Antonio.

Asentí con la cabeza por la sabia decisión que había tomado y salí de la institución central. Cuando salí de la empresa de los Genova ya casi eran las 8 de la noche, pero antes de que pudiera subirme a mi auto, Antonio salió corriendo con una tableta y me dijo:

—Señorita, el señor Genova acaba de anunciar su compromiso con usted en las redes sociales, ¿responderá a esto la familia Genova?

Tras oírlo le quité la tableta y vi la publicación desde la cuenta de Santiago.

«El día 27 de noviembre del 201X a las 8 de la noche, la señorita Regina Esquivel y yo nos comprometimos, y realizaremos nuestra boda en el año 201X. ¡Hay que celebrar!».

La publicación era corta, pero demasiado fuerte, incluso etiquetó la cuenta oficial de la familia Genova en Twitter.

«¿Por qué no me dijo que lo haría?», me pregunté.

—Quiero que lo comportas en nuestra cuenta, pero primero tengo que pensar en lo que escribiremos. Antonio, lo amo, y cada una de sus palabras hizo que se me acelerara el corazón —dije.

Aunque solo habían sido pocas palabras.

—Señorita, si gusta puede compartirlo, pero le sugiero que no escriba nada todavía o que sea reservada con sus palabras, después de todo, usted es la imagen de la familia Genova.

«¿Quiere que sea más reservada?».

«Al igual que las montañas tienen árboles y los árboles tienen ramas, nosotros nos tenemos el uno para el otro, y lo sabes», escribí.

—Correcto, señorita, eso es reservado —comentó Antonio.

Cuando lo publiqué, Santiago me envió un mensaje.

«¿En dónde estás? El señor Benavides era por ti esta tarde».

«¿Por qué vendrá por mí el señor Benavides? ¿Acaso Santiago se me va a declarar?», pensé.