Te regalo toda una vida de amor Capítulo 18

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 18
—Finjamos que el romance nunca sucedió.

Incluso quería retractarse de ese amor de fantasía. Yo sonreí y respondí:

—Bien. Eso quiero también.

—Regina, la razón por la que acepté divorciarme de ti es porque le debo una boda a María y necesito cumplir mi promesa. No era mi intención lastimarte y lo siento. Si necesitas algo en el futuro, puedes comunicarte conmigo.

—¿Estás enamorado de mí, tu exesposa? —dije con desdén mientras le recordaba—. No tienes nada de que lamentarte. Tú no me quieres y eso es todo. No tengo ningún arrepentimiento. ¡No me digas que te arrepientes de divorciarte ahora, después de que te enamoraras de mí, y que comienzas a dudar de tu amor por María! Si ese es el caso, entonces eres una escoria que nunca queda satisfecho, Nicolás.

Hubo un breve silencio de parte de Nicolás antes de responder:

—No tienes por qué ser tan hostil, Regina. Admito que siento culpa sobre lo nuestro, pero eso no quiere decir que puedes hacer lo que tú quieras.

—Entonces, ¿qué es lo que intentas decir en esta llamada?

—Lo siento por el niño…

—Alto. No necesito tus disculpas. Deberías disculparte con mi hijo, no conmigo. Sé lo que estás pensando. Quieres disculparte conmigo y tener la consciencia limpia para casarte con María, ¿cierto?

Nicolás se quedó en silencio. Al final, terminé la llamada y apagué el teléfono antes de ponerlo en el bolsillo de mi abrigo. Luego de pensarlo por un momento, encendí mi teléfono para enviarle un mensaje a Nicolás.

«Está bien, te perdono. De ahora en adelante, cada quién irá por su propio camino. Tú puedes vivir con María y yo debo buscar una nueva vida»

Mis palabras eran demasiado formales y falsas. Quizás Nicolás no creería que mi disculpa era genuina. Pero, aparte del caso de Maya, no lo culpaba. Al final, solo podía culparme a mí misma.

«Yo misma me puse en esta situación, ¡así que me merezco todo!»

Exhalé y sentí cómo incrementaba el frío en mi cuerpo. No podía sostenerme y caí de rodillas en la playa. Las olas se apresuraron hacia mi cuerpo, pero, antes de que pudieran consumirme por completo, un par de brazos fuertes me cargaron y me abrazaron con fuerza. Al levantar la mirada y ver de quién se trataba, no pude evitar soltar lágrimas.

—Camilo, ¿por qué estás aquí en Bristonia?

El hombre frente a mí era guapo. Tenía las cejas marcadas y me observaba con sus ojos profundos. Mi madre lo había adoptado hace veinte años. Sin embargo, sus padres biológicos lo encontraron después y él regresó con ellos. Yo tenía solo ocho años cuando se fue y no lo había vuelto a ver desde entonces. Me comunicaba con él por videollamada, pero rara vez hablábamos. Por fortuna, lo reconocí a primera vista.

—Estoy de vacaciones, así que regresé a Bristonia a verte —dijo el hombre e hizo una breve pausa—. No te ves feliz.

—No. Estoy triste.

—Entonces ven a El Solar conmigo.

—No, gracias. Este es mi hogar.

—Bien. Te haré compañía por unos días.

—Claro. Gracias, Camilo.

Le agradecí a Camilo Norman, mi hermano adoptivo, por aparecer. Él me soltó y se agachó para que me subiera en su espalda. Puse mis brazos alrededor de su cuello de forma obediente y lo escuché preguntar:

—Te ves muy pálida. ¿Estás enferma?

—Sí, lo estoy —dije con sinceridad.

—¿Ya viste a un doctor? —preguntó con paciencia.

—Sí. Dijo que no hay cura.

—¿Qué enfermedad incurable es?

—Cáncer terminal.

Al escuchar eso, Camilo se quedó en silencio. Después, me llevó de regreso al chalé Esquivel, en donde hirvió agua y me consiguió medicamento. Luego de tragar las pastillas, me acosté en la cama y le pregunté:

—¿En dónde está mi cuñada? La última vez que escuché que la mencionaras, ella te estaba amenazando con divorciarse.

—Siempre hace eso y ya me cansé de ello. No te preocupes por ella. En este momento, debería estar más pendiente de ti. Dime, ¿por qué estás enferma? —dijo Camilo con un tono triste y lleno de incredulidad. Era difícil de aceptar, pero era la verdad. Traté de consolarlo al responder:

—Está bien. Sé que estás triste y no puedes aceptarlo en este momento. A mí también me tomó tiempo. Ahora, ya he aceptado mi destino por completo. No te sientas mal por mí o yo también me sentiré triste.

—Déjame cuidar de ti por ahora —respondió Camilo con impotencia.

—Gracias, Camilo.

Al día siguiente, me desperté gracias al dolor. Extendí mi mano para presionar mi estómago, me levanté y tomé dos pastillas analgésicas. Cuando el dolor disminuyó, fui al baño para ducharme. Después, me puse algo de maquillaje y bajé las escaleras.

Una vez en el piso de abajo, vi a Camilo preparando el desayuno en la cocina. Parecía que escuchó mi llegada, pues giró su cabeza para mirarme y su expresión indiferente se llenó de ansiedad y preocupación de repente.

—Gina, te está sangrando la nariz.

Al escucharlo, toqué mi nariz con la mano. Luego, sentí que mis piernas no podían sostener más mi cuerpo y caí sobre un par de brazos cálidos. Me sentía aturdida, pero levanté la mirada y dije:

—Creo que mi condición está empeorando. ¿Puedes llevarme al hospital?

Camilo me llevó al hospital y el doctor me dio anestesia. Después de un largo rato acostada en la cama, el dolor en mi cuerpo por fin había desaparecido. Cuando el doctor se fue, me puse mi abrigo y salí de la sala. Me encontré a Camilo sentado en una banca. Los ojos del hombre serio y arrogante estaban rojos.

—¿Estás llorando? —pregunté en voz baja.

En cuanto dije eso, Camilo desvió su mirada de inmediato.

—Niña tonta, ¿por qué te estás atormentando a ti misma? ¿Cómo se lo voy a explicar a tu mamá? ¿Por qué no me dijiste antes? Hubiera venido a Bristonia a cuidar de ti antes. No puedo imaginarme lo mucho que has sufrido sola. Debiste sentir mucha soledad e impotencia.

—Este es mi destino, Camilo. No tienes por qué sentirte triste.

—Ven aquí. Te llevaré hasta casa —susurró Camilo.

—Bien. Llévame a casa —dije mientras me acercaba a él con una sonrisa.

Volví a subirme en su espalda, puse mis manos alrededor de su cuello y cerré mis ojos. Camilo tomó mis piernas con firmeza y comenzó a andar. En cuanto llegamos a la entrada del hospital, escuché una voz desagradable llamar mi nombre mientras fingía sorpresa.

—Regina, ¿qué haces aquí? ¿Quién es este hombre?

Era María. Los enemigos siempre volvían a encontrarse. Sentía mucha pereza como para ponerle atención, así que cerré mis ojos y fingí que no la había escuchado. Al notar esto, Camilo planeaba ignorarla también y retirarse. Sin embargo, María no captó la indirecta y lo detuvo para preguntar:

—¿Quién eres tú? ¿Sabes quién es ella?

—No causes problemas, María —interrumpió una voz fría.

Cuando Camilo estaba por marcharse, esa misma voz fría le llamó:

—Señor Navarro, escuché que iba a venir a Bristonia, pero jamás pensé que lo conocería bajo estas circunstancias. ¿La señora Esquivel es su…?

—Señor Ferreiro, ella está enferma y no se siente bien. Si no es nada importante que deba decirme, voy a retirarme.

Camilo los miró con desdén y dijo:

—Me pregunto en qué está pensando. Se está preocupando por una mujer que es un chiste en comparación a mi Gina.

Él conocía un poco mi situación y era obvio que estaba hablando de María. No quería hablar con ellos, así que fingí que me había quedado dormida en su espalda. Cuando María escuchó las palabras humillantes de Camilo, no pudo evitar decir:

—¿De qué estás hablando? Si yo soy un chiste, ¡entonces ella es un payaso!

—¿Eh? —Camilo alzó sus cejas—. ¿Crees que eres mejor que ella?

Nicolás la detuvo antes de que pudiera decir algo y dijo:

—María, no digas nada, por favor.

—Debería enseñarle modales, señor Ferreiro —le recordó Camilo en un tono frío.

—Claro —respondió Nicolás con indiferencia.

Luego de eso, Camilo salió del hospital y regresó al chalé Esquivel. No sabía que Nicolás me había estado observando durante toda esa interacción e inconscientemente evité volver a encontrarme con él.

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.

capítulo del informe
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset