Te regalo toda una vida de amor Capítulo 176

Pedí un taxi de inmediato, pero una vez que estuve en el lugar me quedé de pie en la entrada, principalmente porque no estaba segura de cómo debía explicarle todo, sino también porque tenía mucho miedo de verlo frente a frente; no obstante, dentro de mí el deseo de encontrarlo y verlo era mucho más grande luego de no saber de él en tanto tiempo. Pasaron algunos minutos y de repente alguien salió y apunto su linterna en mi dirección, por instinto me cubrí los ojos ya que la luz me encandilaba y de pronto habló en sueco:

—¿Cómo te llamas?

Nuevamente me aferré con todas mis fuerzas al regalo que le había llevado a Santiago.

—Soy Regina Esquivel.

—¿A quién vienes a ver?

—A Santiago Genova —respondí casi en un murmuro.

Entonces el guardia de la prisión me dijo:

—No quiere verte.

Me quedé sin palabras ante su respuesta ya que jamás esperé que algo así me sucedería.

«¿Por qué no quiere verme?», pensé.

Sorprendida por el giró que había tomado la situación, tomé la muñeca del hombre y le supliqué con el poco conocimiento de sueco que tenía:

—¡Por favor, dígale que lo estaré esperando aquí afuera hasta que acepte verme! —Dicho esto, saqué algo de dinero de mi bolso y se lo di al guardia, quien lo aceptó sin problema e ingresó a la prisión.

Al estar afuera en el frío sentía como el miedo me consumía, ya que el simple hecho de pensar que no volvería a ver a Santiago me perturbaba, ya que no quería perderlo. Sin embargo, a pesar de que estuve esperando afuera no volví a ver al guardia; miré mi reloj y cuando las manecillas llegaron al número 12, dije con lágrimas en los ojos:

—Feliz cumpleaños, Santiago —fue casi como un murmuro que se perdía en la pesada nieve.

Entonces me giré para irme en dirección al chalé en Ansonia. Al llegar, el porche estaba cubierto de nieve y las ramas de los árboles parecían estar a punto de quebrarse debido a la intensa nevada que había caído sobre ellas. Atravesé el campo de nieve para dejar el regalo que había traído para Santiago en el umbral del lugar, pues ya ni siquiera me sentía con derecho a entrar.

—Lo siento tanto, esto es culpa mía —dije en voz baja y luego me fui hacia el aeropuerto.

Compré los boletos de avión para el único vuelo que había de regreso a Bristonia, el cual era a las 3 de la madrugada y tras 5 horas de viaje, por fin llegué a la ciudad. Luego tomé un taxi a Eldamia, pues temía que Nicolás pudiera encontrarme; estando ahí, me di cuenta de que Lucas, Joel y Dante habían cortado cualquier tipo de comunicación conmigo porque mis llamadas no entraban; en el fondo de mi corazón, sabía que estaban del lado de Santiago. Siempre me habían respetado porque él me quería, pero estaba claro que cuando hiciera algo en su contra, se alejarían de mí e incluso cortarían lazos conmigo porque sería su enemigo.

Después de encerrarme en mi departamento por cinco días consecutivos, Lucas me llamó. Estaba tan disgustada por todo lo que había sucedido en los últimos días que en cuanto respondí, le dije:

—¡Lucas, en serio yo no hice nada!

Sin embargo, no me escuchó.

—¿Crees que eso importa? —Por la manera en que respondió, me di cuenta de que ya sabía que Santiago no había querido verme cuando lo visité en Finlandia. Ellos siempre estarían con Santiago, por eso su cambio de actitud, ya que no les molestaba lo que sucediera conmigo.

Reprimí todo lo que sentía antes de preguntar:

—¿Necesitas algo?

—La influencia de Santi se ha visto afectada en todo el mundo, no solo los Genova están tras de él, también Raúl y otras familias quieren hacerlo pedazos —respondió con rigidez al otro lado de la línea.

Cuando el más fuerte de la manada era herido, otros seres del reino animal aprovecharían la oportunidad para lastimarlo, ya fueran herbívoros o carnívoros, todos y cada uno de ellos se abalanzarían sobre el otro hasta que muriera.

Me tapé la boca tratando de no llorar cuando Lucas comenzó a relatar el pasado de Santiago:

—Cuando Santi dejó a los Genova, pasó una vida triste pidiendo ayuda a la familia Hayes, apenas y podía valerse por sí mismo. Esa fue la primera vez que asesinó a alguien, y solo tenía 14 años. En aquel entonces se unió a una pandilla de Europa y era hostigado por su edad, por lo tanto, siempre se contuvo y jamás se defendió. Todos, incluido el jefe de la pandilla, lo miraban como alguien débil y en más de una ocasión le escupió y menospreció diciéndole que era repugnante, un idiota, y lo amenazaba con pelear contra él. La realidad es que el jefe tenía la intención de matar a Santi durante una pelea, pero Santi fue el vencedor. En ese momento cometió su primer asesinato y todo comenzó; ¿sabes que hizo? Decapitó al jefe a pesar de que este ya estaba al borde la muerte.

Siempre había querido saber sobre el pasado de Santiago, porque no podía imaginar todas las adversidades que tuvo que pasar para convertirse en el hombre apático y sin emociones que era hoy en día, pero él jamás me habló de estas historias, por ende, me era complicado derribar el muro invisible que había entre los dos. Ahora, por fin alguien más me había hablado sobre su pasado, pero lo que escuchaba solo me lastimaba el corazón; cada oleada de dolor era abrumadora, incluso se me dificultó respirar cuando Lucas continuó:

—Santi recorrió un gran camino para llegar al lugar de ahora, estableció sus influencias en Europa y reunió a sus hermanos para que regresaran a la familia Genova, así logró consolidar el poder de la familia después de 7 intensos años, sin embargo, ¿qué fue lo que sucedió después? Tú le quitaste todo de la noche a la mañana y lo llevaste a la perdición con tus propias manos.

Abrí la boca para defenderme, pero las palabras no salían, ya que de todas formas sabía que Lucas no me creería. El dolor dentro de mí era cada vez más insoportable, pero ya no quería llorar, en lugar de eso sujeté el dobladillo de una cortina y dije:

—Recibí noticias de Finlandia y me enteré de que recibió una sentencia de 5 años. ¿Por qué lo acusaron tan pronto?

Aunque se tratara de los delitos de que había cometido en el pasado, era imposible que reunieran todas las pruebas en cuestión de días. Además, según la ley, no se debía condenar a alguien en un lapso de dos semanas.

Entonces, Lucas soltó una risa llena de sarcasmo y respondió:

—No fue tan rápido considerando que había varios poderes detrás.

Esta situación me confirmaba que no había nada más aterrador en este mundo que lastimar a las personas que en verdad queremos; ni la muerte, ni las enfermedades puede compararse con eso. Aunque lo que hice no fue a propósito, no podía negar que yo misma había llevado a Santiago al infierno; al final, lo decepcioné, a pesar de todo el amor que me había brindado en este tiempo.

—Lo voy a salvar —prometí.

Carlos me había dicho que el poder de la familia Genova me sería entregado hasta el mes siguiente, y el tiempo pasaría en un abrir y cerrar de ojos, así que, mientras Santiago fuera capaz de esperar un poco más, estaba segura de que podría sacarlo de prisión. Aun así, Lucas dudaba de mí.

—¿Crees que puedo confiar en ti?

Me sentí demasiado frustrada por su respuesta.

—¡Santi es el amor de mi vida!

—¡No, no lo es y nunca lo fue! —Me quedé sin palabras. El hombre se calmó poco después y agregó—: Me pidió que te dijera algo.

—¿Qué dijo? —Esas pocas palabras me regresaron la esperanza.

…

—«Regina, no creo necesario que involucremos un bebé en nuestra relación cuando ya todo terminó. Además, solo mi futura esposa puede tener un hijo mío, así que espero que puedas respetar mi decisión».