Te regalo toda una vida de amor Capítulo 163

Esa noche, Santiago no se quedó en el chalé a dormir. Se fue de Eldamia en el helicóptero que Joel había traído. Justo antes de que se fuera, pude preguntarle:

—¿A dónde vas?

—A Finlandia.

«Va a Finlandia de nuevo…»

Al escucharlo, pregunté con indecisión:

—¿Cuándo regresarás?

—A fin de mes.

Pero diciembre apenas comenzaba. Siempre se iba después de quedarse por algunos días. Fruncí mis labios y lo miré con decepción. Como si supiera cómo me sentía, Santiago abrió sus brazos mientras Joel observaba. Santiago tenía una expresión tranquila, así que me quedé sin moverme, confundida.

—Ven y déjame darte un abrazo —dijo Santiago en un tono suave.

El Santiago de ese momento, quien estaba expresando sus emociones frente a los demás, era muy carismático. Corrí casi de inmediato para abrazarlo y él acariciaba mi cabeza mientras me recordaba:

—Espérame en casa. Busca a Joel si algo sucede.

Asentí de forma obediente y después dije:

—Ten cuidado.

—Lo haré. ¿Qué regalo quieres?

Esa era la primera vez que Santiago me preguntaba si quería un regalo. Lo miré con ojos brillantes y respondí:

—A ti.

Santiago alzó las cejas con confusión y después continué:

—Que regreses pronto será el mejor regalo para mí.

Santiago agachó su cabeza al escucharme y besó mi frente.

—Lo intentaré.

Poco después, mientras observaba cómo el helicóptero despegaba, Joel por fin soltó un soplido y me dijo:

—Señorita Esquivel, nunca había visto ese lado del señor Genova antes.

—Sí, es bastante diferente de como yo lo conocí también. Está dando todo de su parte para estar conmigo, señor Benavides.

—Así es. Sí que lo hace —respondió Joel.

Seguí a Joel y fui al centro de la ciudad de Eldamia antes de conversar un buen rato en el campo. Al llegar a mi apartamento, tomé mi medicamento antes de enviarle un mensaje a Gabriel para preguntarse sobre la condición de Eduardo. Poco después, respondió:

«Está mejorando poco a poco. El doctor dijo que debería poder darlo de alta después de un mes»

Sentí alivio al leer eso. Luego, envié otro mensaje:

«Solo encárgate de todo lo que el señor Bernal necesite. Luego, dale una cantidad de dinero y dile a sus familiares que lo cuiden bien»

«Lo haré. Pero sucede algo más»

Gabriel dejó de escribir, así que pregunté:

«¿Qué cosa?»

«Nicolás Ferreiro está intentando apoderarse de la empresa»

Nicolás estaba intentando apoderarse del Corporativo Esquivel, yéndose en mi contra con descaro. Sería un problema complicado si se volviera enemigo de mi familia, pues, en aquel entonces, en tan solo tres años vació nuestros activos. Él conocía a mi familia al derecho y al revés. Además, mi familia todavía no se recuperaba económicamente de haberse mudado de lugar.

«¿Tienes algún método para lidiar con él?»

«Presidenta Esquivel, en realidad no podemos detener la adquisición hostil del señor Ferreiro. ¡Todo porque él solía hacerse cargo antes! ¡Nos conoce demasiado! Además, ahora se ha asociado con varias familias, como los Mora. Me imagino que lo va a hacer de un tirón para que el Corporativo Esquivel no pueda volver a levantarse»

Ya que Nicolás había cooperado con varias familias con los Mora al mando para deshacerse de mi familia, esto no podría tratarse de un plan a medias que se le ocurrió de repente; seguro llevaba mucho tiempo planeándolo. Me imaginé que planeó deshacerse de mi familia justo antes de que volviera a cambiar de personalidad, lo cual fue un mes antes. Justo como Elisa había dicho, a mí ya no me quedaba nada y lo único que me sostenía era el Corporativo Esquivel. No podía perder eso por nada del mundo.

«¿Tenemos alguna forma de contrarrestarlo?»

«Señorita Esquivel, debería intentar unirse con otras familias para ir en contra de los Ferreiro. Pero los dos sabemos que esto es una batalla desgastante que solo terminará causándole gran daño a los dos»

No todos estarían dispuestos a participar en una batalla en donde solo pueden perder.

«Pensaré en algo»

En ese entonces, no quería pedirle ayuda a Santiago porque no quería que se volviera enemigo de Nicolás. Le envié mensaje a Manolo y a Camilo para contarles sobre mi situación. Manolo estaba más que feliz de ayudarme e incluso me recordó que podía contactar a la familia Delgado. Por el contrario, Camilo no parecía dispuesto a trabajar conmigo. Me rechazó con rodeos, diciendo:

«Gina, solo lo odias ahora por lo que él y yo hicimos hace medio año. ¡Lo decepcioné! Es por eso que no quiero ir en su contra, pero, si de verdad necesitas de mi ayuda, me quedaré a tu lado cuando hayas pensado bien esto»

Se estaba refiriendo al incidente en donde lo ayudó a traicionarme y casarse con Alicia para que Camila pudiera tratarme. Eso ya había quedado en el pasado y nadie estaba del lado bueno o malo. Además, no quería seguir investigando ese asunto, pues no tendría fin si lo hacía.

Camilo declaró sus intenciones obvias y no pude hacer que me ayudara, así que le mandé mensaje a Jacobo. Él me envió un emoticón de una cara llorando y explicó con impotencia:

«Lo siento. Aunque soy el sucesor de la familia Delgado, Romina sigue siendo la que toma las decisiones. Pero ella nunca te ayudaría porque tu relación con Santiago es muy ambigua. ¡A ella también le gusta Santiago! Así que, espero puedas entenderme. Puedes intentar buscar a Emilia, Romina le tiene miedo»

«¿La hermana mayor de Jacobo? ¿Le tiene miedo a Emilia?»

Eso me hizo pensar en el momento en que conocí a Romina.

«¡¿A ella le gusta Santiago?! ¡Con razón me ha estado en mi contra!»

Al ver lo difícil que era convencer a los Delgado, lo dudé por un momento antes de enviarle mensaje a Emilia.

«Hay que vernos. ¿En dónde estás?»

Como seguía esperando su respuesta, dejé mi teléfono y caminé hacia la ventana mientras recordaba los momentos que tuve con Nicolás. Incluso en ese momento, no pensé que llegaríamos a tal extremo, pues yo ya no quería estar en su contra. Quizás todo era solo una ilusión. La persona a la que más le temía en ese momento era Nicolás porque sabía que él no dejaría ese asunto tan fácil. Me giré con gran tristeza y después me envié un mensaje a Santiago:

«Santi, llámame cuando llegues a Finlandia, por favor»

Después de un momento, envié otro mensaje que decía:

«Te extraño»

…

Por otro lado, Santiago no fue a Finlandia de inmediato. En lugar de eso, primero hizo una parada en Bristonia para encontrar a una persona, específicamente a Dante, el hijo ilegítimo de la familia Hurtado. Ya que solo habían pasado algunos días desde que Dante regresó, él no quería ir a Finlandia, pero no se atrevía a decírselo a Santiago. Dante sabía bien por qué Santiago quería ir ahí esta vez. Estaba encontrando sus raíces. Aunque Santiago siempre había sido frío y calculador, seguía teniendo demasiadas preguntas sobre su origen. Nadie nacía de una piedra, así que quería saber la verdad. Y solo Jeremías, quien fue quien lo recogió, sabía la verdad. Además, quería saber por qué lo había enviado con la familia Genova.

En el helicóptero, Santiago no dejaba de mirar su teléfono, pues las palabras te extraño hirieron su corazón. Dante sintió curiosidad y preguntó:

—¿De verdad te gusta esa chica, Santi?

Santiago lo miró con confusión. Luego, Dante le recordó:

—La chica del vestido de tirantes. La que dijiste que era la presidenta del Corporativo Esquivel. No me digas que solo te gusta por su apariencia.

—No me gusta por eso. Es porque me hace sentir de una manera que jamás había sentido antes —respondió Santiago con el ceño fruncido.

—¿Quieres decir que te enamoraste de ella a primera vista? —preguntó Dante, sorprendido.

Santiago observó las marcas de mordida en su palma y, aunque eran poco profundas, parecía que se habían grabado en su corazón.

—Yo también tenía mis preocupaciones, Dante.

Al ver lo tranquilo que Santiago estaba, Dante se sentó a su lado y preguntó con curiosidad:

—¿De qué tienes que preocuparte?

Aunque Santiago podía predecir cualquier cosa, era el corazón de Regina el que no podía entender por completo. Le preocupaba que a ella no le agradara su personalidad. Le preocupaba que no pudiera tenerla en esta vida, porque ya había vivido la experiencia de estar con Nicolás antes. E incluso sin Nicolás, estaba el asunto con Cristóbal. Cada hombre en su vida había sido muy importante para ella. Era solo él a quien ella a penas conocía. Ahora, Santiago sabía que él no era lo mejor. Solo ella era su variable impredecible. Por ello, decidió pasar el resto de su vida con ella. Aunque Regina le quitara todo, él estaba dispuesto a entregárselo.