Te regalo toda una vida de amor Capítulo 149

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 149

Dejé mi teléfono y miré a la mujer que derramó vino sobre mí. Ella estaba sentada y bebía de otra copa con una expresión fría y distante, como si nada hubiese pasado. Después de un rato, aparté mi mirada y me pregunté si sus acciones fueron a propósito. Además, parecía que quería burlarse de mí.

Justo cuando iba a perder los estribos, Santiago entró y de inmediato se llevó la atención de todo el cuarto. Se sentó a mi lado con naturalidad mientras lo observaban. Este gesto fue el único consuelo que tuve hasta ese punto de la noche; al menos él sabía dónde estaba su mujer y, por lo tanto, dónde debía estar él.

—Juguemos póker —sugirió Dante, poniéndose de pie. —David lo comentó hace rato y, ahora que al fin estamos todos, elevemos la apuesta. El mínimo por ronda es un millón y la persona que más pierda esta noche deberá regalar el último modelo de Koenigsegg como bono al que más gane.

Si jugaban póker empezando con un millón, sería posible ganar o perder más de diez millones en una sola ronda. Era peor si consideraba que la persona que más perdiera debería agregar un nuevo modelo de Koenigsegg al pago. Yo sabía de carros deportivos y el precio de esa marca podría elevarse a un mínimo de cientos de millones, sin mencionar el hecho de que eran modelos limitados. Sería difícil de encontrar, aun si tenían dinero.

Me sorprendí y me pregunté si todas las personas ricas eran así. No era que yo no pudiera arriesgarme a perder tanto dinero, pero no era algo a lo que estuviera acostumbrada, ya que era una persona introvertida con un pequeño círculo social. Nunca tuve amigos a los que les gustara jugar como a Dante y los demás.

Una vez que Dante terminó de explicar las reglas, los otros no parecieron preocupados por si pudieran pagar o no las apuestas antes de acceder a la sugerencia de Dante. Uno de los muchachos se notaba extrañado mientras preguntaba:

—Nueve de nosotros pueden conformar dos mesas, pero ¿qué hay de la persona extra?

—Está bien, no se preocupen por mí —declaré mientras sonreía. —Ustedes diviértanse.

—Sí, claro. —Tanya se burló de mí mientras volteaba. —No deberías jugar, ya que parece que no tienes dinero para costeártelo.

¿¡Qué no puedo costeármelo!? Tenía a mi nombre toda la riqueza acumulada desde hace años de la familia Esquivel. Aunque tuviera pésima suerte y perdiera todo lo que aposté, nada más me tomaría algunos meses antes de recuperar todo el dinero. Era obvio que Tanya había subestimado sus palabras.

Quise replicarle, pero no quería sentirme como una tonta discutiendo con ella, así que solo la ignoré, aunque le volteé los ojos y extendí mano para tomar a Santiago de su manga. ¿Acaso no sentía algo por él? Pues haría cosas que la molestaran. Esto funcionó, ya que en cuanto vio lo que hice, me lanzó una mirada llena de odio. Por su parte, la mujer a mi lado frunció y comenzó a susurrar:

—Es una puta cualquiera. De seguro piensa que se puede acostar con quien sea.

Me quedé sin palabras. Ya estaba segura por completo de que ella derramó el vino sobre mí a propósito, pero me contuve. Entonces escuché que Santiago llamó a Tanya con un tono frío. Se le quedó viendo con una expresión severa y pareció que ella aprendió su lección después de la patada que Santiago le dio hace tiempo, ya que sonrió y dijo:

—Está bien, me callo.

Su tono era educado y parecía que quería complacer a Santiago, pero también se notaba cierta pesadez en él. Después de eso, Tanya se puso de pie. Su amiga la tomó del brazo y le preguntó:

—¿A dónde vas?

Cuando Tanya escuchó esa pregunta, se giró hacia mí y comenzó a reírse.

—Apesta estar aquí con cierta personita presente, así que me iré primero.

Todos entendieron de inmediato que Tanya me odiaba tanto que prefería dejar a su grupo de amigos e irse a otra parte. Me mordí mi labio mientras observaba los ojos de Tanya. Una extraña sensación comenzó a surgir en mi pecho, pues este era el grupo de Santiago, pero no podía encajar con sus amigos. Agaché mi mirada en silencio al darme cuenta de eso y Tanya se retiró del cuarto con su bolsa.

Empezaron nueve personas, pero ahora solo quedaban ocho, incluyéndome, a pesar de que no sabía jugar póker. Siete personas no podían formar dos mesas de póker. Con excepción del muchacho llamado David, los otros tres muchachos salieron entonces para buscar a una mesera, así que solo quedaron cuatro personas jugando, entre ellas estaba la mujer que derramó el vino sobre mí.

Jamás había visto a Santiago participar en algo como el póker. Tal vez se debiera a que no era muy bueno; de hecho, parecía ser peor que yo. En un par de rondas ya había perdido varios millones. No pasó mucho tiempo antes de que se pusiera de pie y me dijera:

—Toma mis cartas. Iré afuera a fumar.

Santiago rara vez fumaba, pero hoy parecía que lo hacía a cada rato. Le asentí y Dante sonrió antes de preguntar:

—Santiago, ¿no tienes miedo de que la molestemos?

Santiago me miró sin hacerle caso a Dante. Luego, agachó su cabeza para plantar un beso en mi frente de una manera tan gentil y familiar para mí. En un instante, las otras tres personas presentes se quedaron impactadas, aunque Santiago lucía como si no hubiera hecho nada sorprendente. Agarró el saco que colgaba sobre el respaldo de su silla y se fue caminando como si nada pasara.

—Oye, señorita, ¿qué es lo que ocurre entre Santiago y tú? —Dante comenzó a chismear una vez Santiago se fue.

Santiago no me había presentado como su novia antes y me sentí molesta por eso, pero todo ese malestar pareció desaparecer con un simple beso. Él siempre fue un hombre de pocas palabras, pero había reconocido nuestra relación con este gesto. La mujer que me manchó hizo un gesto, disgustada.

—¿Qué clase de relación pueden tener? Nada más son amigos con derecho, ¿no? Al fin de cuentas, todos los hombres tienen necesidades.

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
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  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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