Capítulo 70
En ese momento, en una mesa junto a la ventana del Hotel Genting, Yolanda y su hijo Andrés no dejaban de criticar sin piedad.
-¿Quién podría imaginar que ese inútil de Pedro llegaría a ser jefe? ¡Dios verdaderamente está ciego! -resopló Andrés con marcada irritación..
-¡Es solo un vividor, un donjuán sin valor alguno! ¿Dónde estaría si la Señorita Estrella no lo hubiera apoyado? -escupió Yolanda con desdén.
-¡Exacto! Una vez que la novedad de Pedro pase para Señorita Estrella, lo pateará a la acera. ¡A ver qué tal se siente de arrogante entonces! -Andrés se mostró visiblemente celoso.
–
-Un hombre que escala posiciones gracias a una mujer nunca será alguien de sustancia; solo alguien lleno de talento y educación como Francisco merece el título de verdadero genio. – Yolanda comenzó a ensalzar a Francisco mientras despreciaba a Pedro.
-Si hablamos de Francisco, es una lástima que te fuiste al extranjero. ¡De lo contrario, ya serías mi
cuñado! -Andrés agitó la cabeza en señal de conformidad.
Sí, sí, Francisco, no tienes idea de lo triste que se puso Leticia después de que te fuiste al
extranjero para estudiar -Yolanda añadió fuelle al fuego.
-¡Mamá! ¿Qué están diciendo? -Leticia frunció el ceño, claramente disgustada.
-¿Cómo que qué estamos diciendo? Si Francisco no se hubiera ido, ¿cómo habrías acabado casándote con ese inútil de Pedro? -Yolanda habló con autoridad moral.
-Tú… -Justo cuando Leticia estaba a punto de estallar, Francisco intervino para calmar las aguas.
-Basta ya, dejemos el pasado en el pasado. Vamos, probemos la comida, se ve deliciosa. -Viendo esto, madre e hijo cerraron sus bocas, como dando una tregua, y se dedicaron a devorar la comida.
-Eh, voy a bajar con Andrés a comprar algo. Ustedes sigan comiendo a medio camino de la comida, Yolanda se detuvo y empezó a hacerle señas à su hijo.
-Sí, sí, acompañaré a mamá en una salida rápida -Andrés captó rápidamente la indirecta y siguió a Yolanda hacia fuera.
Claramente, estaban dando a Leticia y Francisco una oportunidad para estar solos.
-Leticia, lamento haberme ido sin decirte nada en aquel entonces. Espero que puedas darme otra oportunidad -Francisco finalmente habló una vez que los dos se fueron.
-Lo que pasó, pasó. Realmente no me afecta -Leticia respondió con indiferencia.
Ella realmente no tenía interés en él, así que no le importaba.
-Me alegra oírlo, ha pasado mucho tiempo, realmente has madurado.
Francisco exhibió otra vez su característica sonrisa encantadora.
-Disculpa, tengo que ir al baño.
Leticia no respondió, simplemente se limpió la boca y se levantó de la mesa.
Unservailua ya esperas curvas dejase, Faicisco espazo una aleva.
A continuación, sacó un paquete de polvo y lo vertió todo en la copa de vino tinto.
Tras hacerlo, lo revolvió un poco.
Esta acción fue vista por el gerente del restaurante.
Sin vacilar, el gerente se dirigió rápidamente al reservado de Pedro para informarle de lo sucedido.
-¿Drogar la bebida? ¿Estás seguro?
Pedro frunció el ceño al escuchar.
-Estoy completamente seguro, ¡lo vi con mis propios ojos!
El gerente estaba convencido.
-No me lo esperaba, ha mostrado su “cola de zorro” tan rápidamente.
Estrella entrecerró los ojos.
-Sr. Pedro, este tipo se merece un buen golpe. ¿Quieres que me encargue de él? -intervino Roman.
-No es necesario, me haré cargo yo mismo.
Pedro no añadió más, simplemente se levantó y salió de la habitación privada.
Justo en ese momento, Leticia regresó del baño.
Y Francisco, aprovechando la oportunidad, le pasó una copa de vino tinto.
-Leticia, para disculparme, te invito a un trago.
Francisco levantó su copa con una sonrisa.
-Una vez que termine esta copa, tendré que irme. Tengo mucho trabajo mañana en la empresa comentó Leticia con indiferencia.
-De acuerdo, puedes irte después de terminar.
Francisco asintió ligeramente, sin insistir.
Justo cuando Leticia estaba a punto de beberlo todo de un solo trago, una voz inesperada sonó desde atrás.
-Si yo fuera tú, no tomaría esa copa.
-¿Eh?
—>