Tu Leti Ya Está Muerta Llámam Leticia Capítulo 167

Capítulo 167

“¿Estado crítico? ¿Necesitas mi ayuda?”, preguntó Israel.

“Te diré la situación cuando llegue”. Apenas terminó de hablar Leticia, escuchó una voz confusa al otro lado de la línea.

“Está bien, no manejes demasiado rápido, ten cuidado y llámame si me necesitas”, Israel habló con ternura, pero estaba obviamente nervioso.

“De acuerdo”.

Leticia asintió y colgó el teléfono.

Aunque la voz era confusa, ella aún sabía que era la voz de Anastasia.

No es de extrañar que aceptara dejarla ir fácilmente esta noche.

Entonces…

“¿Niña?”

Leira la llamó desde el lado.

Leticia volvió en sí: “¿Qué pasa, abuela?”

“Tú crees que si él muere, ¿nunca podré encontrar a esa vieja amiga en mi vida?”, Leira murmuró.

Leticia dudó: “Abuela Banes, ¿puedo preguntar quién es esa vieja amiga para usted?”

“Ella…”. Leira suspiró profundamente, “era mi nuera mayor”.

“¿Qué?”, Leticia nunca esperó que fuera esa la respuesta.

“El del asilo es su padre adoptivo. Su situación fue muy dramática, ella y otro niño fueron intercambiados al nacer. Se descubrió la verdad poco después de casarse con nuestra familia”. Leira negaba con la cabeza, “Lo que pasó después fue un escándalo familiar, no voy a mencionarlo. De todos modos, debido a que fui manipulada, su matrimonio con mi hijo fue anulado, dejó nuestra familia y desapareció”.

ay

Leticia no respondió.

Entonces, ¿ella se siente culpable y quiere encontrar a esa persona?

“Cuando llegó el Año Nuevo, me di cuenta de que había sido manipulada y culpé injustamente a esa niña. Cuando finalmente encontré a su padre adoptivo, me maldijo y me dijo que había muerto hace muchos años”.

Lo dedica mientras se limpiaba las lágrimas.

“Esa niña tenía una personalidad muy parecida a la mía, muy terca pero capaz; incluso llegué a entrenarla como mi sucesora”.

“Tranquila…”, Leticia la consoló en voz baja.

Leira sollozó más y sacudió la cabeza.

“Solo quiero encontrarla, viva o muerta, y disculparme en persona”.

El ambiente era sombrío.

Leticia puso música relajante.

Cuando llegaron al asilo, la persona ya había sido auxiliada.

Sin embargo…

Leticia miró hacia adentro a través de la ventana de la habitación del hospital.

El anciano demacrado parecía que ya no tenía más fuerzas.

Cuando sus abuelos murieron, también lucían igual que él.

“Señora Banes, hemos hecho todo lo posible”. El médico principal miró a Leira Banes con impotencia. “Aún tiene conciencia, así que apúrese y despídase de él”.

Leira negaba con la cabeza.

Un momento después.

Leticia la acompañó a la sala del hospital.

“Linde…”, comenzó Leira Banes, con la voz temblorosa.

El anciano demacrado la miró y dijo: “¿Por qué viniste otra vez?”

“¿Qué crees tú?”, sus ojos llenos de lágrimas y habían perdido cualquier rastro de la fuerza que tenía cuando era una mujer de negocios en sus años de juventud. “Nos conocimos cuando éramos jóvenes…”

“Sí, nos conocimos cuando éramos jóvenes”. Linde apretó los dientes y de repente estalló. “¡Por eso confié en ti y te entregué mi tesoro más preciado! ¿¡Pero qué hiciste tú!?”.

Las alarmas comenzaron a sonar en la sala.

El persona! médico entró rápidamente.

En ese momento.

La mirada de Linde de repente pasó por alto a Leira.

Miró detrás de ella.

Sus pupilas se agrandaron abruptamente.

Extendió su mano con urgencia hacia ella, Leticia.