Te regalo toda una vida de amor Capítulo 86

Todo su cuerpo estaba impecable, y tenía una mirada pensativa e inquisitiva cuando se acercó a mirarme. De repente me acordé de lo que una vez me dijo. «Soy un maniático de la limpieza.»  Yo estaba extremadamente sucia en ese momento, así que era imposible que me cargara.  Estaba a punto de apartar mis manos cuando él se agachó y me levantó en sus brazos.

—Mayra —pronunció con voz profunda y magnética.

—Estoy tan triste, suspiré. Mi cuerpo parecía el de un gato mientras me acurrucaba en sus brazos y me aferraba a su camisa sin soltarme. Me apretó con más fuerza mientras miraba a la multitud que tenía delante. Todos eran gente de poder, pero estaba claro que estaban conmocionados por lo que acababan de ver, hasta Nicolás parecía un poco confundido.

Benedicto llamó a Santiago en cuanto lo vio:

—Sr. Genova, ¿cómo ha encontrado tiempo para asistir a la boda de mi hija? — Benedicto era lo bastante listo como para establecer conexiones incluso en tiempos como aquellos. Sin embargo, Santiago se limitó a fulminar al anciano con la mirada antes de hablar en un tono despiadado.

—He venido por Mayra; como ella no quiere que la pareja se case, tendré que detener esta boda. —

Santiago no parecía estar dispuesto a discutir nada en ese momento, y Benedicto estaba demasiado sorprendido para hablar. —¿Mayra es…? —preguntó Benedicto después de un rato. Regina —respondió Santiago sin pestañear. Le fulminé con la mirada. ¿Así que conocía mi identidad desde el principio? ¿Por qué está hoy aquí? ¿Me ha estado siguiendo todo el tiempo?

—Claro, Sr. Genova —Benedicto le respondió a Santiago después de un rato.

No conocía muy bien a Santiago, pero fuera lo que fuera lo que había ocurrido acababa de dar la razón a Manolo y a su ayudante. Sin embargo, después de ver la escena que acababa de ocurrir, llegué a la conclusión de que Santiago debía de ser una de las figuras más influyentes, ya que incluso Benedicto tuvo que inclinarse ante él. ¿Qué tan poderoso es este hombre exactamente?

—¡No puedes hacer eso, papá! —Alicia comenzó a hacer un berrinche. Sin embargo, Benedicto no estaba de humor para lidiar con ella. —Cállate, hablaremos de esto más tarde —ordenó.

Santiago estaba a punto de llevarme cuando Camilo lo detuvo. —Señor Genova, ¿puedo saber cuál es su parentesco con Renee? — La Familia Navarro sólo estableció su negocio gracias a Santiago, así que Camilo habló en tono educado mientras mostraba cierto respeto por el hombre. Sin embargo, Santiago sólo lo miró un instante antes de marcharse sin dar una respuesta. La multitud se quedó con nada más que con Santiago de espaldas mientras se alejaba por su cuenta.

…

Santiago me llevaba en brazos y Joel nos sostenía un paraguas. Seguía teniendo frío en el cuerpo, pero la lluvia ya no me afectaba. Cuando Santiago me subió al carro, aún podía ver la cara de sorprendido de Nicolás de pie junto a la entrada de la iglesia. Alicia tenía su mano extendida para sujetar el brazo de Nicolás. No hay nada peor que un corazón roto, ¿eh? pensé mientras miraba hacia otro lado para ignorarlos.

Mi cuerpo temblaba, así que Santiago se quitó el abrigo y me lo puso por encima.

—Te llevaré a algún lugar lejano —me dijo en tono reconfortante.

En aquel momento yo ya no estaba en mis cinco sentidos y utilicé mis dedos para agarrarme a su cuello antes de susurrarle al oído:

Yo no estaba en mis cabales en aquel momento y utilicé los dedos para agarrarme a su cuello antes de susurrarle al oído:

—Santiago, tengo cáncer y no creo que sobreviva mucho tiempo. Mi salud se ha deteriorado…

De repente, Joel me interrumpió para hablar con Shawn.

—Hace rato vino una mujer, y afirmó que podía curar a la señorita Esquivel, señor Genova.

Apreté con fuerza el cuello de su camisa y él bajó la mirada para mirarme.  —No quiero que esa mujer me salve, —murmuré.

Se limitó a asentir antes de decirle a su chófer que condujera. Poco después, Santiago me sacó de la lluviosa Bristonia hasta Eldamia. No recordaba casi nada, ya que dormí la mayor parte del tiempo.

Entre sueños, me despertaba confundida sobre dónde estábamos. Sin embargo, siempre sentía el apoyo de alguien que estaba de mi lado. Parecía que Santiago me había llevado al hospital, y después de eso perdí la conciencia. Tuve un sueño muy profundo en el que estaba sola en un espacio vacío. En mi sueño, tenía un cuerpo sano y no sentía ninguna pena; me sentía como si volviera a ser una niña. Corría alegremente por el lugar y, al cabo de un rato, me tropecé con un hombre alto y de hombros anchos. Estaba de espaldas a mí.

—¿Quién es usted? —le pregunté con curiosidad.

En cuanto se dio la vuelta, el espacio a sus espaldas se convirtió en un cielo nocturno estrellado y sus ojos brillaron como las dos estrellas más brillantes del lugar. No parecía humano: era el ser más apuesto que había conocido en mi vida. Parecía una criatura mítica, pero no me atraía en absoluto. Al fin y al cabo, yo era una chica normal. Además, me gustaba la gente que estaba hecha de sangre y carne, como yo.

—¿Quién eres? —le pregunté con una sonrisa.

—Mayra, —pronunció con su voz profunda.

Mayra… Sonaba extremadamente despiadado al llamarme. Qué ser tan frío, pensé.

—Puedes llamarme Regina, —le dije. Pero solo se limitó a sonreír sin decir nada.  ¿Acaso sonrió?

…

Cuando desperté en el hospital, Joel era la única persona a mi lado.

—¿Estoy en Eldamia? —le pregunté confundida.

—Sí, señorita Esquivel, me respondió amablemente.

—¿Cuánto tiempo he estado en coma? —pregunté mientras me levantaba.

—Hoy hubiese sido tu noveno día —contestó. Enderecé mi figura conmocionada.

—Entonces, ¿no he muerto?

¿Conseguí sobrevivir a pesar del terrible estado de mi salud? Joel me dio una explicación detallada después de ver lo sorprendida que estaba.

—Aquel día, su estado de salud era realmente delicado, señorita Esquivel. El Sr. Genova accedió a la sugerencia del doctor, así que se decidió que te operaran. Afortunadamente, la familia Genova tiene acceso a los medicamentos que usted necesitaba.

—¿Qué quiere decir con eso? —lo miré confundida.

—Enhorabuena, señorita. Su enfermedad se ha curado en su mayor parte tras la operación y con algo de quimioterapia. Si a partir de ahora, empieza a cuidar más su cuerpo debería de curarse muy pronto —dijo Joel con una sonrisa.

—Mi cáncer.. —murmuré.

—Una joven se acercó a nuestro carro y nos dijo que sabía cómo salvarla, señorita Esquivel. Casualmente, su profesora también era una de las científicas que trabaja para la familia Genova y resultó que la familia Genova tiene las drogas de las que hablaba, —explicó Waylen.

Estaba entusiasmada, no sabía cómo expresar mi felicidad en ese momento.

—¿Hablas en serio? —pregunté.

—Sí, señorita Esquivel  —dijo Joel.

Oh, ¡cómo han cambiado las cosas! No puedo creer que mi cáncer pueda curarse. ¡Ni siquiera tengo que depender de Camila! Camila… pensaba en Nicolás cada vez que pensaba en Camila.

Cuando bajé la mirada, Joel no tardó en darse cuenta de mi cambio de actitud.

—¿Está triste, señorita Esquivel? —preguntó preocupado.

Sacudí la cabeza para negarlo. —¿Dónde está Santiago? —pregunté.

—Ha salido a trabajar —contestó Joel.

Eso significa que no está en Eldamia, pensé. No me sentí demasiado decepcionada por la noticia, sólo me sentí conflictuada por todo el lío que me esperaba de vuelta en Bristonia.

Joel me entregó las pastillas mientras me hacía un recordatorio. —Tienes que tomarlas durante el tiempo indicado —me dijo.

—Gracias—pronuncié agradecida.

—Tendrá que descansar un poco, ya que acaba de ser operada, señorita Esquivel. El señor Genova no especificó nada, pero esperaba que pudiera quedarse en el hospital unos días más —dijo Joel.

Santiago había aparecido y desaparecido sin previo aviso las últimas veces que me había encontrado con él, así que nunca llegamos a hablarnos. Sin embargo, era extremadamente amable conmigo.

—¿Por qué estaban en la iglesia el otro día, Joel? —le pregunté al asistente

desconcertado. Tras una breve pausa, apreté los labios antes de interrogarlo.

—¿Santiago fue allí por mí?