Te regalo toda una vida de amor Capítulo 505

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 505

Después de recibir la llamada, Emilia tenía demasiado miedo para ir a casa y, como Cristóbal estaba en Japón, tomó prestado el auto de Nicolás para volver. Sin embargo, para su sorpresa, fue arrestada en cuanto llegó a las montañas. «¿Por qué siempre me pasa esto?», se preguntó. Notó que el policía que la detuvo parecía sospechoso.

—¿Cómo es que siempre sabe dónde estoy? —le preguntó.

—Alguien la denunció.

Ella percibió la mentira de inmediato y, además, el hombre lucía nervioso y actuaba como alguien que estaba haciendo algo malo, así que lo amenazó:

—Dígame la verdad, de lo contrario le haré la vida imposible cuando salga. Y soy implacable, me meteré en su trabajo y gritaré tanto que sus colegas se reirán de usted.

—Fue un pedido del señor Ferreiro —suspiró el hombre.

—¿De Cristóbal? —preguntó con el ceño fruncido.

—Así es. Nos dijo que la arrestáramos cada vez que condujera hacia las montañas. Él se encargará de lo demás.

—¿Nicolás es el soplón? —Había tomado prestado el auto de Nicolás, y él era el único que lo sabía. «¡No puedo creer que me haya delatado!»—. Deme su teléfono —dijo enseguida y lo llamó—. ¿Cómo pudiste hacer esto, Nicolás? Estoy en la comisaría, ven a buscarme.

—¿De qué estás hablando, Emilia?

—Estoy arrestada y tú eras el único que sabía que iba a correr.

—Soy inocente —suspiró. Luego se acercó a la comisaría, donde se encontró con la chica exasperada—. Yo no lo hice. No tenía motivos para hacerlo y, además, me odiarías si lo descubrieras. No tenía nada que ganar. De seguro Cristóbal envió a alguien a que te siguiera —explicó.

Emilia pensó que eso tenía sentido. La habían arrestado varias veces por carreras ilegales, pero Cristóbal no podía controlarla cuando no estaban casados, así que tenía que haber sido una coincidencia. Sin embargo, después del matrimonio, había perdido mucha libertad. La última vez que se había divertido como quería había sido con la visita de Jacobo a Bristonia, pero su automóvil se había descompuesto y había chocado contra unas tumbas en el camino de regreso. Cristóbal había tenido que ir a buscarla. Desde entonces, él le escribía cada vez que iba a salir con el auto. «Conduce con cuidado», le decía. Siempre parecía saber dónde estaba y, recién en ese momento, se percató de que debía tenerla vigilada. Aunque era por amor, ella no podía aceptarlo; era espeluznante que alguien la siguiera todo el tiempo. «¿De verdad quiero seguir con este matrimonio?», se preguntó. Se había casado de forma impulsiva en Irlanda, en un compromiso que duraría cien años. «Santo Dios, ¿por qué lo hice?», lamentó. Estaba en un dilema.

Mientras bajaba las escaleras con Nicolás, comentó:

—Creo que me casé demasiado rápido. Después de todo, ni siquiera tengo veinte años. —Recién iba a cumplir veinte en el verano, mientras que Cristóbal iba a cumplir treinta y cuatro a fin de año.

—¿Te estás arrepintiendo?

—Puede que me haya apresurado.

—¿Amas a Cristóbal?

—Sí. —«Por eso me casé con él».

—Entonces no te apresuraste. Si alguien actuó de prisa, fue Regina. Ella se casó conmigo antes de saber quién era de verdad, por eso nuestro matrimonio fue caótico y ella sufrió mucho. Pero Cristóbal y tú son diferentes, ustedes se aman. Mientras que haya amor, el matrimonio tendrá una base firme. Y él no tiene malas intenciones, solo se preocupa por ti. Él me ha hablado de lo que haces y, a decir verdad, es preocupante, en especial para quienes te aman y para tu esposo. —Era la primera vez que intentaba actuar como mediador.

Emilia lo comprendió: Cristóbal estaba preocupado porque la amaba, pero igual no le agradaba cómo lo estaba manejando.

—Lo siento, pensé que tú eras el soplón —suspiró.

—Si no te agrada lo que está haciendo, díselo.

Cristóbal era un hombre razonable, si Emilia le decía lo que pensaba, él iba a comprenderla y a dejar de mantenerla vigilada. Sin embargo, a cambio iba a pedirle que no hiciera nada que la pusiera en peligro. Al final, ambos iban a tener que ceder en algo. Los dos tenían personalidades fuertes y tendrían que cambiar si querían estar juntos. Él solo quería que Emilia estuviera a salvo, pero ella era joven y quería libertad. Tenían que encontrar un término medio. Nicolás tenía razón, debía ser honesta, sabía que la comunicación era clave en una pareja. En lugar de ir a casa, esperó a que su esposo le enviara un mensaje, pues solo iba a volver cuando supiera que él había llegado. Esperarlo sola en casa no le agradaba, la hacía sentir como una niña que se había portado mal. Poco antes de las nueve, él la llamó.

—¿Dónde estás, Emi? —preguntó con calidez.

—En casa de Regina. ¿Estás en casa? —De verdad estaba allí, con los dos perros de Regina. Leonardo la miraba con anticipación.

—¿Quieres que vaya por ti?

—No, tengo mi automóvil. —Con eso, colgó y dejó a los perros.

—¿Te vas de una vez? —Leonardo la miró expectante.

«¿Por qué tiene tantas ganas de que me vaya?», se preguntó ella mientras iba a lavarse las manos a la cocina.

—Sí, pareces ansioso por que me vaya.

—Es que estás interrumpiendo nuestro tiempo juntos.

Emilia suspiró y salió de allí. De camino, pasó por una florería y compró un ramo de violetas. No era que significaran algo, sino que no quería llegar con las manos vacías. Condujo a casa con el ramo en el asiento del acompañante.

Cristóbal se preparó un café; había tenido unos días agotadores. Al terminar de beberlo, se sentó a tocar «Nocturnos» de Chopin. Él era uno de los mejores pianistas del mundo; había ganado todos los reconocimientos y premios del mundo musical e incluso había creado su propio estilo. Sus logros pasarían a la historia. Era un hombre brillante y orgulloso, digno del amor de Regina y del afecto de Olivia, pero, aun así, no le agradaba tanto a su esposa, por mucho que le pesara. Durante el vuelo de vuelta, pensó que era infantil pelear con una mujer mucho más joven que él y le causó gracia. Emilia era un obstáculo al que tenía que enfrentarse. Era un hombre arrogante, todos lo decían; su madre y Olivia, incluso su hermano, con quien no se hablaba, y también su asistente y sus amigos. Todos decían que nunca iba a enamorarse. Sin embargo, no estaban en sus zapatos; él tenía corazón, por eso había cuidado de Regina, aunque hubiera sido solo por un tiempo, y había permanecido junto a ella aun cuando lo rechazaba, pues solo quería protegerla. Quería decirle que estaría allí sin importar lo que pasara y darle un poco de calidez. Nunca la había olvidado; su obsesión hacía que la recordara aún después de tantos años. Ella entendía el significado de «La calle donde mora el viento», que era una canción triste, y no solo eso, sino que también le pedía que la tocara. De todas formas, no era amor lo que sentía por Regina, sino preocupación, por eso, cuando ella conoció al hombre que amaba, él se hizo a un lado.

En aquel entonces, pensaba que nunca se casaría y que nunca conocería a alguien a quien amara, hasta que conoció a una jovencita. La había conocido en el escenario, pero ella se había ido de prisa. Interpretó una canción llamada «Caricia del viento» y, de solo escucharla, él sintió que la brisa le daba un beso suave en la mejilla. Desde esa noche, solo tuvo ojos para ella. La segunda vez que se vieron fue en un templo japonés. Ella tenía un rostro pequeño, grandes ojos brillantes y la piel suave como la de un bebé. El kimono lucía hermoso sobre su figura, deslumbrante, incluso. Cristóbal le sonrió en silencio; había visto a muchas mujeres hermosas, pero Emilia era la única que le atraía. «La belleza está en los ojos del espectador, supongo», se decía. Ella lo había impresionado.

Lo que realmente grabó a la chica en su mente fue el beso de aquella noche. En principio, no pensaba besarla, había sido un accidente mientras perseguían al ladrón. Fue el primer beso para él y pasó demasiado rápido. Se la quedó mirando con un rastro de temor en los ojos. Ella olía bien y tenía labios dulces, suaves y tiernos.

—Lo… Lo siento —dijo él, preso del pánico. Estaba nervioso. Estaba preparado para que le gritara, pero la chica se limitó a mirarlo con ojos brillantes.

—No se preocupe, señor. Sé que no era su intención, y se sintió bien. —Luego le dio un beso en la mejilla y lo tranquilizó—. No me molesta, así que dejémoslo pasar. —Sin saberlo, Emilia se metió en problemas en ese momento. Cristóbal no dejó de perseguirla, exigiéndole que se hiciera cargo de lo que había pasado. Incrédula, ella se mantuvo lo más lejos posible del hombre.

Más adelante, Cristóbal supo que ella solo lo había rechazado porque era mayor, por eso ni siquiera le daba la oportunidad de cortejarla. Podría cambiar por ella, pero no podía hacer nada respecto a su edad. A pesar de ese problema, no estaba dispuesto a rendirse tan fácil, así que ideó un plan que duró dos años. Pasado ese tiempo, ella por fin mordió el anzuelo. No podía esperar mucho más, si pasaba más tiempo, iba a ser demasiado viejo para ella, por eso, cuando Emilia lo llamó de repente y le pidió que se casaran, no lo dudó ni un momento.

La relación entre ellos no mejoró mucho después del matrimonio. Él tuvo que esforzarse demasiado para tocarle aunque sea un poco el corazón. Pero justo cuando empezaba a actuar como una esposa amorosa, le había dicho en la cara que Santiago era uno de los hombres más espléndidos que había conocido. No podía negar que era verdad, pero no creía tener mucho que envidiarle a Santiago. «Me pregunto si seré demasiado infantil». Pero quería que ella solo tuviera ojos para él.

Emilia alcanzó a escuchar la melodía desde la puerta de entrada. Al pasar, encontró a Cristóbal en el piano, así que dejó las flores y se acercó a abrazarlo por detrás. «Ser tierna nunca hace daño. Además, tengo catorce años menos que él, debería serlo. No puede seguir enojado por mucho tiempo», reflexionó. El calor conmovió el corazón de Cristóbal, que dejó de tocar el piano para tomarla en sus brazos.

Cuando sus miradas se encontraron, ella dijo en tono suave:

—Cristóbal. —Él le acarició la mejilla, y ella lo besó. Pasaron al sofá, donde se besaron por un rato, hasta que Emilia estuvo segura de que él estaba de mejor humor—. No vuelvas a espiarme, Cristóbal.

—Me preocupo por ti —dijo él al salir del asombro momentáneo—. No corras carreras a mis espaldas o seguiré haciéndolo.

—Pero es mi único pasatiempo —protestó ella.

—Es peligroso. —Emilia se tensó de repente y se alejó de los brazos de él. Cristóbal notó que estaba enojada; en esos momentos, ella se quedaba callada y no hablaba con nadie, lo que era un dolor de cabeza para él. Por suerte, no sucedía con mucha frecuencia. Desde que se conocían, esa era la tercera vez que se enfadaba. Las primeras dos, le había dicho que la dejara sola. Esa ocasión parecía más seria. Él esperó un momento antes de seguirla a la habitación, donde la encontró jugando con el teléfono—. ¿Estás enojada? —le preguntó mientras la abrazaba. Su voz era sensual y cautivadora.

—No me gusta que me controles —afirmó ella—. Corría antes de que nos conociéramos, ¿por qué debería dejar de hacerlo ahora que estamos casados? ¿Por qué debería dejar que me controles?

Cristóbal frunció el ceño al percatarse de que Emilia se estaba cuestionando su matrimonio.

—No quiero controlarte —dijo con paciencia—. Solo me preocupo por ti. Te amo y no quiero que corras peligro. Si amas tanto las carreras, ¿por qué no me llevas contigo? —Él estaba buscando un modo para que se pusieran de acuerdo, así que Emilia supuso que no debía presionarlo demasiado.

—Lo sé —afirmó al dejar su teléfono—. Sé que es peligroso, pero no me gusta que me espíen.

—Entonces, no lo haré más. —Había vuelto a Bristonia porque estaba molesto con ella, pero, al final, era él quien se estaba disculpando y animándola. Eso le parecía injusto. Igual, le dio un beso en la mejilla. «Creo que no debería regañarlo más», pensó Emilia, que tenía la mirada en el suelo.

—No estoy culpándote ni estoy enfadada. Es solo que no quiero que nadie me siga. Sé que estás preocupado, pero quiero ser libre. Tengo amigos e intereses personales. Tengo mi propia vida y puedo hacer lo que quiera mientras que no te traicione. Te amo, Cristóbal. Me casé contigo y soy tuya, pero sigo siendo yo misma. Sé que es duro, pero quiero un poco de libertad. Te llevaré a ti o a mis hermanos a la próxima carrera, no iré sola. Tendré en cuenta tus sentimientos. —Emilia por fin cedió; ambos lo hicieron, pues era algo importante en una relación, ellos lo sabían mejor que muchos. Cristóbal sabía que ella lo iba a escuchar. No era irracional, aunque él esperara que lo fuera porque así eran las personas jóvenes.

—Quítame la ropa —le ordenó Cristóbal al tiempo que le llevaba una mano al cuello de su camisa.

—¿Por qué? —Emilia estaba helada.

—Quiero que veas mi cuerpo. —Él tenía una mirada cálida.

—¿Po… Por qué? —balbuceó la chica.

—Es imponente. Sé que te gustan las vistas imponentes. —«¿Sigue molesto por eso?», pensó Emilia. «¿No se moverá?», se preguntó él—. Quítamela —insistió en tono frío.

—Lo… Lo siento —tartamudeó ella.

—Hazlo —siguió insistiendo, y la joven comenzó a desvestirlo con dedos temblorosos.

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

  1. tlover tonet says:

    It is actually a nice and useful piece of info. I’m satisfied that you just shared this helpful information with us. Please keep us up to date like this. Thank you for sharing.

  2. Very well written post. It will be helpful to anybody who usess it, as well as myself. Keep doing what you are doing – can’r wait to read more posts.

  3. zencortex says:

    What Is Exactly ZenCortex? ZenCortex is an optimal hearing function support

  4. You could definitely see your skills in the work you write. The world hopes for more passionate writers like you who aren’t afraid to say how they believe. Always go after your heart.

  5. I found your blog web site on google and check a number of of your early posts. Proceed to maintain up the superb operate. I just additional up your RSS feed to my MSN Information Reader. In search of forward to reading extra from you afterward!…

  6. FlowForce Max is a 100 natural dietary supplement created to promote male health.

  7. I enjoy your writing style genuinely loving this internet site.

  8. Thanks for the sensible critique. Me and my neighbor were just preparing to do some research about this. We got a grab a book from our area library but I think I learned more from this post. I’m very glad to see such excellent info being shared freely out there.

  9. Java Burn: What is it? Java Burn is marketed as a natural weight loss product that can increase the speed and efficiency of a person’s natural metabolism, thereby supporting their weight loss efforts

  10. puravive says:

    Puravive is a natural weight loss supplement and is said to be quite effective in supporting healthy weight loss.

  11. fitspresso says:

    FitSpresso: What Is It? FitSpresso is a natural weight loss aid that targets the root cause of excess body fat.

  12. Very interesting info !Perfect just what I was looking for! “You have to be deviant if you’re going to do anything new.” by David Lee.

  13. You are a very clever person!

  14. Java burn says:

    It is the best time to make some plans for the future and it is time to be happy. I have read this post and if I could I desire to suggest you few interesting things or tips. Perhaps you can write next articles referring to this article. I want to read more things about it!

  15. Really instructive and superb body structure of articles, now that’s user friendly (:.

  16. The other day, while I was at work, my sister stole my apple ipad and tested to see if it can survive a forty foot drop, just so she can be a youtube sensation. My iPad is now destroyed and she has 83 views. I know this is entirely off topic but I had to share it with someone!

  17. Lottery Defeater is an automated, plug-and-plug lottery-winning software.

  18. puravive says:

    Nice post. I learn something more challenging on different blogs everyday. It will always be stimulating to read content from other writers and practice a little something from their store. I’d prefer to use some with the content on my blog whether you don’t mind. Natually I’ll give you a link on your web blog. Thanks for sharing.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset