Te regalo toda una vida de amor Capítulo 438

Lo que Santiago implicaba era bastante evidente, y la joven enfermera se puso pálida como un papel de miedo. Se arrodilló y suplicó misericordia varias veces. Mientras se golpeaba la frente contra el suelo sin cesar, las lágrimas corrían por su rostro, lo que la hacía ver bastante lastimosa. Cualquier hombre ordinario habría simpatizado con ella en ese momento, pero Santiago había cometido demasiadas cosas horribles, así que no había forma de que se compadeciera de ella. Además, él era alguien que hacía lo que decía. Nunca volvería atrás en sus palabras. Esta vez, había intentado seducir a mi hombre, así que no sentía ninguna simpatía por ella. Como tal, no la ayudé a suplicar el perdón de Santiago.

Los guardaespaldas arrastraron a la enfermera fuera de la habitación mientras yo caminaba hacia él para quitarle la manta que lo cubría antes de tirarla al suelo. Luego, tomé una nueva del armario.

— está cubierta con el olor de su perfume. —Santiago notó la expresión de disgusto en mi rostro y extendió la mano para dar palmadas en el lugar junto a él. Me acerqué deprisa y me quité los tacones altos antes de acurrucarme junto a él.

—Acabas de llamarme tu marido —exclamó feliz.

—Bueno, lo eres —Casi nunca me llamas así —dijo con una sonrisa radiante.

—Mentira, te he llamado mi marido antes. A diferencia de una persona que conozco y que nunca me ha llamado su esposa —lo reprendí juguetona.

—¿Quieres que te llame así? —preguntó sonriente.

«Sí, claro que quiero oírlo decirlo , pero nunca lo ha hecho», pensé

—No me importan lo que dijo esa mujer antes pero no me gustaría que mi querida señora Genova lo malinterpretara —dijo Santiago cambiando de tema.

—No lo haré —respondí con confianza.

—¿Por qué? —Enarcó las cejas interrogantes.

—Porque sé con exactitud qué tipo de persona es mi marido.

—¿Es el mío más grande o el de ella? —pregunté con descaro.

—Por favor, muestra algo de moderación —me pidió Santiago sonrojado.

—¿Santi, te da vergüenza? —contesté entre risas.

Me sacaron de su habitación después de decir eso. Santiago me envió a casa para que le hiciera sopa. Cociné para él antes de regresar al hospital lo más rápido posible. Para entonces, vi que Roberto había visitado a Santiago para hablar. Roberto hablaba consigo mismo mientras tocaba varios temas y Santiago ni siquiera se molestaba en responder, sino que seguía descansando con los ojos cerrados. Roberto continuó hablando consigo mismo hasta que entré en la habitación.

—Tu hombre está siendo muy irrespetuoso. He estado hablando con él por mucho tiempo y ni siquiera me ha respondido —me reprochó Roberto en cuanto entré a la habitación.

—¿Te gustaría un poco de sopa? —ofrecí sonriendo.

—¿La hiciste tú misma? —preguntó interesado.

—Sí, le hice una nutritiva sopa de pollo.

Saqué dos tazones limpios y serví la sopa para Roberto y Santiago. Luego, saqué los platillos que había preparado. A Roberto le gustó mucho la comida y elogió mi cocina mientras comía, y yo prometí cocinar de nuevo el día siguiente al notar que le había gustado.

—¿Qué deberíamos hacer con el asunto de Raúl? Alguien tiene que ir y rescatarlo —le preguntó Roberto a Santiago tras terminar su comida.

—¿Qué le pasó a Raúl? —pregunté sorprendida.

—Acabamos de recibir noticias de que se encuentra retenido por Claudio. No es de extrañar que Raúl le haya otorgado autoridad a Claudio. Es porque lo obligaron a hacerlo —explicó Roberto.

Raúl había sufrido graves lesiones cuando dejó Bristonia. Alfredo era quien las había causado. Para ese momento, de todos ellos, Alfredo era el único ileso. Roberto había herido de manera muy grave a todos los demás, incluyendo a Ezequiel.

—Ahora mismo, no tengo los medios para ayudar a Raúl —respondió Santiago.

De hecho, en este momento, éramos incapaces de ayudarlo. Antes, Raúl y Roberto eran nuestros oponentes, pero, Roberto y Santiago estaban pensando en cómo salvar a Raúl. Cuando reflexioné sobre los eventos recientes, me di cuenta de que no había enemigos permanentes.

—Aunque así sea, tenemos que salvarlo —respondió Roberto.

—¿Dónde está cautivo? —pregunté.

—En Silvania. Es una nación en guerra —respondió.

—¿Está en peligro su vida? —pregunté.

—Sí. Escuché que está en malas condiciones —respondió Roberto.

—Entonces iré y lo salvaré —propuse sin pensarlo.

—No eres la persona adecuada para ir —replicó Santiago.

«Estaba equivocado. Yo era la única persona adecuada en este momento», pensé.El único hombre en forma y saludable en ese momento, que era Alfredo, nunca iría a salvar a Raúl. En cuanto a mí, solo iría a salvarlo porque con Santiago habían sido amigos durante años. Aunque ambos habían estado compitiendo entre sí durante mucho tiempo, habían establecido una comprensión mutua y se consideraban amigos. Como tal, quería ayudar a mi marido a través de está acción.

—Iré con Joel, y también convocaré a José para que venga. No se preocupen. Estaré bien. Solo voy a traer a Raúl de vuelta a Bristonia. Ustedes deberían confiar en mis capacidades.

Nunca había hecho nada por Santiago, así que esto parecía ser lo único que podía hacer por él. Además, no pensaba que estaría en peligro porque podía sentir que Ezequiel no me tenía animosidad. Esta era la razón por la que había encontrado la valentía suficiente como para ir.

—Tenemos muchos hombres a los que podemos asignar para rescatar a Raúl, pero nos falta alguien que pueda traerlo de regreso a Bristonia mientras despliega nuestros recursos de manera efectiva y baja la guardia de Claudio. Gina es la mejor candidata. Estoy seguro de que Claudio tampoco haría nada contra Gina —argumentó Roberto.

En efecto, teníamos muchos hombres trabajando para nosotros, por lo que no carecíamos de recursos humanos para rescatar a Raúl. Solo necesitábamos un líder, y yo era la única persona calificada en ese momento. Después de todo, ya fueran los recursos de Roberto, los de los Genova o incluso los de Santiago, podía desplegarlos en un abrir y cerrar de ojos.

—Muy bien, pero tendrás que seguir mi plan. Saldrás a medianoche. Tengo algunas instrucciones específicas para ti —dijo Santiago tras pensarlo unos minutos en silencio.

Al final, accedió a dejarme ir. Esta fue la primera vez que iría en una misión sola. Sentí una inexplicable sensación de emoción porque estaba haciendo algo por él , y era la primera vez que experimentaba la vida en sus zapatos.

—Seguro, seguiré tu plan —respondí.

Poco después, Roberto regresó a su habitación. Mientras tanto, Santiago me miraba triste.

—¿Por qué tomaste una decisión tan peligrosa? —preguntó.

—Aunque no estoy tan cerca de Raúl, él me ayudó antes. En cuanto a tu relación con él… Sé que quieres salvarlo.

—Ezequiel mantuvo a Raúl cautivo a propósito para atraernos.

Sabía fuera quien fuera, estaría en peligro. Sin embargo, mi caso era diferente porque Ezequiel no tenía nada en contra de mí a pesar de su personalidad destructiva. De hecho, Ezequiel mencionó que todo eso estaba en su pasado. Este viaje era una oportunidad para demostrar que no tenía interés en mí.

—Esa es la razón por la que no deberías ir, porque él los considera enemigos. No te preocupes, Santi. Estaré bien.

Terminé de lavar los tazones antes de quitarme los zapatos y subirme a su cama. Me tomó en sus brazos con un suspiro.

—Estoy preocupado. Eres mi preciosa bebé. ¿Cómo podría sentirme tranquilo? —dijo con un tono suave y acogedor.

—No te preocupes. Todo estará bien. Tampoco puedo soportar la idea de estar separada de ti y nuestros hijos. ¡Los amo mucho! Además, deberías permitirme algo de libertad para hacer las cosas, para que pueda ser tan fuerte como tú y enfrentar el mundo contigo —le prometí mientras tomaba su mano.

«Quería entrar en el mundo de Santiago y convertirme en alguien como él», reflexioné.

—El mundo al que estoy acostumbrado no es agradable —respondió.