Te regalo toda una vida de amor Capítulo 434

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 434

—¿Te dijo que lo traicionamos? —La voz de Santiago reveló indicios de enojo.

—Dijo que sus amigos acapararon sus posesiones entre ellos.

—¿Te dijo todo eso? ¿Ustedes son cercanos? —me preguntó en lugar de aclarar las dudas que tenía.

—No lo somos —negué enseguida sacudiendo la cabeza al sentir algo extraño en su expresión—. Él solo lo mencionó al pasar en la casa de té durante el día. Me topé con él porque estaba buscando a Maya para ir de compras.

La nube en su rostro se desvaneció.

—Nunca he traicionado a nadie.

Creí cada palabra que dijo, pero no indagué más sobre lo sucedido en ese momento porque podía molestarlo. En cambio, me levanté la cabeza para besar su mejilla.

—Confío en ti.

Él respondió con un murmullo antes de quedarse en silencio. Aunque Santiago siempre mostraba una actitud fría hacia los demás como si el silencio fuera oro, se abrió a mí. Seguro era porque ya éramos socios. Se mostraba indulgente conmigo al hacer intentos para comunicarse. ¡Incluso me había dicho cotorra en el pasado! Siempre parecía cuidarme al incluirme en su mundo, su historia y entre sus conocidos del pasado.

Por otro lado, yo aproveché su afecto para sondear el terreno. Hice preguntas que no debería haber hecho. Sin embargo, deseaba compartir la carga con él.

—Reina, no importa lo que digan los demás, no debes perder tu juicio. Sin embargo, hay una cosa que debes saber: nunca te he mentido.

Hablando de eso, yo tampoco perdí de vista mis juicios ni compré las palabras de Ezequiel. Solo buscaba respuestas y no me importaba cuál fuera la respuesta. No me importaba nada siempre y cuando Santiago y nuestros dos hijos estuvieran seguros y saludables. Así que nunca confiaría en las palabras de Ezequiel y solo creería en Santiago. Él era mi mundo, y tenía fe total en él por la eternidad.

—Mmm. Haré lo que dices, Santi.

—Mmm. Dulces sueños. —Me abrazó.

Era tarde y el cansancio me venció, quitándome la energía. Pronto me dormí en sus brazos.

Cuando el sol de la mañana salió, Santiago todavía estaba dormido. Me pareció extraño porque siempre se despertaba antes que yo. Cuando llamé su nombre dos veces y no recibí respuesta alguna, noté los tonos rojos en sus mejillas. Por lo tanto, le toqué la frente solo para sentir la temperatura alta en su piel. «¡Tiene fiebre!».

Bajé las escaleras de prisa en busca de la ayuda de Leonardo para llevar a Santiago al hospital. En el proceso, nos dimos cuenta de que sus heridas estaban infectadas.

Fruncí el ceño y dije en voz alta:

—¿Cómo puede ser esto?

«Hay algo mal con sus heridas. ¿Sucedió algo cuando dejó Bristonia hace dos días?».

Incluso después de llegar al hospital, no recuperó la conciencia. El médico confirmó que sus heridas estaban infectadas, pero su vida no corría peligro.

—Mientras esté a salvo, todo está bien.

Sin embargo, mi corazón se desgarraba por él. Me dolía verlo en ese estado, porque siempre soportaba el dolor cuando se lastimaba.

Mientras Santiago perdía el conocimiento, una enfermera maniobró la silla de ruedas de Roberto hacia la habitación del paciente a su petición. Observando al hombre inconsciente, suspiré:

—Todos están desaparecidos, heridos o inconscientes. Claudio seguro está disfrutando esto.

Sentada junto a Santiago, miré su rostro pálido mientras hablaba con Roberto:

—Claudio está detrás del accidente de coche. Es obvio. Ojo por ojo, diente por diente. Después de todo, tú lo atropellaste esa noche. Él solo está tomando venganza por sí mismo.

—¿Estás de su lado? —Roberto no podía creer lo que estaba escuchando.

—Solo estoy presentando los hechos. Si estuviera en su lugar, habría hecho lo mismo.

—Ni siquiera sabes lo malvado que solía ser —se burló él.

—Es cierto. Eso está fuera de mi conocimiento. —Como reflexión, me puse de pie y salí de la habitación.

—¿A dónde vas? —preguntó detrás de mí.

—Tengo algo que hacer. Cuida a Santiago por mí.

—¿Cómo se supone que voy a hacer eso si yo también soy un paciente?

Lo ignoré y fui directo a la puerta. Después, saqué mi teléfono para llamar a Antonio.

—¿Has estado en contacto con Santiago en secreto?

Supuse que Antonio no había buscado a Santiago solo porque no podía investigar el pasado de Ezequiel. En su lugar, habían estado en contacto en secreto. Como Antonio no esperaba que lo llamara para hacer esa pregunta, su respuesta se retrasó unos segundos.

—Lo siento, señorita.

—Antonio, tengo la intención de nombrarte la persona a cargo de la familia Genova, alguien que puede reemplazar a Carlos, pero ni siquiera sabes quién es tu jefe. —Él se quedó sin palabras ante mi reprimenda. Después de advertirle, suavicé mi tono. —. No te culpo. Cualquier cosa que Santiago te pida hacer y cualquier cosa que necesite, siempre tendrá a la familia Genova de respaldo, pero no le cuentes sobre las cosas que te pido que hagas. Esta vez, tengo una tarea para ti.

Planeaba proteger a Santiago usando la mayor cantidad de personal que disponible. Él no debería saber eso o pensaría que lo estaba controlando.

—Adelante, señorita —respondió Antonio con cortesía.

—Elige al mejor guardaespaldas que tengamos para proteger a Santiago y a los niños. Sobre Claudio… mantén un ojo en él.

Antonio debería conocer a Claudio ya que había trabajado para Santiago antes. Maya tenía a Alfredo, así que no tenía que preocuparme por ella.

—De acuerdo. Señorita, ¿conoce a Claudio?

—Sin preguntas. Solo cuida de Santiago por mí —dije.

Nunca iba a permitir que Ezequiel se convirtiera en la perdición de mi hombre. Además, tenía que encontrarme con él por ese sueño. Cuando era joven, tenía un perro.

—Entendido, señorita.

—Y busca un hipnotizador —añadí.

Estaba segura de que no me había dormido por fatiga en el coche esa noche. Necesitaba que un hipnotizador habilidoso analizara la situación.

—Lo haré de inmediato.

Después de eso, regresé a la habitación del hospital, donde Roberto estaba al teléfono. Su voz sonaba impaciente.

—¿Qué quieres decir? —preguntó.

No pude escuchar lo que la persona al otro lado de la línea dijo, pero Roberto de repente se volvió indignado.

—No te preocupes. Me importa un bledo la familia Fontana. ¡No vuelvas a mencionarlo! ¿Me oyes? De lo contrario, lo mataré.

Lanzó el teléfono al suelo mientras yo observaba el lamentable aparato con tranquilidad.

—¿Qué pasó?

—Mi padre quiere mi parte de las acciones de la empresa para ese chico. Dice que es idea de mi madre.

«Debe referirse a su hermano menor».

Después de pensarlo un poco, pregunté:

—¿Cómo conseguiste esas acciones?

—Mi madre luchó por mí. Me dijo que era mi derecho, pero han estado planeando conseguir las acciones desde que ella se fue. ¡Me siguen presionando!

La mujer a la que Roberto se refería era mi madre. Su madre biológica era malvada, al menos desde mi punto de vista, pero él la llamaba su madre de todos modos. Era evidente que la quería desde el fondo de su corazón y anhelaba su calidez. Sin embargo, no recibía nada de ella. La familia Fontana lo estaba llevando al límite.

—No tienes que ceder. Además, tú…

Quería darle palabras de consejo, pero no era Roberto; no podía tomar decisiones en su lugar. ¿Y si lo hiciera por voluntad propia?

Justo cuando me quedé sin palabras, alguien llamó mi nombre.

—Reina.

—¡Santi, estás despierto! —exclamé con agradable sorpresa.

—Uff. ¿Qué pasó?

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
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  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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