Te regalo toda una vida de amor Capítulo 41

A pesar de saber que el hombre del que estaba enamorada se encontraba en una relación un tanto «especial» conmigo, Olivia de todas formas intentó acercarse a mí. Continuó sonriendo, aun cuando pudiera ofenderse por mi pregunta. Al verla así, me hizo sentir como si me hubiese propasado. Debí intentar evitar ese tipo de preguntas. Decidí cambiar el tema, por lo que sugerí:

—Vayamos a comer.

El ánimo de Olivia no se vio afectado por lo sucedido. En su lugar, ella ordenó mucha comida y, emocionada, comentó:

—Hace mucho que no salgo a comer con Maya, así que aprovecharé al máximo hoy. ¿Puedo ordenar algo de beber?

—Como gustes —contestó Maya, riendo. —Siempre le puedo pedir prestado dinero a Gina si la cuenta es demasiado para mí. ¿Sabes que ella es superrica?

—Pensé que tú invitabas —repliqué con una sonrisa.

—Como dije, sería «prestado». No es como si no fuera a regresártelo.

Me quedé callada. Maya parecía más compuesta de lo que esperé cuando me contó lo que sucedió con Alán. No parecía nada triste de que él la hubiese dejado y no pude evitar pensar que no estaba actuando como normalmente lo hacía. Luego de que Olivia ordenara, por curiosidad, me preguntó:

—Regina, ¿puedo saber la razón por la que tú y Nick se divorciaron?

—¿Nicolás Ferreiro es tu hermano, Olivia? —preguntó Olivia, sorprendida por completo cuando conectó los puntos. —¡Es demasiada coincidencia!

—La familia Ferreiro me adoptó de niña —explicó Olivia, asintiendo. —Aunque me quedé con el apellido de mi madre, pero no le he dicho a nadie que soy una Ferreiro. Lamento haberlo mantenido en secreto por tanto tiempo.

—No hay problema. —Al escuchar su respuesta, Maya sacudió su cabeza y se volvió a sentar. —No es que yo hubiese preguntado antes por tu familia. Es normal que no tengas ninguna necesidad de contarles eso a los demás. Solo me sorprendió porque… Bueno, Gina tiene cierta historia con la familia Ferreiro.

El mesero nos trajo una botella de vino rojo y Olivia procedió a servirnos una copa a cada una. Luego, comenzó a explicarse:

—Antes de esta ocasión, jamás había regresado al país, por lo que no estaba al tanto del matrimonio de Nick y él tampoco me lo mencionó…

Bajé la mirada y tomé la copa de vino sin decir nada. Maya pareció que recordó algo y se apuró a quitarme la copa de la mano.

—¡Camilo me matará si se entera de que bebiste alcohol! Por cierto, ¿Olivia? —Maya se giró a ella. —¿Por qué regresaste de forma tan repentina al país?

Ahora Olivia agachó su mirada después de la pregunta de Maya, quien tenía mucha curiosidad por saber la razón, por lo que continuó husmeando.

—¿Pasó algo?

—No es como si pudiera pasar el resto de mi vida en el extranjero —contestó Olivia luego de tomar un sorbo de su vino y suspirar. —Nick me pidió que regresara a Bristonia para hacerme cargo del negocio familiar por él. Dijo que era tiempo para que hiciera algo como pago para la familia Ferreiro por haberme adoptado hace tantos años. —Hizo una pausa repentina y enfocó sus ojos llenos de curiosidad hacia mí. —Regina, ¿por qué te divorciaste de Nick? ¿Te trató mal?

Ya todo quedó atrás, sin importar si él fue bueno o no conmigo. No quería recordar el pasado de nuevo, por lo que se me ocurrió cualquier excusa para dejar de lado este tema.

—Por nada en particular. Hoy en día es normal que las parejas se divorcien o se separen. Nicolás y yo nos distanciamos en buenos términos.

Todavía recuerdo con claridad cómo deseaba que él estuviese a mi lado la noche previa al divorcio y cómo le rogué para que estuviera conmigo durante tres meses. En aquel entonces él me rechazó con tanta crueldad. Por su parte, al notar cómo mi ánimo decayó, Maya decidió cambiar el tema a uno más alegre.

—¡Comamos! Vayamos al cine después de esto.

—¡Oh! Tengo que ir a la compañía saliendo de aquí —repliqué.

—Está bien. —Maya no tuvo otra opción que ceder.

No comí mucho, ya que no tenía hambre; sin embargo, debido a que Olivia pidió demasiada comida, Maya se tuvo que sacrificar para acabársela, puesto que no quería desperdiciarla.

Una vez nos despedimos, me subí a mi carro para ir a la compañía. Gabriel aún se encontraba trabajando cuando llegué. En cuanto me vio, se apuró hacia mí y me saludó.

—Presidenta Esquivel, tiene una cita con la señorita Mora a las 3 de la tarde de mañana. Un representante del Corporativo Meza también estará presente.

Parecía que el Corporativo Mora estaba determinado a trabajar con el Corporativo Meza, sobre todo al ver cómo los invitaron a la reunión que supuestamente sería entre la familia Mora y la familia Esquivel. Me dirigí a Gabriel y le pregunté:

—¿Cuál fue la oferta que hizo el Corporativo Meza?

—Aún no lo han hecho público, pero supongo que debió ser solo un poco más alta que la nuestra. De otra forma, el Corporativo Mora no hubiera cambiado de parecer.

La familia Mora era un nombre influyente en Aselia. Recuerdo cuál fue mi impresión del padre de Alicia las pocas veces en que me llegué a encontrarme con él, un hombre de negocios honesto que mantenía sus promesas. Con esto en mente, no podía comprender por qué se rehusó de forma repentina a colaborar con nosotros y sin darnos ninguna razón.

—Escuché un rumor —comentó Gabriel después de que nos quedamos callados por un tiempo. —Para todo efecto práctico, Alicia Mora es quien tiene el control completo de la compañía ahora.

—¿Hubo algún cambió en la administración? —pregunté, frunciendo de inmediato ante la noticia.

—En sí, no, pero la edad del presidente Mora ya está muy avanzada. Alicia es la única sucesora que tiene la familia. Aunque el presidente Mora sigue siendo, legalmente, la cabeza de la compañía, no hay ninguna duda de que su poder e influencia recaerán en ella en algún punto.

—¿Así que Alicia Mora es quien tomó la decisión de este trato? —Me detuve para pensar por un rato. —¡Si ese es el caso, no me sorprendería cómo terminó eligiendo al Corporativo Meza! Ella no conoce nuestra compañía y como el Corporativo Meza tiene a la familia Ferreiro de su lado, no es de extrañar que una joven como ella hubiese escuchado y creído las palabras de las personas a su alrededor.

Nada más había unas cuantas familias influyentes en Bristonia. Nicolás debió aprovecharse de Alicia, diciendo cosas buenas del Corporativo Meza; de esa forma, ella le correspondió y los eligió a ellos sin asegurarse de lo que era mejor para su compañía. Sin dudarlo, tomó una decisión que estropearía las relaciones entre nuestra compañía y la suya.

Después de todo, Alicia era diferente del presidente Mora. Él siempre fue un hombre de negocios con integridad y su excelente reputación en la industria se la ganó gracias a su conducta. Alicia, por su parte, todavía era una primeriza en el mundo de los negocios.

—Hay una gran posibilidad de que perdamos esta licitación en esta ocasión. —Gabriel suspiró. —Pero esta oportunidad es demasiado importante para nosotros como para dejarla ir.

—¿De qué se trata esta colaboración? —pregunté, ya que no estaba enterada porque no había estado al tanto de la compañía desde el divorcio.

—Es una producción de chips para el Corporativo Mora.

—¿Ellos están involucrados en el área de la tecnología? —cuestioné, sorprendida.

—Nuestra compañía produce tecnología. —Continuó explicando mi asistente. —Pero esta cooperación es una oportunidad para que nos convirtamos en el fabricante líder de la producción de chips en el futuro, sobre todo si termina según lo planeado y este proyecto se da a conocer.

—Entonces, lo que dices es que esta colaboración es crucial —concluí después de escuchar a Gabriel.

—No podemos arriesgarnos a perderla, presidenta Esquivel.

…

Después de hablar con Gabriel, me retiré de la compañía. Me detuve mientras pasaba por un salón que tenía un anuncio en su entrada principal. Parecía que había un recital en proceso. Me estacioné en la calle y compré un boleto para entrar.

Me senté en la última fila y, de repente, noté que Maya y Olivia se encontraban en la primera fila; era fácil ver sus asientos desde mi lugar. Con ellas ahí, de inmediato supe quién se presentaría.

Quise irme de ahí con desesperación, pero me fue imposible marcharme; no podía obligarme a hacerlo. Terminé por acomodarme en mi asiento. Era igual que antes, cuando hace nueve años no pude obligarme a olvidar aquella voz que me llamaba «chiquilla» o los meses que pasé siguiendo en silencio a aquel hombre. No pude hacerlo, sin importar lo mucho que me dije que ya no lo quería.

—¿Te enteraste? —Cerré mis ojos y alcancé a escuchar a unas personas hablando cerca de mí. —Cristóbal Ferreiro se presentará hoy. Es un pianista de renombre internacional. Sé que es muy difícil encontrar boletos para sus presentaciones. Me preguntó qué lo habrá llevado a tocar en un sitio tan pequeño como este.

Parecía que Cristóbal era un pianista famoso, pero fue hasta este momento que me vine enterando. Una presentación de violín inició el recital, seguido por una presentación de chelo y un conjunto interpretando piezas de Beethoven. A pesar de que las presentaciones se acabaron una tras otra, la que estaba esperando ver aún no había comenzado.

Estuve a punto de retirarme cuando una melodía triste y familiar comenzó a resonar por el salón. Mis ojos se abrieron de golpe y lo vi tocando el piano. No podría describir cómo me sentí en este momento, aunque quisiera.

El hombre atractivo llevaba un traje negro que acentuaba su figura alta y fuerte. Era la clase de hombre perfecto que recibía el amor de todas las mujeres. Su propia hermana adoptada era una de las tantas mujeres que lo amaban. La gente veía a Cristóbal como un príncipe entre los hombres, orgulloso e indiferente. ¿Por qué…? ¿Por qué me tuve que enamorar de él?