Te regalo toda una vida de amor Capítulo 358

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 358

Mi plan era atormentar a Elisa utilizando a mi padre, pero, lamentablemente, resultó ser una simple fantasía. No podía hacer nada, no con Santiago cerca. Después de todo, Elisa seguía siendo su madre; más allá de lo que había hecho, no dejaba de ser la persona que había dado a luz al padre de mis hijos. Me encontraba ante un dilema.

Santiago pudo sentir mi abatimiento y me acarició la cabeza con delicadeza con la intención de calmar a mi alma torturada. De repente, me puse de pie.

—Iré a ver a los niños —dije, y él me miró.

—Voy contigo.

—No —objeté—. No estaré mucho en casa, porque también debo ir a Minino Café a encontrarme con Maya. —No quería su compañía, al menos no por el momento. Santiago frunció los labios, pero no dijo nada. Fui al primer piso a cambiarme y, cuando estaba por salir, me crucé con José. Había pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos—. ¿Se terminaron las vacaciones?

—Así es. —Asintió. Se lo veía un poco más serio que de costumbre. Le sonreí.

—¿Pudiste verla? —pregunté, y me miró confundido.

—¿Cómo?

—El señor Reynosa me dijo que ibas a encontrarte con una chica que te gusta —expliqué mientras pensaba: «Lo siento, Gabriel, no pude mantener el secreto».

—Sí, la vi, pero no fue un encuentro agradable —repuso con un tono vacilante—. Era de esperarse, de todas maneras. Pero no hablemos de eso ahora.

«Hum. No parece estar para nada feliz», me dije. Quería saber más, pero él no parecía estar de humor para conversar y, si bien sabía que me diría si lo presionaba, yo no podía perder más tiempo. Alrededor de media hora más tarde, llegué al chalé Esquivel.

—¿Dónde estuviste estos últimos días? —inquirió mi madre. Mi regreso le generó intriga.

—Trabajando —respondí con voz cavernosa. Ella no hizo más preguntas.

Le pedí a la niñera que me trajera a Pedro. Hacía tiempo que no lo veía y lo había extrañado. Él estaba igual de callado y tranquilo que siempre, lo cual, a decir verdad, me resultaba algo preocupante. Me hubiera encantado que fuera más vivaz y que no se pareciera tanto a su padre. De pronto, mi madre se acercó con Rita y la niña estiró los bracitos hacia mí.

—Mami —dijo, y mi corazón se derritió. Toda mi frustración y mi tristeza desaparecieron y la alcé en brazos.

—¿Estás segura de que puedes sostenerlos a los dos al mismo tiempo? —preguntó mi madre.

—Es cierto que es cansador, pero puedo hacerlo aunque sea un ratito —decidí. Rita se tranquilizó bastante estando conmigo y jugué con los dos durante un buen rato antes de irme a la casa de té.

Amparo aún estaba ayudando, pero no vi a Maya por ningún lado, por lo que le escribí un mensaje. Me respondió que llegaría en un minuto, por lo que me acomodé en una mesa junto al ventanal y Amparo me preparó un té. Abracé a un gatito británico de pelo corto y me invadió la dicha. En eso, divisé una figura conocida por la ventana. No, dos figuras conocidas. Dos hombres que eran casi idénticos. «¿Nicolás y Cristóbal? ¿Qué hacen aquí?», me pregunté. Estaba sorprendida de verlos, pero no los saludé. Cristóbal parecía estar arrastrando a su hermano por la vereda, caminando sin rumbo fijo, como si estuvieran buscando algo. Saqué el teléfono y le escribí a Cristóbal: «¿Qué buscan?». Él sacó el teléfono y lo miró, y luego miró hacia la casa de té. Nuestras miradas se encontraron y esbozó una sonrisa amable. «Saqué a pasear a este tipo. Ha estado malhumorado de nuevo», escribió. Sonreí. Por qué Nicolás estaba irascible no era mi problema, ni me interesaba. Entonces, Cris me envió otro mensaje. «Emilia me dijo que tú y tu amiga están a cargo de la casa de té, por eso miré hacia allí cuando me escribiste. Me sorprendió verte». Hacía muchos años que conocía a Cristóbal, pero no éramos amigos íntimos. Sin embargo, así lo sentía yo. En cada ocasión se comportaba con calma y consideración. También era racional y actuaba como una especie de mentor para mí. Podía contarle todos mis problemas, y el de ese momento era uno que necesitaba sacar de mi interior. Pasado un rato, le escribí otra vez, contándole los crímenes que había cometido la madre de Santiago y que había adoptado a Roberto como parte de mi familia. Lo vi leer el mensaje con detenimiento, pero no respondió enseguida, sino que continuó caminando con su hermano. Poco después, apareció Sofía y se llevó a Nicolás. Entonces, Cristóbal caminó directamente hacia la casa de té, entró y se sentó frente a mí.

—Entonces, ¿qué vas a hacer al respecto? —preguntó sin preámbulos. Yo suspiré.

—No le veo una salida. —No tenía opciones.

—¿Odias a Santiago por esto?

—No es culpa de él, pero igual abrió una brecha entre nosotros —repuse con honestidad. Cristóbal se sirvió una taza de té.

—Es una situación muy complicada, pero Santiago no es el que te preocupa, sino Roberto, ¿no? —Yo asentí.

—Más tarde o más temprano, se va a enterar. —«Supongo que más temprano que tarde, aunque aún tengo la esperanza de que no lo descubra», pensé. Cris frunció el ceño.

—He oído hablar sobre el carácter de este tal Roberto. Un hombre difícil de tratar y bastante dictatorial. Solo escuchaba a la duquesa y no hay nadie de la realeza de Francia que pueda controlarlo. Ahora, sin la duquesa para frenarlo, será más temerario que nunca.

—He ahí el problema. —Hice una pausa—. Y debo ocuparme de Elisa. Si la dejo ir, decepcionaré a mi madre, pero si intento hacerle daño, estaré lastimando también a Santiago. Estoy entre la espada y la pared.

—No te des la cabeza contra la pared —me consoló Cristóbal, consciente del dilema ante el que me encontraba—. Siempre hay una salida.

—¿Alguna sugerencia? —pregunté con tono esperanzado.

—Dime, ¿quién es la persona que más le importa a Elisa?

No estaba muy segura. Todo lo que sabía de esa mujer era que era egoísta. Podía parecer que amaba a mi padre, pero, hasta donde yo sabía, solo se amaba a sí misma. «Un minuto. Carolina. Ellas son cercanas», pensé.

—Creo tener una idea, pero ¿por qué preguntas?

—De la misma manera que tú, Santiago también la ve como un problema. Quizá más que tú. Y apuesto a que está deseando que te ocupes de deshacerte de ese obstáculo. Entiendo que quieres evitar las formas más directas para no herirlo a él, pero siempre se puede tomar una ruta más intrincada. Siempre hay un camino, chiquilla. Debes ocuparte antes de que las noticias lleguen a Roberto. Si Santiago y él se enfrentan, te encontrarás metida en medio. Si quieres evitar eso, debes actuar.

«Debo actuar, ¿eh?», me dije, y recordé la promesa que me había hecho Santiago: podía atacar a su madre si ese era mi deseo. «¿Me está dando vía libre para que cobre venganza? Supongo que sí, pero aunque le pidiera a Carolina que me ayudara, ella se negaría. ¿Debería manipularla para que lo haga?», me pregunté. Jamás en mi vida había manipulado a alguien. Además, Carolina nunca me había hecho daño. Sin embargo, Cristóbal tenía razón: tenía que actuar, de lo contrario, Roberto se iba a enterar de la verdad y el desastre caería sobre todos nosotros.

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset