Te regalo toda una vida de amor Capítulo 345

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 345

Santiago era mucho más inteligente y sensible que Emilia. De todas las personas que conocía en este mundo, él y Cristóbal eran las más sensibles. Él podía descifrar mis pensamientos reales en segundos. No lo negué, lo admití de inmediato.

—Sí. Esa es parte de la razón, pero también es por culpa de tus palabras. No importa cuanto lo niegues o te disculpes, esos son todos tus pensamientos reales, y también, siempre estás involucrado en el peligro. Eso hace que rara vez pasemos tiempo juntos. —Luego, volví sobre mis pasos para mirar a Santiago, que tenía una expresión calma en la cara, y continué—: Aun si nos casáramos, sería lo mismo. Eso no hace que seamos una familia. El tipo de familia que quiero… Santiago, deseo despertarme en la cama con el hombre que amo a mi lado cada mañana. Quiero que esté a mi lado a lo largo de la crianza de mis dos hijos. ¡Quiero que sea un esposo real! También quiero meterme en su mundo. Que podamos tener una relación cercana y ser honestos el uno con el otro. Lo que más deseo es que… Y el matrimonio es una cuestión entre dos familias. Aunque mis padres estén de acuerdo con esto, tu madre… No quiero que sea un secreto, no puedo convertirme en tu esposa en secreto. ¡Quiero hacerlo abiertamente! —¡No quería llevarlo al límite, pero rechacé ser su esposa! No significaba que no quería serlo, sino que no quería que perdiera a su madre.

Después de que bajé la mirada, fui a la puerta y encontré mi chaqueta de plumas junto a la piscina. Me la puse y quise dejar el lugar. Solo cuando empujé la puerta para abrirla me di cuenta de que estaba nevando mucho y que soplaba un fuerte viento. De inmediato, me congelé y me sentí muy mal por dentro. Me sentí muy dolida y deprimida. Con los ojos rojos, dejé el lugar solo con el vestido puesto debajo de la chaqueta de plumas. Cuando el viento corría por debajo, se sentía gélido como si hubiera estado desnuda.

Después de no más de diez minutos de caminar en la nieve blanca, ya había caído en un pozo de nieve. El frío se tragó todo mi cuerpo en un instante, haciendo que mis dientes rechinaran. En ese momento, sentí que estaba siendo muy impulsiva, como un niño. De repente, lloré desconsolada y sentí un vacío profundo por dentro. Esos dos años de estar con Santiago me habían vuelto, al parecer, más débil, por eso no podía suprimir mis emociones cuando sentía que estaba equivocada. No era la Regina que solía soportar todos esos sentimientos vacíos que se llevan dentro y que no los dejaba escapar. Podía ser porque Santiago me había malcriado durante los últimos dos años. Ese hombre me había consentido demasiado. ¡Ni siquiera perdía los estribos! Tenía una visión tan honesta de la vida, de los valores, del mundo. Y encima, hablaba y actuaba con cautela, y era también muy fuerte. Siempre me apoyaba como un héroe, y me daba comodidad y un lugar donde recurrir. Mi vida solo tenía sentido cuando estaba con él. Con él a mi lado, estaba dispuesta a bajar la guardia. Parecía que ya no podía dejarlo, pero ¡no podía ser su esposa tampoco!

Justo cuando lloraba desconsoladamente, una voz reconfortante vino desde lo más alto de mi cabeza:

—Gina, ¿te caíste de nuevo? ¿Puedes levantarte? Déjame ayudarte. Abrazarte, cariño, es lo que más me gusta hacer.

¿Lo ven? Decía cada palabra con tanta delicadeza, ni siquiera estaba enojado por lo que acababa de decir, y tampoco me ignoró por rechazarlo. ¡Además, me estaba calmando en ese momento! Pero esa no era la imagen que los otros tenían de él. Él era implacable, cruel y cabeza dura, y no dejaba que nadie desafiara sus órdenes. Sin embargo, se tragaría el orgullo una y otra vez frente a mí y hasta me calmaría con paciencia. ¡Me dio el mejor cuidado que podía recibir! En ese momento, levanté la cabeza y dije:

—No me gustas.

¡No me gustaba que me tratara tan bien, pero lo disfrutaba! Aunque estaba enojada y de mal humor, mi amor por él nunca había cambiado. ¡Qué afortunada era yo de conocerlo! No, debería decir, ¡qué afortunada era yo de que él se fijara en mí! ¡Qué afortunada de que él me amara!

—No digas tonterías, Gina.

Miré a Santiago con los ojos rojos mientras él me sacaba la nieve del cuerpo. Luego, se sacó el gabán y me envolvió con él antes de suspirar:

—Nunca antes estuve en una relación, y no sé cómo calmar a una mujer, pero Lucas dijo que solo tengo que seguir mi corazón. Pensé que había hecho un buen trabajo, pero he olvidado lo que tú quieres. —Cuando escuché lo que dijo, presioné los labios, enojada. Al mismo tiempo, Santiago exhaló un aliento frío y me besó en la frente antes de decir—: Lucas dijo que a nadie le gustará un hombre de hielo. Yo también sé que has estado enojada algunas veces porque yo no era demasiado amigable, y tú estuviste enojada porque no te informé de buena manera cada vez que dejaba Finlandia. Perdón, es mi culpa. No te di la seguridad que querías de mí y hasta hice enojar a nuestros hijos. —¡Santiago sabía todo! Sabía todos los pensamientos que escondía muy profundo, muy bien. Luego, se agachó sobre la nieve y me abrazó fuerte antes de decir—: —No me encargué del tema con mi madre de forma apropiada en todo este tiempo, y te decepcioné. En ese caso, ¿por qué no ponemos el casamiento en pausa? —En ese momento, la nieve caía sobre él, que solo llevaba una camiseta fina. Con el corazón partido, lo miré y lo escuché decir—: ¿Podríamos empezar por meterte en mi mundo? Cariño, lo sé. Lo sé muy bien. Tal vez soy malo expresándome. Trabajaré en eso a partir de hoy, está bien. ¿Puedes no estar enojada conmigo ya? —¡Estaba hablando con una actitud tan humilde! Y lo miré, pero no sabía qué decir. Después de algún tiempo de mirarme con ojos oscuros, de repente suspiró y dijo—: Déjame llevarte a un lugar más cálido primero. Podemos hablar de esto más tarde, cuando estés más templada. Después de decir eso, me cargó en sus brazos y me llevó de vuelta al hotel de las aguas termales. Luego, me desvistió y me llevó a la piscina. De inmediato, todo mi cuerpo se envolvió con el agua caliente, haciendo que sintiera el calor enseguida. Del otro lado, Santiago entró en la piscina de inmediato sin sacarse la camiseta blanca. Al ver eso, lo miré y le dije:

—¿Qué estás haciendo?

Sus intenciones eran obvias de nuevo. Con los labios firmes, dijo:

—Tomemos un recreo, hace frío.

La camiseta estaba mojada y revelaba su cuerpo musculoso por debajo. Respiré hondo y me obligué a mirar para otro lado. Cuando me di vuelta de nuevo, no lo vi más. En ese momento, me quedé pasmada. ¡Justo cuando trataba de salir de la piscina apareció desde abajo del agua y me miró directo a los ojos! Su cabello negro estaba mojado, pero seguía luciendo muy bien. Y los músculos debajo de la camiseta eran muy fornidos también. En el momento que pestañeé, me abrazó de repente. Me sostuvo con firmeza entre sus brazos. Respiré profundo, pero mi corazón todavía latía muy rápido, como si fuera a explotar en cualquier momento. Con la voz temblorosa, pregunté:

—¿Qué estás haciendo?

—Cariño, ¿podemos hacer el amor?

Cuando escuché eso, me sorprendí. «¡¿En verdad me está pidiendo sexo de esa forma tan elegante y explicita?! Pero ahora, mi cuerpo… ¿Cuántos meses después de la cirugía dijo el médico que podía tener relaciones sexuales? ¡Solo pasó un poco más de un mes! ¿Ya puedo tener sexo? ¡Y estaba tan enojada hace solo un momento! ¡Sin mencionar que estamos en una piscina ahora!». Tras ese pensamiento, le pregunté sin reparos:

—¿Qué pasa si digo que no?

Cuando su aliento pesado chocó con mi cara, me preguntó con una voz seductora:

—¿Alguna vez escuchaste el dicho «donde hay un deseo, hay un camino»?

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset