Te regalo toda una vida de amor Capítulo 311

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 311

Cuando me desperté aquella mañana, Santiago ya no estaba en la cama. Me apresuré a levantarme para buscarlo, pues temía que se hubiese marchado sin decírmelo, como ya lo había hecho. No fue hasta que oí voces que procedían del estudio, no muy lejos de allí, que solté un suspiro de alivio y me reproché mis ideas descabelladas: «¿Cómo había podido olvidar que él siempre cumple su palabra?

—Dante y David están en Finlandia, así que no puedes acompañarme en este viaje. Tienes que quedarte en Bristonia y cuidar a Reina.

—De acuerdo. Yo tampoco quería viajar al extranjero. —Era la voz de Lucas. Luego, con cuidado pero a propósito entró en el cubil de la fiera con una pregunta provocadora—: Santi, ¿Reina sigue enfadada contigo?

—¿Ya no aprecias tu propia vida? ¿Sabes en el tipo de situación en la que estamos ahora mismo? ¿Cómo te atreves a sacar ese tema? —Oí la voz fría de Santiago al responder a la pregunta de su amigo. Era la primera vez que lo escuchaba perder la paciencia de esa forma, con ese mal humor. A pesar de ello, Lucas y él se llevaban bien, y eran bastante cercanos.

—Al fin y al cabo, ocurrió hace solo dos días. Solo estoy preocupado por ti, Santi. Hablando de eso, las mujeres son fáciles de persuadir. Si nada funciona, fóllatela a fondo. Una vez satisfecha hasta el extremo, no le quedará energía para armar otro escándalo. —respondió enseguida Lucas con discreción.

Santiago permaneció en silencio. Por otro lado, yo me había quedado sin palabras al escuchar lo que había dicho Lucas del otro lado de la puerta del estudio. Me ardían las mejillas y tenía las orejas rojas. Por supuesto, mi prometido ignoró las bromas de su amigo. Pero, Lucas siguió tentando a su suerte:

—Santi, tienes que prestarle atención a Nicolás. Nunca se dará por vencido con Reina. No es solo su exmarido, sino que ella también solía amarlo. Estoy seguro de que…Aunque no puedo decir que todavía lo ame, sin dudas, tendrá debilidad por él. Me preocupa que él use sus problemas emocionales para ganar la simpatía de ella. Después de todo, a lo que se ha enfrentado últimamente… —Su voz se apagó, pero no pude evitar preguntarme qué había sucedido. «¿Nicolas se había enfrentado a algunos problemas? Pero, eso no tenía nada que ver conmigo», pensé.

—Reina sabe poner límites —respondió Santiago con un gruñido evasivo.

—Mira lo tranquilo que estás, pero recuerda lo que te digo. Si hay algún tipo de acercamiento entre Nicolás y Reina, te pondrás celoso. A pesar de que te niegues a admitirlo, todo el mundo se da cuenta por el gesto de superioridad en tu mirada —continuó bromeando Lucas.

—¿Quieres acompañar a Dante y David en Finlandia? —Dos días atrás los había enviado allí como castigo por burlarse de él en el grupo de conversación de Whatsapp.

—Santi, no quería tomarte el pelo. Como tu amigo, solo intento avisarte antes de tiempo. —Lucas cambió enseguida el tono, parecía sentirse amenazado.

—¡Fuera! —gruñó Santiago desde lo más profundo de su garganta.

El joven huyó despavorido del estudio. Al verme de pie en la puerta, se sorprendió por un instante. Luego, me agarró enseguida por la muñeca y me arrastró. Una vez seguro de que Santiago no podía oírle, preguntó en voz baja:

—Reina, ¿escuchaste a escondidas toda nuestra conversación?

—Acabo de llegar. —Volteé los ojos. No iba a admitir que había escuchado más de la cuenta.

—¡Por un momento, me asustaste! Me di cuenta de que Santiago estaba furioso de veras. Menos mal que escapé a tiempo. —Se llevó una mano al pecho, aliviado.

Me quedé sin palabras por un momento, y, luego, indagué:

—Si sabías que se iba a enfadar, ¿por qué le has tomado el pelo? ¿No te lo estabas buscando?

—Santi es frío por fuera, pero cálido por dentro. Aunque parezca arrogante y serio, lo más divertido es burlarse de alguien así. No me digas que no lo haces.

«¿¡Divertido!?¿Por eso empuja los límites de Santiago una y otra vez?», me cuestioné.

—Eres tan estúpido —repliqué.

—Entonces, ¿dices que no te burlas de él? —respondió Lucas con otra pregunta.

«Por supuesto. ¡Por supuesto que me burlo de él! Porque es mi marido. Su personalidad hace que tomarle el pelo sea muy interesante, pero lo único en lo que puedo pensar es en que me consienta un poco más», pensé. Yo no estaba tan loca como Lucas, que coqueteaba una y otra vez con la muerte. Además, no era tan fácil tomarle el pelo a Santiago. Sin dudas, la actitud de Lucas de burlarse deliberadamente de él acabaría con su muerte algún día.

—¡Que yo me burle de él es distinto! —Volteé los ojos.

—Tienes razón. Es diferente, pues eres su esposa. Sin importar los problemas que provoques, jamás se atrevería a castigarte. Pero no se puede decir lo mismo de nosotros. Estamos destinados a ser castigados si nos atrevemos a cruzar la línea; solo mira la situación de Dante y David. Santi no es un hombre misericordioso—explicó Lucas tras reírse entre dientes.

Volteé la mirada y observé a través de la ventana el buen tiempo que hacía después de la lluvia.

—Si lo sabes, ¿por qué tientas siempre a la suerte? Luc, déjame darte un consejo: te quemarás si sigues jugando con fuego.

—Conozco a Santi desde hace muchos años. No voy a tentar a la suerte tanto como para sufrir por mis actos —respondió, pensativo.

Su respuesta me dejó sin palabras. «Si es así, no tengo nada que decir», pensé. Lucas se dirigió a la planta baja, pero desde arriba pude escuchar su voz flotando hacia mí:

—Santiago tenía previsto llegar hoy a Finlandia, pero cambió de repente sus planes para mañana. Parece que ha despejado su agenda de manera deliberada para poder pasar tiempo contigo hoy.

Santiago había asegurado que me acompañaría a cenar al chalé Esquivel. Desde luego, era muy complaciente conmigo.

—Así es, prometió ir a casa a visitar a los niños conmigo

—Reina, deberías valorarlo. Se merece tu amor. —Se marchó tras pronunciar esas confusas palabras. Me daba la impresión de que él sabía algo que yo ignoraba, y no pude evitar sentirme mal.

Volví sobre mis pasos y regresé al estudio. Al empujar la puerta, vi que Santiago seguía absorto en su trabajo.

—¿Todavía ocupado? —le pregunté acercándome.

—Dame treinta segundos —gruñó en señal de afirmación.

De pie junto a él, lo observé enviar un correo electrónico a Joel: «Si hay algún asunto por atender, discutiremos los detalles cuando llegue a Finlandia mañana». Después de enviar el correo, apagó la láptop.

Se puso de pie, estiró la mano y me acarició la cabeza con suavidad. De manera inconsciente, le rodeé el cuello con los brazos. Entonces, me abrazó de repente y me preguntó con voz ronca:

—¿Qué quieres desayunar?

—No tengo hambre. —Sonreí.

—Tres comidas al día, y no puedes saltarte ninguna. Si adquieres el hábito de comer a tiempo, no tendrás tantos problemas gástricos —explicó con el ceño fruncido.

—De acuerdo. Entonces, tomaré un poco de leche —repliqué.

—Ve a cambiarte. Yo te prepararé la leche. —De ese modo me envió de vuelta a mi habitación. Como volvería al chalé Esquivel en poco tiempo, no me molesté en vestirme de manera especial. Me puse un vestido primaveral que solía llevar en febrero y un par de bailarinas beige.

Luego, me dirigí a la cocina en la planta baja para buscar a Santiago. Ya había calentado dos vasos de leche y tostado varias rebanadas de pan. Me acerqué, me senté y bebí la leche; él comió dos tostadas y terminó un vaso de leche, y, luego, subió. Al principio quise seguirle, pero de repente me percaté de que debía lavar los platos, así que me quedé haciéndolo.

Estaba limpiando la cocina cuando Santiago volvió.

—¿Qué tal me veo, Reina? —me preguntó desde atrás con voz suave.

Cuando me giré sobre mis talones, vi que llevaba una chaqueta de cuero negra combinada con una camisa blanca manga corta de algodón.

«¡Qué bien le sienta esta ropa! Además, casi nunca usa ropa tan informal», pensé.

—Te ves genial. —Me deshice en elogios hacia él.

Llevaba el flequillo peinado hacia un lado, lo que revelaba una parte de su frente limpia. Además, sus hermosas cejas estaban al descubierto por completo.

«Sin dudas, es guapo, sin importar qué lleve puesto, pues todo le queda bien», reflexioné.

—Pero me gusta aún más el uniforme del ejército que llevabas cuando me buscaste en Rusia. Estabas muy elegante, en especial el cinturón que llevabas en la cintura, Santi, era tan fino y esbelto… —recordé tras una pausa.

Santiago se quedó en silencio.

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset