Te regalo toda una vida de amor Capítulo 23

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 23
La boda se adelantó hacia Nochebuena bajo petición de María. Estaba llena del espíritu festivo de la temporada y la familia Ferreiro había decorado con buen gusto también. María estaba sentada en su habitación, vistiendo un vestido de novia blanco mientras esperaba por el novio.

Por otro lado, el novio estaba sentado en el cuarto de estudio con la mente en blanco. Hoy era su gran día, pero no podía estar de buen ánimo, como si la persona que se iba a casar no fuera él. Su corazón ya estaba insensible ante cualquier sentimiento y parecía que solo estaba actuando sus obligaciones. Mientras jugaba con el anillo de compromiso en su dedo, se dio cuenta de que Regina le había puesto ese anillo cuando se casaron. Al pensar en ella, finalmente pudo sentir un sentimiento cálido en su corazón. Regina era la única mujer que podía agitar su corazón.

Estaba sentado en el sofá en silencio cuando, de pronto, sintió la necesidad de llamarla. Justo cuando había tomado su teléfono, alguien lo llamó; era Regina. La aparición de su nombre lo dejó aturdido. ¿Por qué lo había llamado de repente? Nicolás contestó la llamada con los dedos temblorosos y puso el teléfono cerca de su oreja. Cuando estaba por decir algo, escuchó un llanto desgarrador que resonaba desde el teléfono.

—¡Nicolás, Regina se ha ido! ¡En su propia casa!

Nicolás se quedó pasmado.

—¿A qué te refieres?

«¿Cómo podría irse en su propia casa?»

La voz en el teléfono sonaba familiar y había una tristeza inexplicable en el tono de voz de la persona. Nicolás sintió que su corazón se hundió al sentir que algo grave había sucedido.

—Regina ha fallecido.

El teléfono de Nicolás cayó al piso al instante y de inmediato corrió hacia el chalé de los Esquivel. Cuando llegó, solo vio a una mujer en la casa, a la cual conocía; era Maya, la mejor amiga de Regina. Pero ¿en dónde estaba Regina?

Regina se encontraba inmóvil en la cama, con su rostro pálido y sus ojos cerrados con fuerza. Nicolás notó la cicatriz en su rostro. Él nunca la había visto sin maquillaje y lucía mucho más joven de lo que esperaba, tal como una chiquilla despreocupada. Y, bueno, sí era una «chiquilla». Él se acercó a ella mientras su cuerpo temblaba y se arrodilló para envolverla entre sus brazos. Su postura estaba llena de miedo, como si temiera perder algo.

Cuando María llegó, encontró a Nicolás temblando mientras sostenía a Regina en sus brazos. Él no se movió ni un centímetro y parecía una estatua. En ese momento, ella se dio cuenta de que su boda nunca podía suceder. Después, se giró para marcharse y por coincidencia vio al hombre a su lado. Tenía el mismo rostro del hombre del que estaba enamorada, pero era Cristóbal, el hermano mayor de Nicolás.

Cristóbal también lucía impactado. Cuando se acercó más, tomó una tarjeta que estaba a un lado de Regina, la cual solo tenía dos oraciones:

«¿Por qué me sigues, chiquilla?

Porque me gustas»

«Es porque yo le gustaba…»

Cristóbal conocía sus sentimientos desde hace mucho tiempo, pero la había tratado como una niña y no tomaba sus sentimientos en serio. Había pasado muchos años desde entonces. Él no se esperaba que ella lo buscara después del concierto esa noche. Al observar su comportamiento, su corazón se ablandó. A pesar de que ella lo confundiera con Nicolás, él no pudo evitar enviarla de regreso a la familia Esquivel. De hecho, él la había visto una vez más en uno de los edificios de la escuela.

Era un día lluvioso. Cristóbal se encontraba en el piso de arriba y Regina estaba en el piso de abajo. En ese entonces, él podía sentir su tristeza. Él sabía que estaba llorando, pero ella se rehusaba a admitirlo. La lluvia empapó su maquillaje y pudo ver su rostro juvenil. Lucía pura y joven, justo como en el pasado. Sin embargo, lucía más atractiva con el maquillaje.

Ella era la exesposa de su hermano. De pronto, Cristóbal se dio cuenta de que esa chiquilla había amado a la persona equivocada todo ese tiempo. Había confundido a Nicolás con él y por eso se casó con él sin dudarlo. Mientras pensaba en esto, puso la tarjeta de vuelta en la cama antes de girarse y retirarse. Por alguna razón, recordó cuando ella le pidió que tocara la canción Street Where Wind Resides y él le había prometido que lo haría al día siguiente. Aunque ella no apareció al día siguiente, estaba convencido de que ella la había escuchado. Como resultado, Cristóbal siempre incluía esa canción en todos sus conciertos, aunque no entendía muy bien por qué. Quizás estaba respondiendo a los sentimientos de ella.

El corazón de Cristóbal comenzó a revolverse en ese momento y cerró sus ojos para sentirlo. ¿Por qué su rostro estaba húmedo? ¿Por qué estaba llorando? ¿Acaso era por la chiquilla que había amado a la persona equivocada?

El funeral de Regina se llevó a cabo en Nochebuena. Nicolás se encontraba frente a su tumba, vistiendo un traje negro y abatido. Todos en la habitación se lamentaban por esa mujer joven y poderosa, pero con una vida corta. Nicolás también se sentía triste, pues no podía aceptar el hecho de que Regina ya no existiera en este mundo.

Nicolás estaba a punto de colapsar, así que se arrodilló frente a la tumba y, con arrepentimiento, observó la foto de Regina que estaba ahí, en donde estaba sonriendo de forma gentil. En ese momento, Nicolás comenzó a culparla por no decirle nada y por aguantar todo ella sola, sin culparlo para nada cuando estaba a punto de morir. Incluso le había deseado un matrimonio feliz con una sonrisa.

—Señor Ferreiro.

Alguien le había hablado de repente. Nicolás alzó su cabeza y miró al hombre de mediana edad frente a él. Después, escuchó que el hombre dijo en un tono tranquilo:

—Soy el abogado de la señorita Esquivel. Ella redactó un testamento en mi empresa hace dos meses y le dejó todas sus acciones del Corporativo Esquivel a usted. También le dejó una carta.

Nicolás tomó la carta enseguida y la abrió. Solo había una oración en ella:

«Te deseo todo lo que deseas en la vida, Nicolás»

Esa era la única oración en la carta. Esto provocó que Nicolás rompiera en llanto mientras se preguntaba cómo podía ser tan cruel. Él la había herido, pero ella hizo todo lo posible para desearle bien. Nicolás prefería que ella lo odiara a que lo perdonara tan fácilmente.

—La señorita Esquivel tenía un último deseo —dijo el señor Guillén y soltó un suspiro antes de continuar—. Ella quería que usted pudiera despedirla tocando su canción favorita para ella durante su funeral; Street Where Wind Resides.

En cuanto dijo eso, Nicolás alzó la cabeza y miró al señor Guillén con una expresión de sorpresa.

—¿Qué dijo?

—La señorita Esquivel quería que usted tocara esa canción en específico.

Pero Nicolás nunca había aprendido a tocar el piano…

De pronto, Nicolás miró con temor a Cristóbal, quien estaba parado a un lado de él. Cristóbal llevaba un abrigo negro y tenía una expresión indiferente en su rostro. A su lado, había un piano de cola costoso. Cuando lo vio, Nicolás preguntó con una voz temblorosa:

—¿Lo sabías desde hace mucho?

—Sí. Era yo quien le gustaba a la chiquilla —respondió Cristóbal.

Su mirada estaba fija en el ataúd, el cual estaba medio cerrado y solo revelaba la mitad inferior de Regina. Su cuerpo era frágil y tenía un lunar en su tobillo. La persona dentro del ataúd no se parecía a ella. Cristóbal la había visto antes y ella no era así. Su piel también lucía un poco áspera. Regina siempre fue hermosa y exquisita.

«¿Cuándo se había vuelto así?»

Cristóbal tenía sus dudas, pero las contuvo de inmediato, pues no podía ver su rostro. Después, se dio cuenta de que llevaba puesto un vestido blanco liso y recordó que eso mismo vestía la primera vez que la vio.

«Ella lo recordó todo durante ese tiempo… Se guardó todo en su corazón, recordando incluso los pequeños detalles. Ahora que falleció, está vestida de la misma manera, haciendo parecer que regresó al pasado. Qué chica tan tenaz; enamorada de una persona de la que ni siquiera sabía el nombre»

En ese momento, Cristóbal sintió empatía por ella y se arrepintió de no haberle dicho su nombre en el pasado. De haberlo hecho, ella no lo habría confundido con alguien más. Aunque él no la quería, tampoco hubiera querido lastimarla. De esa manera, ella hubiera estado a salvo y podría sonreír de forma brillante, despreocupada por el resto de su vida.

«Chiquilla…»

De pronto, Nicolás pensó en la tarjeta que estaba a un lado de ella cuando falleció.

«¿Por qué me sigues, chiquilla?

Porque… me gustas»

Con razón su madre le había llamado antes y preguntó de dónde había sacado Regina la bufanda de su hermano para ponérsela al muñeco de nieve. Él no le tomó importancia en aquel entonces, ¿quién se hubiera imaginado que había ignorado información tan importante?

Antes, Nicolás le había pedido a su asistente que investigara sobre su paradero y él le informó sobre el día que suplantó a una maestra de piano en una de las universidades de Bristonia. Nicolás no tenía idea de que ella tocaba el piano hasta que lo escuchó. Nicolás había llegado al salón justo cuando ella estaba tocando una canción; Street Where Wind Resides. Mientras él se encontraba en la puerta disfrutando de su presentación, escuchó a un estudiante cuando le preguntó por qué estaba llorando, a lo que Regina solo respondió que era su secreto.

Ahora, Nicolás por fin entendía que su secreto era Cristóbal. Ella había confundido a Nicolás con él y lo había querido durante todos esos años por eso. Incluso el día de su divorcio, ella continuó anhelándolo. Ella le preguntó si podía salir con él, con la intención de intercambiar el Corporativo Esquivel y el divorcio para cumplir sus propios deseos. Nicolás la rechazó en ese entonces. Aun así, ella decidió dejarlo libro.

«¿Qué significaba la canción Street Where Wind Resides para ella?»

Además, Nicolás recordó que la contraseña de su casa siempre fue 1227. En ese momento, se dio cuenta de que esa era la fecha de cumpleaños de Cristóbal. Aunque ellos eran gemelos, él había nacido unos minutos después, el 28 de diciembre. Su hermano había nacido el 27.

«¿Esto quiere decir que todas sus contraseñas, incluyendo la de su casa, del banco e incluso su láptop, contenían la misma combinación de números?»

Nicolás casi perdía la cabeza al pensar en ello. Sin embargo, estaba equivocado. El 27 de diciembre era la fecha que Regina lo conoció, pero daba la casualidad de que ese día Cristóbal cumplía veintidós años.

Ahora que Nicolás había entendido todo, la situación le parecía irónica y ridícula. Nunca se esperó que el amor que disfrutó todo ese tiempo no le perteneciera. Por otro lado, Regina murió sin tener idea de que había amado a la persona equivocada.

De pronto, una melodía suave y triste de piano comenzó a sonar. Esa canción era familiar para él, pues la había escuchado tocarla hace poco. Era Street Where Wind Resides. Cristóbal estaba despidiendo a Regina de la manera que ella había pedido. En ese preciso instante, Nicolás sintió ironía. De pronto, pusieron una foto de una persona tocando el piano frente a la tumba de Regina. Nicolás estaba impactado y miró a la mujer a su lado.

—La encontré en la habitación de Regina —dijo Maya en voz baja.

La persona de la foto era Cristóbal. Nicolás sintió dolor en todo su cuerpo, un dolor que llenaba su corazón y dejó su cuerpo adormecido. La persistencia y amor de Regina le pertenecían a Cristóbal. Incluso el Corporativo Esquivel tampoco debía pertenecerle. Todo el calor que Regina sintió cuando seguía viva también era por Cristóbal. En ese momento, Nicolás se preguntó:

«¿Qué hay de mí? Yo solo soy un error que provocó su muerte. El cáncer de ovario… Fui yo quien le causó esa enfermedad»

—Eres muy cruel, Regina.

Maya, quien estaba sentada a su lado, no estaba segura de si decirle la verdad después de verlo así.

«La chica en el ataúd…»

Sin embargo, le había prometido a Camilo que mantendría en secreto el paradero de Regina. De hecho, Maya siempre había odiado a Nicolás por haberla metido a la cárcel, pero no pudo evitar compadecerse de él al verlo en ese estado. Después de todo, ¿quién podía ser perfecto en una relación? Nicolás había cometido un error cuando nunca pudo comprender sus sentimientos verdaderos. Regina también estaba en lo incorrecto por amar a la persona equivocada. Pero, después de todos esos años, ¿cómo podía ser seguro que la persona que Regina amaba no era el hombre frente a ella? Maya desconocía muchas cosas, pero sí creía en que Regina amaba a Nicolás. Al pensar en ello, Maya abrió su boca poco a poco para decir:

—Nicolás.

Él la ignoró, así que Maya se agachó y le susurró. En ese instante, la mirada de Nicolás se llenó de éxtasis, como si hubiera encontrado algo que había perdido. Pero, al mismo tiempo, se sentía inseguro. Su corazón estaba tan acelerado que podía explotar, y Nicolás tenía emociones encontradas que no podían expresarse con palabras.

—No me está mintiendo, ¿cierto? —preguntó Nicolás a Maya, buscando la gota que derramó el vaso.

Al escucharlo, Maya sonrió y le recordó:

—No te perdonará fácilmente.

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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