Te regalo toda una vida de amor Capítulo 167

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 167

Aunque nunca había visto ese lado de Santiago, me agradaba esa parte de él.

Después de nuestro encuentro apasionado, me acosté exhausta en la cama mientras que él entraba al baño para volver a ducharse. Cuando salió, se había cambiado en una bata negra de seda y estaba de vuelta a su personalidad fría y contenida de siempre.

Santiago medía más de 1.80 metros y parecía un gigante al ponerse a un lado de la cama mirándome desde arriba. Extendí mi mano para tomar la suya y la agité ligeramente antes de preguntar:

—¿No vas a dormir?

Santiago pellizcó mis dedos de forma gentil y respondió:

—Tengo que lidiar con algo.

Solté su palma al mismo tiempo que él se agachaba para darme un beso en la mejilla.

—Duerme tú.

Yo me sentía exhausta, así que me caí en un sueño profundo en poco tiempo. Me desperté en medio de la noche para usar el baño, pero me di cuenta de que Santiago no había regresado a la habitación, así que abrí la puerta y fui a buscarlo. Con el vago recuerdo que tenía, pude encontrar el su cuarto de estudio. Abrí la puerta y lo encontré sentado frente a su escritorio. Había una láptop de color plateado frente a él. Me acerqué desde atrás y rodeé su cuello con mis manos.

—Ya es muy tarde. ¿Por qué sigues despierto?

—Sí, tengo que atender algo —respondió Santiago.

Quité mis brazos de encima y después caminé hacia el sofá para acostarme antes de decir con un tono adormecido:

—De acuerdo. Continua con tu trabajo y yo te haré compañía aquí.

Mencioné que iba a hacerle compañía, pero me quedé dormida de lo agotada que estaba. Cuando volví a despertarme, me di cuenta de que ya había amanecido y había una manta delgada encima de mí. Me quedé acostada en el sofá por un rato mientras terminaba de despabilar. Justo cuando estaba por levantarme, escuché la voz de Santiago.

—Yo me encargaré de este asunto, así que no te preocupes mucho. No vayas a molestarla.

«¿Con quién está hablando?»

No pude escuchar lo que la otra persona dijo, pero escuché que Santiago habló con frustración:

—Esto no tiene nada que ver contigo.

Me senté en el sofá y vi que Santiago estaba masajeando su entrecejo con los dedos, luciendo exhausto. Me acerqué a él y abracé su brazo mientras preguntaba en un tono dulce:

—¿Qué sucede? Luces como si alguien se metió en tu camino.

—Todo está bien —negó Santiago.

Por lo general, él intentaba aguantar todo por su cuenta y ese era su rasgo habitual. Me di cuenta de que se estaba rehusando a revelar demasiado, así que no insistí con el tema tampoco. Al final, froté su mejilla con mi nariz de forma afectuosa y sugerí:

—¿Por qué no vas y tomas una siesta?

De pronto, Santiago me puso entre sus brazos de repente y habló con la voz ronca:

—Necesito ir a casa de los Hayes más tarde.

—¿Ni siquiera tienes tiempo de una pequeña siesta?

Lo miré con preocupación mientras observaba lo exhausto que lucía. Santiago sacudió un poco su cabeza y no dijo nada, pero me sostuvo en sus brazos con fuerza y los ojos cerrados. No quería interrumpir su momento de descanso, así que me quedé quieta entre sus brazos.

Luego de tomar una siesta de diez minutos, se levantó y caminó hacia la habitación. Después de asearse, volvió a salir vistiendo un traje impecable. Me quedé parada descalza a un lado de la puerta, observándolo son sinceridad. Él alzó su mano por instinto y me acarició la mejilla mientras decía:

—Tengo que ir a Napres después de salir de la casa de los Hayes, así que le diré a Dante que te haga compañía aquí.

«¿Irá a Napres después de estar solo un par de días aquí? Parece estar muy ocupado»

Asentí de forma sumisa mientras él ponía su mano contra mi cuello. Me estremecí en cuanto sentí su palma grande y fría contra mi piel. Él notó ese cambio y preguntó en voz baja:

—¿La sientes fría?

Su voz sonaba ronca por no haber dormido durante toda la noche. Sacudí mi cabeza y respondí:

—No.

Santiago mostró una sonrisa y dijo:

—Me aseguraré de regresar lo más pronto posible.

—Ten un viaje seguro —dije con preocupación.

Cuando Santiago se fue de la casa, me senté en el sofá y revisé mi teléfono para no aburrirme. Poco después de eso, escuché que sonó el timbre. Me levanté para abrir la puerta y vi que era Dante. Había estado nevando mucho en Finlandia durante todo el mes y el clima era helado. Dante vestía una chaqueta de plumas con una camisa de color rosa por dentro.

—¿A dónde te gustaría ir a visitar? —preguntó Dante en cuanto entró a la casa.

Entrecerré los ojos para observarlo detenidamente de pies a cabeza por un momento. Él alzó sus cejas y sonrió antes de decir:

—¿Qué sucede? ¿Ya te diste cuenta de que soy mucho más guapo que tu hombre, cambiaste de opinión y decidiste ir detrás de mí?

Lo miré de reojo en respuesta y respondí:

—Tienes demasiada seguridad en ti mismo.

Solo pensé en que no muchos hombres elegirían vestir de rosa. La mayoría de ellos lucían sórdidos en ese color, pero a Dante le iba bien. Junto con sus ojos almendrados, era bastante tentador a la vista. Dante se acercó y se sentó a mi lado antes de preguntar con una expresión de curiosidad:

—¿Cómo lograste lidiar con los celos de tu hombre?

Incluso Dante se había dado cuenta de que Santiago estaba celoso. Recordé la pasión desenfrenada de la noche anterior y lo negué por instinto.

—No hice mucho. Él se puso a trabajar en cuanto llegamos.

Dante volteó los ojos e insistió:

—Estás llena de alegría hoy. Seguro que tuviste una noche placentera con Santiago…

Volteé mis ojos y lo interrumpí:

—¿No puedes comportarte de forma decente?

Dante notó la expresión estruendosa en mi rostro, así que se contuvo y dijo:

—De acuerdo, solo bromeaba. Santiago fue a Napres y me dijo que te llevará a conocer Finlandia y disfrutar de las vistas. ¿Tienes algún lugar en mente que quieras visitar?

Negué con la cabeza y respondí:

—Solo quiero holgazanear en casa.

—¿Qué podrías hacer en casa?

Dante estaba en total desacuerdo, pero, casualmente, Emilia me llevó al mismo tiempo y Dante hizo que contestara en cuanto se dio cuenta de que era ella, así que respondí la llamada bajo su mirada atenta. Emilia llevaba su cabello largo y de color rosa como de costumbre y habló con una sonrisa:

—Regina, regresaré a Eldamia más tarde.

Asentí y respondí:

—No me encuentro ahí por ahora.

—¿En dónde estás? —preguntó Emilia con curiosidad.

—Estoy en Finlandia —dije con sinceridad.

—Bien. Hay algo que quiero contarte.

—¿Qué cosa? —pregunté, curiosa.

—Planeo viajar por el mundo de nuevo —dijo Emilia con un suspiro—. Me queda un año antes de cumplir dieciocho años. Antes de eso, no pude ir a trabajar a la estación de policía, así que, después de mucha reflexión, decidí volver a viajar por el mundo y disfrutar de sus paisajes.

Emilia tenía una personalidad deslumbrante, pero insistía en convertirse en una simple policía. Quizás, en el fondo, ella solo quería ser una persona ordinaria.

—Es bueno que viajes —coincidí.

En ese momento, Dante me guiñó, pero yo lo miré con confusión. Luego, gesticuló con su boca para indicarme que invitara a Emilia a Finlandia. Sin embargo, ignoré a Dante y terminé la llamada después de despedirme de Emilia. Dante se molestó bastante después de eso y me miró con intensidad antes de preguntar:

—¿Quieres saber más sobre Santiago o no?

Comenzó a tentarme de nuevo.

—Ayer no terminaste de hablar —le recordé.

—Si quieres saberlo, invita a Emilia a Finlandia.

—¿Te gusta Emilia? —pregunté con el ceño fruncido.

Dante se quedó pasmado por un momento al escucharme e hizo una pausa antes de hablar en voz baja.

—Supongo. Es una chica bastante interesante.

«¡¿Una chica bastante interesante?!»

—¿Sabes exactamente quién es ella?

De pronto, me di cuenta de que, aunque Santiago y Dante eran muy cercanos, Dante no estaba al tanto de los asuntos internos de la familia Genova. Él ni siquiera sabía que Emilia era una chica dotada y no tenía idea de que ella estaba acostumbrada a hacerse la tonta para engañar a los demás. Seguro asumió que era una chica ordinaria. No respondí a su pregunta, pero toqué el tema delicado apropósito.

—Eres al menos diez años mayor que ella, ¿cierto? ¡Eres un asaltacunas!

—¡Ay! ¡Lo dices como si fuera menor de edad!

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
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  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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