Te regalo toda una vida de amor Capítulo 165

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 165
—Emilia tiene muchos secretos que no quiere que los demás sepan, así que solo podemos ser testigos —respondió Joel ante mi pregunta.

En ese instante, me sentí muy impresionada mientras terminaba la llamada. Me acosté sola en la cama cuando, de pronto, comencé a extrañar mucho a Santiago. Solo llevábamos un día separados y ya me sentía así. ¿Cómo se suponía que iba a soportar el resto del mes?

Fue hasta que Santiago se fue que por fin me di cuenta de que era muy dependiente de él y que quería estar a su lado todo el tiempo. No me gustaba estar lejos de él. Di vueltas por la cama, sin poder dormir. Después, me di cuenta de que, de acuerdo con la diferencia horaria, ya deberían ser las 3:00 de la tarde para él. Me senté con las piernas cruzadas en la cama y lo dudé por un momento antes de por fin tomar mi teléfono para llamar a Santiago.

Su línea estaba ocupada, así que colgué con decepción. En ese momento, revisé el historial de llamadas que había hecho y encontré una al final de la lista. Era el número de mi madre biológica. No debí sentir curiosidad por ella, pero parecía que no podía aceptar el hecho de que esa persona, mi madre biológica, me había forzado a salir del país y mudarme a Firnia solo para que su hijo estuviera seguro. Borré el historial de llamadas antes de enviarle un mensaje a mi asistente en donde le indicaba que consiguiera el contacto actual de la pareja Esquivel y que me lo enviara. Cuando el momento indicado llegara, yo los llevaría de vuelta a Eldamia personalmente. Sí, Eldamia; ese pueblo constantemente lluvioso y sombrío.

Guardé mi teléfono y regresé a la cama. En ese momento, mi mente estaba llena del rostro de Santiago y quería estar a su lado. Me sentía de un humor bastante melancólico porque lo extrañaba mucho cuando, de repente, mi teléfono sonó. Lo tomé y lo miré, pero era Leonardo quien me llamaba. Me acosté en la cama y observé el cielo estrellado por la ventana mientras escuchaba a Leonardo hablar con resignación.

—No puedo encontrarla.

Estaba hablando de Fernanda. Había una gran diferencia entre la familia de Leonardo y la de Fernanda, así que, si ella se había alejado de él apropósito, él no tendría manera de acercarse a ella.

—Entonces, ¿qué más quieres hacer? —pregunté sin ánimos.

—Quiero verla —respondió.

No tenía sentido que me llamara si quería ver a Fernanda. Consideré la situación por un instante antes de sugerir:

—La familia Esquivel y la familia Galván tienen tratos de negocios juntos, así que puedes intentar contactar a Gabriel en privado. Puede que él encuentre una forma de ayudarte, pero será mejor que no vuelvas a decepcionarla.

Las cosas que Leonardo había hecho eran imperdonables, y aunque me rompí la cabeza para encontrar una solución, no pude pensar en ninguna manera de hacer que Fernanda se encontrara con Leonardo. Al final, decidí dejar que mi asistente lidiara con el asunto.

—Gracias, Regina.

Leonardo terminó la llamada enseguida y encontré el número de mi asistente para enviárselo junto con un mensaje:

—Toma las cosas con calma.

Fernanda se encontraba en un estado de alerta y su amor por Leonardo ahora le pertenecía en mayor parte a sus hijos, así que, en definitiva, sería demasiado difícil para él hacer que lo perdonara y empezar de nuevo. Por ello, lo mejor era tomar las cosas con calma y dejar que el corazón helado y roto de Fernanda se ablandara y sanara.

Volví a dejar mi teléfono y seguí pensando en Santiago. Di vueltas por la cama, pero no podía quedarme tranquila y mi mente estaba invadida por ese hombre. En un estado de desesperación, mi teléfono volvió a sonar de nuevo. Lo tomé enseguida y miré que era «Santi» quien llamaba. Ese era el nombre que Joel había puesto en mi teléfono cuando guardó el número de Santiago. Respondí el teléfono con entusiasmo y saludé:

—Santi.

—Reina, acabo de llegar a Finlandia.

—¿Ya comiste?

Santiago hablaba en voz baja y sonaba bastante atractivo, como si se acabara de despertar.

—Acabo de bajar del helicóptero.

Estaba por decir algo cuando una voz familiar sonó desde el teléfono.

—Ay, por Dios. ¿Acabas de llegar y ya estás reportándote?

Me rompí la cabeza tratando de recordar en dónde había escuchado esa voz antes. Luego de un momento, por fin relacioné esa voz con la de Dante, el chico de la otra noche. Ese hombre tenía un par de ojos seductores y rebosaba sensualidad por todos lados.

—¿Dante está ahí? —pregunté.

—Así es —respondió con naturalidad antes de hacerme una pregunta con indiferencia—. ¿Por qué me llamaste?

—No era nada importante. Solo te extrañaba.

Santiago se quedó sin palabras por un momento y hubo un silencio del otro lado de la línea. Me di cuenta de que quizás lo había interrumpido, así que tomé la iniciativa y dije:

—Eso era todo. Adiós.

—Reina —dijo Santiago de repente.

—¿Sí? —pregunté, confundida.

—¿Te gustaría hacer un corto viaje a Finlandia? —preguntó en voz baja.

Santiago pudo sentir que lo extrañaba y por eso preguntó si quería ir con él a Finlandia. Me sentí muy emocionada al escucharlo y me senté en la cama antes de preguntarle en un tono dulce:

—¿De verdad puedo ir contigo? ¿No voy a interrumpir tus planes?

Santiago no respondió a esa pregunta, pero respondió con un tono indulgente:

—Joel te acompañará personalmente para que subas al avión más tarde.

Después de que Santiago terminara la llamada, salí de la cama con felicidad. Me dirigí al baño para asearme y me puse ropa limpia. Después, regresé a la habitación y saqué una maleta grande para empacar para el viaje. Me aseguré de empacar todos mis productos del cuidado de la piel y mi maquillaje. Me di cuenta de que el clima en Finlandia era helado, así que guardé algunas chaquetas, haciendo que la maleta quedara llena hasta el tope. Ordené mi equipaje y opté por llevar un bolso de mano, pero no encontré uno que me agradara al buscar en mi armario, así que, al final me las arreglé con un bolso bandolero Louis Vuitton de color rosa y herrajes plateados.

Eran las ocho de la noche y tomaría alrededor de cuatro horas llegar al aeropuerto de Finlandia. Además, el viaje para llegar ahí también tomaba tiempo, así que debía llegar alrededor de las 2:00 de la madrugada, lo que serían las 9:00 de la mañana en Finlandia. Hice el cálculo mental mientras esperaba a que llegara Joel y no podía contener mi emoción de poder ver a Santiago ese día.

Me di cuenta de que, en el fondo de mi corazón, en realidad debía estar enamorada de ese hombre, así que quería estar con él todo el tiempo. Además, anticipaba verlo siempre y mi corazón latía como si fuera una niña enamorada.

Poco después, Joel llegó a mi casa y en cuanto bajé las escaleras, me entregó un boleto de avión reservado de inmediato. Lo tomé y escuché que preguntó:

—¿Tiene su pasaporte?

—Sí, lo tengo conmigo —respondí mientras asentía. Joel sonrió y explicó:

—Iba a solicitar una visa de emergencia para usted, pero después de investigar, me enteré de que tiene visa Schengen. Las cosas serán más fácil así.

—No quería estar esperando una visa si tenía que viajar al extranjero con poca antelación, así que mi asistente me ayudó a solicitar una visa Schengen y siempre la renuevo antes de su fecha de vencimiento.

—De acuerdo. Entonces la llevaré al aeropuerto, señorita Esquivel.

Joel me llevó al aeropuerto y justo cuando estaba por pasar por los controles de seguridad, me dijo:

—El señor Genova la estará esperando en el aeropuerto cuando llegue.

Puse una mano sobre mi equipaje y me sentía agradecida por su ayuda.

—Gracias.

—Solo hago mi trabajo, Además, me alegra mucho ver al señor Genova dispuesto a tenerla a su lado, señorita Esquivel —dijo Joel antes de hacer una pausa y continuar en un tono suave—. ¡Me alegra ver que el señor Genova puede aceptar a una mujer a su lado! En definitiva, será muy bendecida al estar con él.

—Me siento muy bendecida en este momento.

Sonreí después arrastré mi equipaje para pasar por los controles de seguridad. Joel me había reservado un boleto de primera clase, así que me senté a un lado de la ventana y observé el cielo nocturno.

No pude evitar sentirme un poco nerviosa. Me daba nervios ver a Santiago porque la distancia hacía que mis sentimientos se intensificaran. Lo extrañaba mucho, pero me daba pena admitir eso. Después de todo, solo habíamos estado lejos por un día.

Llegué al aeropuerto internacional de Finlandia a la 1:00 de la madrugada, y para entonces, la hora local era 8:00 de la tarde. Ajusté mi reloj a la hora local en cuanto llegué y justo cuando estaba por enviarle un mensaje a Santiago, mi teléfono se quedó sin batería y se apagó. Me sentí un poco indefensa en ese momento, pero recordé que Joel había mencionado que Santiago estaría ahí para recogerme, así que arrastré mi equipaje conmigo y salí del aeropuerto.

El cielo había oscurecido bastante y el lugar estaba lleno de turistas que iban y venían. El sentimiento de anhelo que tenía se disipó de repente y se convirtió en tristeza. Volví a arrastrar mi equipaje de vuelta al aeropuerto y encontré un lugar para esperar, con la cabeza agachada.

Alrededor de media hora después, un par de zapatos brillantes de cuero marrón oscuro aparecieron frente a mis ojos. Alcé mi cabeza y me sorprendí mucho al ver a la persona frente a mí, por lo que exclamé:

—¿Dante?

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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