Te regalo toda una vida de amor Capítulo 158

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 158

«¿Cómo es que el padre de Santiago conoce a mi mamá?»

Mientras lo observaba esperando una respuesta, Carlos notó mi expresión ansiosa y explicó enseguida:

—Seguro el señor Jaime la confundió con el señor Genova.

Ver a ese hombre mayor frente a mí me hizo recobrar los sentidos. En ese momento, tomó mi brazo cuando estaba por levantarme, intentando revelar algo con la respiración entrecortada.

—Tu madre siempre fue amable y fuerte, pero yo… ¡No pude darle el amor que merecía! Fue en Eldamia en donde la conocí, en esa ciudad donde llovía y nevaba seguido. Solía odiar ese lugar, pero luego me enamoré de él… gracias a ella.

Había escuchado de otras personas mayores que las personas podían recordar cosas felices justo antes de fallecer. Por ello, estaba enfocada en lo que Jaime estaba diciendo. Aunque se le seguía considerando joven entre sus colegas, su enfermedad era demasiado severa para que pudiera recuperarse. Me agaché frente a él de forma obediente y luego escuché que dijo:

—De verdad amo a tu madre, pero toda la familia Genova depende de mí… No podía solo dejar todo para irme con ella. Al final, ella se fue. ¡Se fue de mi mundo y nunca regreso! A veces me preguntaba por qué había nacido dentro de esa familia. De no ser así, no tendría esas malditas responsabilidades que mantener. Si fuera un hombre libre, ¡habría tomado su mano para vivir una vida juntos! Por supuesto, también te hubiera visto crecer y enseñarte lo correcto e incorrecto, lo que es el amor y observar cómo construyes una carrera y una familia. Para entonces, habría estado rodeado de mis descendientes y habría vivido feliz.

Para ese momento, él ya estaba completamente sumergido en su propio mundo. Miré a Carlos con pena y él asintió mientras me consolaba:

—Señorita Esquivel, el señor Jaime se ha guardado esas palabras toda su vida. Ahora que debe expresarlas, deberíamos permitírselo antes de que sea demasiado tarde…

De pronto, Carlos se detuvo, pues ambos sabíamos que el tiempo de Jaime estaba por terminarse. Jaime soltó mi brazo antes de quitarse un anillo de su dedo mientras temblaba.

—Guárdalo bien, cariño. Esto es muy importante —exhortó después de entregármelo.

Al principio, no quería quedármelo, pero él insistió en que lo hiciera. Cuando lo guardé, sonó una voz fría desde la puerta.

—¿Puedo pasar, Jaime?

La voz le pertenecía a la mamá de Santiago. Me levanté y escuché a Jaime pedirle a Carlos que me acompañara afuera. Cuando llegué a la puerta, escuché la voz débil de Jaime atrás de mí:

—Recuerda que eres el último linaje de la familia Genova. Todos en esta familia somos fuertes y valientes. Mantenemos nuestra cabeza en alto sin importar lo que pase. Enfrentamos las adversidades con calma y tú también lo harás. Lo siento mucho, cariño. Mi vida se acaba mientras que la tuya apenas está comenzando. Como tu padre, no pude hacer nada por ti… Lo siento. Pero, este es el momento más feliz de mi vida. Mi niña, te bendigo con felicidad eterna y que todos tus deseos se cumplan.

Cuando Carlos abrió la puerta, vi a Santiago sosteniendo un paraguas en la entrada. A su lado, había una mujer que vestía un vestido negro y me observaba con frialdad. Debía ser la madre biológica de Santiago. Poseía un aura fría y orgullosa que su hermana carecía. Mientras pensaba en ello, hice mi cuerpo hacia un lado antes de que ella entrara de prisa a la habitación. Me acerqué a Santiago y expliqué:

—Tu padre me estaba buscando.

Santiago sostuvo el paraguas por mí y solo murmuró en respuesta, sin preguntar por qué Jaime me estaba buscando. Luego, escuché el sonido de una discusión de adentro y Santiago entró a la habitación de inmediato. Pasaron un par de minutos antes de que saliera de la habitación y anunciara en un tono helado:

—Mi padre ha fallecido.

La muerte del señor Jaime hizo que la familia Genova entrara en caos, pero las cosas pudieron tranquilizarse por un momento porque Santiago estaba ahí. A mí me pidieron que regresara a su patio. Me senté en frente del pasillo y observé el cielo mientras mi cabeza repetía las palabras que el señor Jaime me había dicho. Mientras todos pensaban que él lo tenía todo, solo ese señor sabía lo difícil que había sido mientras deseaba un amor que nunca tuvo. Incluso había discutido con la mujer de su vida antes de su último respiro.

Suspiré y escuché que alguien me llamaba desde la entrada del patio. Era Carlos. Me entregó un documento que estaba sellado con lacre y explico de forma amable:

—Señorita Esquivel, esto es lo que el señor Jaime le dejó antes de fallecer. Estos documentos serán útiles para el señor Genova. Solo debe llevarlo al notario público cuando se enfrenten a un gran obstáculo.

«¡¿Acaso esto tiene que ver con el oro escondido que Alicia mencionó por teléfono?!»

De pronto, sentí la presión del documento al saber el sin fin de oro acumulado que la familia Genova había recolectado por siglos. Mi corazón se llenó de confusión y no entendía por qué había decidido entregarme los documentos a mí en lugar de a Santiago.

«Esto es un movimiento poco lógico…»

Carlos era un hombre con experiencia y fácilmente pudo saber lo que estaba pensando. En un tono profundo, explicó:

—Señorita Esquivel, el señor Jaime pensó que el señor Genova tendría un gran camino por delante y que algún día se enfrentará a un obstáculo, así que esto era lo más útil que podía dejarle.

—Entonces mantendré esto a salvo por él —respondí mientras asentía después de haber recibido la explicación que necesitaba.

—¿Podría saber en dónde está el anillo? —preguntó Carlos con una sonrisa.

Antes de que Jaime falleciera, me entregó un anillo que guardé en mi bolso. Al escucharlo, le pregunté con sinceridad:

—¿Quiere que lo regrese?

Carlos sacudió su cabeza antes de indicarme con detalle:

—Señorita Esquivel, ese era el objeto más preciado del señor Jaime, pues concierne a los secretos de nuestra familia. Cuando por fin sienta curiosidad, puede traer el anillo y buscarme. Le resolveré todas sus preguntas cuando llegue el momento.

—¿No debería ser Santiago quien sepa sobre esto? —pregunté con confusión.

Carlos tenía una sonrisa en su rostro y decidió no responder. En lugar de eso, se retiró del patio con una expresión misteriosa en su rostro. Fue hasta ese momento que Carlos por fin dejó de inclinarse y enderezó su espalda bajo la llovizna.

Volví a entrar con los documentos en mis manos y el ceño fruncido. Aunque me daba curiosidad su contenido, no podía abrirlo por el lacre. Además, no sería correcto de mi parte echarle un vistazo al testamento antes que los demás.

En aquel entonces, no pensé que una simple carpeta arruinaría la vida de Santiago. ¿Y lo peor? Que yo lo hice. Pero era más escalofriante por el hecho de que Santiago lo sabía de principio a fin. Él me había consentido y me permitía hacer todo, aunque eso significara que lo estaba destruyendo sin darme cuenta.

Debido a la muerte repentina de Jaime, Santiago se mantuvo ocupado con los procedimientos del entierro toda la noche. Regresó a la habitación casi al amanecer. Aunque lucía cansado, no había ni un rastro de tristeza en sus ojos. Tiré de su manga, pues no sabía cómo consolarlo.

—Deberías cambiarte —respondió mientras acariciaba mi mejilla.

Me puse la ropa que me había dado y luego me llevó a la sala principal, en donde ya había amanecido por completo. Me arrodillé frente al ataúd junto con Santiago y saludé a todos los dolientes que llegaron hasta el atardecer.

Comí un poco después de regresar a mi habitación, pues planeaba apresurarme a volver por Santiago. Pero, antes de que pudiera hacerlo, Adriana bloqueó mi paso con un grupo de personas que consistía de familiares de Santiago.

—No vas a ir a la sala principal —advirtió Adriana con una expresión fría.

Yo había perdido todo el respeto por ella desde que me golpeó la última vez.

—¿Y por qué no lo haría? —pregunté.

—Solo la siguiente señora de la familia puede quedarse con Santiago.

Pude ver de reojo a Carolina arrodillada a un lado de Santiago. Al notarle, él la miró con frialdad, pero ella le dijo algo. De pronto, Santiago volteó a verme y se percató de sus familiares rodeándome.  Se levantó de repente y dejó a Carolina hincada sola. Adriana, quien vio a Santiago acercarse, se puso pálida mientras decía:

—¡Esta zorra lo está seduciendo hasta en un momento como este! Es claro que lo hipnotizaste, ¿no es así?

Mientras descifraba sus palabras, de pronto sentí que alguien me pateó desde atrás. Me tomó por sorpresa y me caí de lado hacia un estanque. Me sentí atacada y, de último momento, pude arrastrar a Adriana junto conmigo. Cuando el agua fría nos envolvió, pude escucharla gritar por su vida, mientras que yo había tragado algo de agua por accidente. Justo cuando estaba por subir, un par de manos comenzaron a tirar de mis pies hacia abajo.

«¡¿Acaso hay personas en el estanque en este momento?!»

Fue entonces que me di cuenta de que, en realidad, alguien quería matarme.

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
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  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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