Tu Leti Ya Está Muerta Llámam Leticia Capítulo 564

Capítulo 564 

“Mamá, todavía te duele?“, preguntó preocupado Emilio. 

Leticia se sintió un nudo en el corazón. 

Le dio un beso en la mejilla a Emilio: “Ya no me duele, no te preocupes“. 

Emilio asintió. 

“¿Ya atraparon a esa persona mala?“, preguntó de nuevo. 

“Estoy esperando que papá, digo, Israel lo atrape“, Leticia se corrigió a sí misma. 

“¿Esperando que Israel lo atrape?“, preguntó Emilio. 

“Si“, asintió Leticia, y luego preguntó gentilmente: “Cuando él se recupere, me gustaría llevarte a ti y a tu hermana a conocerlo“. 

“Y luego decirnos que él es nuestro papá, y decirle que somos sus hijos, ¿verdad?“, preguntó Emilio. 

“Si no quieres, no te voy a obligar“, rápidamente respondió Leticia. 

Emilio reflexionó por un momento. 

“¿Mamá, serías feliz si estuvieras con él?“, preguntó. 

Leticia, con lágrimas en los ojos, respondió: “SI“. 

Emilio suspiro: “Solo quiero que estés feliz. Si estás feliz, puedo hacer cualquier cosa por ti“. 

Leticia estaba a punto de decir algo cuando Emilio comenzó a sangrar por la nariz repentinamente. 

“¡Ay no!“, exclamó Leticia asustada. 

Rápidamente tomó una toalla de papel. 

Emilio parecia muy tranquilo, tomó la toalla y se cubrió la nariz: “No es nada, tal vez es por haber comido algo frito hace unos días“. “¿No es la primera vez que te pasa, verdad?“, preguntó Leticia. 

“Tres veces, es la tercera vez, admitió Emilio. 

“Tio también sangró por la nariz una vez“, agregó Emilio sin mencionar que su tío le había comprado un montón de pollo frito. 

Como no podian dejarse atrapar por la abuela Leira, ambos se escondieron para comerlo. 

¡Pero él no podía delatar a su tío! 

Esa noche, Leticia, preocupada en su corazón, salió a escondidas después de acostar a los niños y llamó al hospital de la familia Banes para llevar a Emilio al día siguiente a una revisión médica. 

Emilio siempre habia sido más vulnerable que Yolanda desde que nació. 

Antes de los tres años, su salud no había mejorado. 

“¿Qué pasa?“, preguntó Leonardo, quien bajaba del tercer piso y vio a Leticia frunciendo el ceño. 

“Emilio me dijo que sangró por la nariz tres veces en los últimos días“, respondió Leticia. 

“No es grave, yo también sangré una vez, comimos algo muy caliente, compraré algo frío mañana“, dijo Leonardo, aliviado. 

De niño también solía sangrar por la nariz, por lo que no pensó que sería un problema. 

“Pero deberíamos ser más precavidos. Es hora de que Emilio y Yolanda tengan un chequeo médico, así que lo averiguaremos juntos si le está pasando algo grave“, dijo Leticia. 

Leonardo no se opuso. 

Finalmente, Leticia preguntó: “¿Y cómo va la escuela? Has estado aquí durante medio mes“. 

“¡Las cosas de la familia son más importantes!“, exclamó Leonardo con convicción. 

“Leticia, gracias“, dijo en voz baja. 

“No hay necesidad de agradecer, somos hermanos“, dijo Leonardo, y recordó a sus dos cuñados, “Debería haber vuelto antes en lugar de preocuparme por esos dos tipos“. 

Leticia no pudo evitar reírse. 

“¿Y qué tal si te aprovechas de tu tiempo libre y también consigues una novia?“, le preguntó Leticia. 

“¡No!“, exclamó Leonardo, su rostro enrojecido, “dejen de hablar de mí, ¿atraparon ya al malvado que ocasiono la explosión?” 

Leticia sonrió. 

“Creo que podríamos haber atrapado a la persona equivocada“. 

“¿Cómo puede ser? Puede que yo me equivoque, pero es imposible equivocarme junto con Emilio“, dijo Leonardo, seguro. 

“No digo que te hayas equivocado. Pero, ¿y si alguien dejó ese teléfono allí a propósito para engañarnos?“. Leticia preguntó seria. 

“¿Una trampa?“, Leonardo se quedó sorprendido. 

Eso es porque ya fue difícil encontrar el lugar donde estaba ese teléfono. 

“¿Te das cuenta? Antes no estaba encendido, no tenía señal, entonces, ¿por qué se encendió de repente? Si tuviera que lidiar con algo, sería normal que luego se apagara rápidamente“, argumentó Leticia. 

“Pero ese celular, no perdió la señal hasta la noche que te busqué“. Leonardo fruncía el ceño. 

“¿No será que se quedó sin batería? ¿Se apagó automáticamente y por eso se perdió la señal?“, Leticia le decía. 

El tiempo que pasó desde que descubrieron la señal hasta que la perdieron fue justo el tiempo que demora en agotarse la batería de un celular. 

El rostro de Leonardo se oscureció, analizó en su cabeza la situación sobre la señal y sí, había muchos cabos sueltos. 

“¿Hermana, ya tienes a alguien sospechoso en mente?“, Leonardo la miraba a Leticia.. 

Leticia pensó un poco.