Tu Leti Ya Está Muerta Llámam Leticia Capítulo 532

Capítulo 532 

Leticia asintió: “Muy bien, ahora eres mi salvador”. 

Esos dias, Leticia miró las grabaciones de vigilancia muchas veces en esos primeros dos dias. 

Si Israel no hubiera estado alli, no habria escapado y seguramente habria muerto. 

“No quiero ser tu salvador”, Israel frunció el ceño. “Y tampoco quiero que te quedes conmigo por gratitud y te fuerces a ser amable conmigo”. 

“¿No es que antes querias que me quedara contigo? ¿Por qué ahora pones tantas condiciones?” Leticia fingió estar enojada. 

“¿Entonces estás dispuesta a quedarte conmigo ahora?” Israel preguntó rápidamente. 

Leticia lo miro, suspiro levemente con resignación: “Creo que, en nuestras vidas pasadas, nos debiamos mucho entre los dos y por eso, en esta vida, sin importar cuánto lo arruinemos, nunca podremos separarnos”. 

*No empeorará más!” Israel, soportando el dolor, abrazó la cintura de Leticia. 

“¡No te muevas!” Leticia dijo temerosa. 

“Estoy bien”. Israel la abrazó. “De ahora en adelante, solo habrá cosas buenas entre nosotros, nunca más esos problemas”. 

“Bien, pero no te muevas, tus heridas aún no han sanado por completo, ¿qué pasaría si se vuelven abrir?” Leticia lo apuró ansiosa. 

Israel realmente obedeció y enseguida volvió a acostarse. 

“Cuando estabas desmayado, te lei un libro. ¿Lo escuchaste?” preguntó Leticia. 

Israel pensó por un momento y luego comenzó a reír. 

“¿Así que ese es el motivo por el que dormi tanto? ¿Porque estabas leyendo?” 

Leticia bufo friamente sin palabras. 

Israel, sosteniendo la mano de Leticia, la miró tiernamente: “Lo siento, dormi mucho, te preocupé”. 

Leticia contenía sus emociones y luego cambió rápidamente de tema. 

“¿Deberíamos informar a Concha Capital que has despertado?”, preguntó Leticia. 

Israel asintió. 

Era un momento muy ocupado en la empresa y varios contratos se habían acumulado en los últimos días, estaba necesitando su firma. 

Leticia trajo el celular de Israel. “La pantalla de tu celular está rota, después mandaré a alguien para que te traiga uno nuevo”. 

“Gracias, esposa”. 

“No soy…” Leticia no completó la frase, suspiró y dejó el asunto por la paz. 

Israel sonrió satisfecho. 

Tal como esperaba, su teléfono estaba inundado de mensajes. 

Israel pensó por un segundo y decidió convocar una reunión con los directivos de la compañia, pidiendo a los empleados que prepararan los contractos pendientes para que los llevasen al hospital. 

“¿Vas a hacer una reunión?” 

Le informó a Leticia después de hacer la llamada. 

Cuando Leticia se enteró, inmediatamente frunció el ceño. 

“¿Israel, te crees un superhéroe? ¡No han pasado ni 24 horas desde que despertaste!” Leticia lo regañó. 

“Hay demasiadas cosas en la empresa”, se quejó con una cara triste Israel, “te prometo que en cuanto me canse pararé, si no estás tranquila, quédate a mi lado supervisando”. 

“¿Qué estás diciendo? Esta es una reunión de los directivos de Concha Capital, ¿cómo se supone que debo supervisarte siendo de la familia Banes?”, dijo Leticia, pensando que era absurda la idea y riendo. 

Antes, Israel tenia un fuerte sentido de los limites y ni siquiera la llevaría a algunas reuniones importantes. 

Ahora, por otro lado, hace unos dias sus respectivas empresas estaban compitiendo por el mismo proyecto, ¡y ahora la está invitando a supervisar la reunión de alto nivel! 

“Podría darle toda Concha Capital, ¿cuál es el problema con supervisar una reunión de alto nivel?” Israel respondió con decisión. 

Ya mencionó esto antes, pero Leticia lo tomó como una broma. 

Después de todo, es de conocimiento general que, para alguien como Israel, sus intereses siempre son lo más importante y ¿cómo podría renunciar fácilmente al imperio comercial que ha trabajado tan arduamente para construir?