Tu Leti Ya Está Muerta Llámam Leticia Capítulo 520

Capítulo 520 

Las pastillas que tomó Leticia contenían somnifero. 

Aunque se durmió, no descanso bien. 

Tuvo un sueño larguísimo. 

En el sueño, había un pasillo largo, muy parecido al que estaba cubierto de flores de jazmin, pero el del sueño era mucho más antiguo y sin signos de vida, rodeado de niebla gris. 

Leticia estaba parada en medio del pasillo, sin saber a quién esperaba. 

Hasta que apareció Israel al final del pasillo. 

Alli estaba, con una expresión triste en su rostro, vistiendo ropas manchadas de sangre y heridas en su cara. La miraba como si tuviera mucho que decir. 

“¡Israel! ¡Ven aqui!” 

Leticia le gritó. 

El seguia parado allí. 

De repente, la niebla se volvió más espesa. 

Leticia, muerta de miedo, corrió hacia Israel, temiendo que la niebla lo consumiera por completo. 

Pero, por más que corrió, Israel siempre parecia estar igual de lejos. 

Poco a poco, la niebla lo envolvió. 

“¡Israel!” 

Leticia gritó de dolor. 

Y finalmente despertó de la pesadilla. 

“i¿Qué pasa?! ¿Qué pasa?!” Dulcia también se despertó sobresaltada. 

Leticia se sentó, las lágrimas no dejaban de caer. 

“Te aplasté, ¿verdad? ¡Lo siento! ¡Lo siento!” 

“No es eso…”Leticia intentó explicar. 

Emilio, quien también se había despertado, se levantó y corrió hacia ella: “Mami! ¿Qué te pasa?!” 

“No pasa nada, mami solo tuve una pesadilla”. 

Leticia no podia dejar de llorar. 

Siempre pensó que habia experimentado el dolor de perder a Israel. 

Pero en este sueño, descubrió cuan doloroso seria si realmente lo perdiera. 

Emilio rápidamente se subió a la cama. 

Abrió sus brazos y abrazó a Leticia: “No llores, mami, no llores…” 

Leticia abrazó a Emilio con fuerza. 

En ese momento, solo Dios sabe cuánto deseaba aferrarse a algo. 

¡La escena en la que nunca pudo acercarse a él en el sueño fue aterradora! 

Leticia tardó un rato en calmarse. 

Miró la hora. 

Eran las cinco en punto. 

“Emilio, juega un rato con Dulcia, mami va a ver cómo está él”. Leticia acarició la mejilla de Emilio, sintiéndose un poco mejor. 

“Vale”. 

Emilio no insistió en ir con ella. 

“¿Podrás sola?” Dulcia preguntó preocupada. 

“Con tantos guardaespaldas, por supuesto que si” respondió Leticia, saliendo de la cama. 

Su rodilla aún dolia, pero lo soportó bien. 

Sentándose en la silla de ruedas, Leticia volvió a la unidad de cuidados intensivos. 

Pronto amanecería. 

-Israel no había tenido complicaciones durante la noche. 

Pero no mostraba signos de despertar. 

Después de cambiarse a una bata esterilizada, Leticia pudo entrar brevemente en la habitución. 

Al principio, todos pensaban que tendría mucho que decir. 

Pero simplemente se sentó junto a Israel. 

Hasta que terminó su tiempo de visita. 

La enfermera se acercó y dijo: “Srta. Banes, es hora”.