Tu Leti Ya Está Muerta Llámam Leticia Capítulo 240

Capítulo 240

“Leti, esto es lo máximo que puedo hacer, ¡no puedo permitir que tengas el hijo de otro hombre!”, Israel fruncía el ceño.

Esa clase de situación sería una gran humillación para cualquier hombre.

Ya la ha perdonado por sus errores del pasado y eso es suficiente.

“¿El hijo de otro? ¿Estás diciendo que estoy embarazada del hijo de otro hombre? ¿De quién? ¿De Néstor?”, preguntó Letícia mientras temblaba.

“¿Quién más?”, Israel se estaba volviendo impaciente. “¿Acaso quieres decir que el niño es mío? ¿Te olvidaste que cada vez que lo hicimos antes tomamos precauciones? ¿Cómo podrías estar embarazada de mi hijo?”

“Fue en tu cumpleaños, nosotros…” Leticia se apresuró a explicar.

Israel quería lastimar a su bebé, ya no le importaba nada más!

“¡Basta!”, Israel la detuvo.

Leticia se quedó en shock, lo miró incredula con lágrimas cayendo por sus mejillas ¡Es la verdad, el bebé de mi vientre es tuyo!”

“Ya están preparando la sala de operaciones”, anunció Israel fríamente.

“¡Si te atreves a tocar a mi hijo, me suicido delante de tus ojos!”, Leticia perdió el control. “¡Maldito Israel, dijiste que confiarías en mí, que no dejarías de confiar en mi!”

“Leti, no me forces a llevar esto al extremo”, Israel apretó su barbilla. “Si te atreves a lastimarte, haré que Néstor, Dulcia y todos tus seres queridos sufran diez o cien veces más.”

Leticia temblaba de miedo, agarró fuertemente la mano de Israel.

“Deja que nazca el bebé, podemos hacer una prueba de patemidad”, Leticia seguía rogando. “Israel, nunca te he traicionado, solo he estado contigo, jel bebé realmente es tuyo!”

¿Sabes? Ya se ha corrido la voz en el hospital donde trabaja Néstor que estás embarazada de su hijo. Él mismo lo admitió y dijo que cuando el niño nazca, invitará a todos a comer… Leti, ¿todavía quieres seguir engañándome?”

Israel también deseaba que el bebé fuera suyo.

Pero los resultados de los análisis de Leticia mostraban que solo llevaba dos meses de embarazo.

En ese momento, él estaba en el extranjero negociando una alianza matrimonial con la familia Rosé.

Pero su cumpleaños había sido casi cuatro meses antes.

“Sr. Herrera, ya está todo listo”, en ese momento, la puerta de la habitación se abrió.

Leticia miró aterrorizada hacia la puerta y luego de nuevo a Israel: “Israel, te vas a ir al infierno”.

Él no la dejaría ir, Leticia estaba segura de que él mataría a su hijo…

Leticia, te lo mereces, ¿por qué confiaste en que él te amaba? ¿Por qué te quedaste?

Ahora has hecho sufrir a Néstor, a Dulcia y al bebé…

“No te preocupes, incluso si vamos al infierno, estaremos juntos”.

Leticia finalmente fue llevada al quirófano.

Ella estaba desesperada.

¿Por qué sus tesoros tenían que sufrir tanto?

El padre no fos reconocía y ahora iban a morir a manos del propio padre.

“¿Cómo está?”, preguntó una voz familiar.

“Le di un sedante suave para embarazadas por temor a que se descompensara y afectara al feto”.

“Gracias, por favor, todos finjan. ¡Espero que podamos pasar por alto esto!”

Leticia se sentó sorprendida.

Alarcón la miró y le sonrió, luego levantó la mano y saludó. “¿Sorpresa? ¿No te lo esperabas?”

“¿Cómo es que…?”

Alarcón se acercó y se sentó en la mesa de operaciones frente a ella: “He venido a ser el caballero de la princesa. Vengo a salvarte”.

Leticia miró a su alrededor en el quirófano, donde solo quedaba un médico.

El médico sonrió: “No te preocupes, no me llevaré a tu hijo. Val ya lo había arreglado de antemano”.