Capítulo 1475
Marisol fue llevada rápidamente al sótano.
Allí había un almacén. Jorge y Olga Ulloa habían estado encerrados allí durante los últimos días.
“¡Seguro que Marisol ya está muerta!” Olga se acurrucaba en un rincón, murmurando neuróticamente: “Todo es mi culpa …”
Jorge intentó consolarla al ver su estado.
Pero las palabras de Olga fueron como una flecha helada que perforó directamente el corazón de Jorge.
“¡Nunca debimos dejar que Marisol e Israel se quedaran en la isla!” Olga murmuró para sí misma, “Si no se hubieran quedado en la isla, Israel no habría sido descubierto. ¡Él habría vivido una vida feliz con mi Marisol, igual que yo con tu padre!”
Jorge estaba al borde del colapso.
“¿Mamá, aún no entiendes el error que cometimos? ¡Israel siempre fue de Leticia, no de Marisol! ¡Ya les hemos causado un gran daño a Leticia y a su hijo al esconderlo!”
“¿Qué daño les hicimos?” Olga miró a Jorge: “¿Y el daño que ellos les hicieron a tu hermana no cuenta? ¡Jorge, no importa cuánto te guste esa mujer, nunca debes ponerla por encima de tu hermana!”
“¡Basta!” Jorge hizo un gesto con la mano.
Se sentía extremadamente desesperado.
Nunca se había dado cuenta de que su madre era tan obstinada.
“¿Qué basta? ¡No puede ser! Jorge, debes escapar. Debes salir de aquí. ¡Luego busca a tu tío para vengar a tu hermana!”
Justo cuando Olga terminó, la puerta del almacén se abrió.
Una voz/vino desde la puerta diciendo: “¿Tío? ¿Te refieres al líder de la banda de Puerto Brisa del Oeste?”
“¡Srta. Fermínez!” Jorge intentó acercarse.
“¡Quédate donde estás!” Leonardo Santos apuntó a Jorge, dijeron mientras gritaban impacientemente.
Jorge se quedó donde estaba.
Pero Olga corrió hacia Leticia. Jorge la sostuvo rápidamente para evitar que se acercara y dijo: “¿Dónde está mi hija? ¿Qué le hicieron a mi hija?”
Olga luchó y gritó con todas sus fuerzas.
“El otro día intentó arrastrar a mi marido a la muerte con ella, y terminó cayendo al mar…”
El rostro de Olga cambió de golpe.
“¡Asesina, asesina! ¡Te exijo una vida!”
“Tu hija no está muerta.” Leonardo se mostró muy impaciente: “Mi hermana es muy amable, ordenó que la sacaran del mar. Pero aun así recibió su castigo, juna de sus piernas está inutilizable!”
Mientras hablaba, Miguel empujaba a Marisol hacia adentro.
Marisol, al ver a Leticia, intentó levantarse sin importarle el dolor de su pierna, pero se cayó en el intento.
“¡Srta. Fermínez!” Marisol gritó desesperada.
Leticia se volteó para mirarla.
Olga y Jorge corrieron hacia ella llamándola por su nombre.
Pero Marisol parecía no ver ni a su madre ni a su hermano.
Intentó arrastrarse hacia Leticia diciendo: “Srta. Fermínez, te lo suplico. No te lleves a Iñaki. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por ti, solo te pido que me lo devuelvas.”
Marisol lloraba a lágrima viva.
-Ya no tenía el orgullo que solía mostrar frente a Leticia.
Cada vez que pensaba en Leticia llevándose a Israel y en el hecho de que tal vez nunca más podría volverlo a ver, Marisol se sentía como si le estuvieran desgarrando el corazón.
“¡Paf!”
El claro sonido de una bofetada resonó en el aire.
Todos los ruidos caóticos se calmaron de inmediato.
Marisol se tapó la cara conmocionada, mientras miraba a Jorge, la cual acababa de abofetearla.