Tu Leti Ya Está Muerta Llámam Leticia Capítulo 1377

Capítulo 1377 

La sonrisa en su rostro se desvaneció poco a poco. 

Sin estar segura de sus pensamientos, su boca se curvó ligeramente hacia abajo. Fue a su escritorio, abrió el cajón y sacó el móvil que Israel le había regalado anteriormente. 

Antes, en WhatsApp solo tenía un contacto, Israel, pero ahora también estaban su hermano, su madre, su padrino y su madrina. Su abuela, Leira, y su profesor, David Orozco, también se habian unido. 

Su hermano, de camino a casa, le habia enviado todas las fotos y videos que había tomado ese día. 

Entre lágrimas, seleccionó las mejores fotos y videos y los envió a la persona que tenía agendada en WhatsApp como “Buen hombre“. 

Terminó de enviar las fotos y los videos. 

Luego, envió un mensaje de voz, 

Trató de reprimir su llanto lo mejor que pudo: “Papá, hoy, mil padrino y madrina nos llevaron a mi hermano, a Lilia y a mí a pasear. Tomé muchas fotos y videos bonitos…” Hizo una pausa. 

Entonces, las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro. 

“Papá, había mucha gente en el museo hoy, y yo soy muy pequeña para poder ver las exhibiciones delante de la multitud. Si estuvieras aquí, podrías levantarme para verlas…” 

El mensaje de voz fue enviado. 

La pequeña miró la pantalla de su móvil durante un largo rato. 

Durante ese tiempo, reflexionó mucho. 

Sintió que había sido demasiado mezquina antes, finalmente se había reunido con su padre. 

Aunque ya lo había perdonado, no quería que supiera tan fácilmente que lo había hecho. 

Nunca lo llamó papá. 

Ahora no sabe dónde está, ni cuándo volverá, y no sabe cuándo escuchará esa palabra, papá. 

Guardó cuidadosamente su móvil, apagó la luz, se subió a su cama pequeña y abrazó a su osito de peluche. 

Lloró un poco más, y finalmente se quedó dormida con lágrimas en los ojos. 

Esa noche, tuvo un sueño. 

Soñó con olas gigantes y su padre sumergiéndose en el mar. 

Estaba muy ansiosa. 

Intentó desesperadamente llegar a él y agarrar su mano, pero no importàba cuánto lo intentara, no podía gritar la palabra “papa“, ni acercarse a él. 

Cuando se despertó, su almohada estaba empapada en lágrimas. 

Para no preocupar ni entristecer más a su madre, después de levantarse, volvió a ser la niña feliz que era. 

Comió tranquilamente el desayuno con su madre y, antes de que ella se fuera a trabajar, le dio muchos besos. 

Luego, fue a tiempo para la clase del profesor David. 

“Lynn Banes.” 

Después de clase, David detuvo a Yolanda. 

“¿Si?” Dijo mirándolo. 

“Mañana será la última clase, después tengo que regresar a mi casa.” Dijo David. 

La niña bajó la cabeza: “¿No puedes quedarte en mi casa para siempre? A la abuela Leira le encanta jugar ajedrez contigo, se va a poner triste cuando te vayas.” 

Otra persona se va de casa. 

Eso también la haría sentirse muy triste. 

“La escuela está a punto de empezar.” David la miró y luego se quedó en silencio por un momento. “Si puedes ser la primera de tu clase, vendre en las vacaciones de 

verano.” 

“¿De verdad?” La pequeña finalmente se animó. 

“Sí.” Dijo sin levantar la vista, solo asintió ligeramente. 

“¡Voy a ser la primera!” Dijo con mucha seguridad. 

“Bien.” El profesor comenzó a recoger sus cosas. “Vamos a comer.” 

Luego salió del estudio y comenzó a sentirse un poco preocupado ya que ese no era su plan original. 

Había dicho claramente que mañana sería la última clase, entonces ¿por qué también prometió que si ella era la primera de su clase, él vendría en las vacaciones de verano? 

Pero… 

Recordó cómo parecía desanimada hoy. 

Cuando sus padres acababan de morir, él pensaba en ellos todas las noches, incluso lloraba toda la noche por ellos.