Capítulo 1207
“¿Crees que me robé la vida de Leticia?” Femanda dijo: “Es culpa de Israel, él fue el que me buscó…”
Femanda miró a Simón.
Sus ojos estaban llenos de decepción.
*Siempre pensé que, pase lo que pase, te mantendrías firme a mi lado, no puedo creer que tú también apoyes a Leticia.”
“¡Fernanda!” Simón estaba algo ansioso, se sentía arrepentido.
Debería haber esperado a que ella regresara para discutir esos temas.
Después de todo, ella acababa de someterse a un aborto…….
Simón aún no habia terminado de hablar, cuando Femanda colgó la videollamada y eliminó a Simón de sus contactos.
Ella apretó su teléfono firmemente.
El dolor persistente en su vientre le hacía sentir extremadamente incómoda.
Ella reflexionó un momento.
Luego encontró algunas fotos aterradoras de cuerpos de bebés en internet y se las envió a Leticia.
“Es tu culpa, no sé quién era el padre, ya lo he abortado, eres la asesina que causó su muerte, te perseguirá como un fantasma!” Fernanda pensó que eso debería asustar a Leticia.
Pero no esperaba que el mensaje de texto se enviara, pero que la imagen fuera bloqueada por ser demasiado sangrienta.
Fernanda, como loca, la envió una y otra vez.
Hasta diez minutos después.
Recibió una respuesta de Leticia.
“Ya he tomado capturas de pantalla y las he filtrado.”
Fernanda se sorprendió, quería retirar el mensaje, pero ya era demasiado tarde.
“¡Leticia, cómo puedes ser tan despiadada! Te pasará factura, no… no, la retribución no caerá sobre ti, caerá sobre tu hijo!”
Sin embargo, el mensaje no se envió.
Fue bloqueada por Leticia.
Femanda sé sintió impotente, no pudo lastimar a Leticia, solo terminó enfadándose a sí misma.
Justo cuando estaba fuera de control, sin saber qué hacer, su teléfono vibro dos veces.
Pensó que era Leticia respondiendo a su mensaje, así que lo recogió de nuevo.
Resultó ser un número desconocido, que le envió un mensaje.
“¿Hermana, me extrañas?”
Femanda se quedó perpleja.
Arrojó el teléfono de repente.
La única persona que la llamaba hermana en ese mundo era Hugo Pérez.
¡Pero él ya había muerto!
“¡Los muertos están muertos, no hay fantasmas en este mundo, solo estafadores!”
Fernanda se calmó, cogió el teléfono para ver el número que envió el mensaje y el resultado mostró, desconocido.
Y él continuó enviándole más mensajes.
La entrada del hospital donde estaba, la sala de hospitalización, e incluso el piso donde estaba…
A Fernanda se le pusieron los pelos de punta.
“¡No me engañes! ¡No tengo miedo!”
Respondió.
Luego, el desconocido le envió otra foto y Fernanda gritó de miedo.
La foto era del cuerpo de su madre.
“¿Cómo puedes ser tan despiadada? Matar a tu propio hermano y a tu madre, ¿no temes la retribución?”
Él siguió enviando mensajes y Fernanda decidió apagar su teléfono.
Bajó de la cama con dificultad, y cerró las cortinas.
También queria cerrar con llave la puerta de su habitación, pero el amigo de Simón, al oír el ruido, entró
Fernanda se sobresaltó y se retiró a la cama, aterrada.
“¡Srta. Pérez!”
Ella miró a la persona que entró, y después de confirmar que no era Hugo, suspiró aliviada.
“¿Qué estás haciendo? ¿No sabes que debes tocar la puerta antes de entrar?”