Capítulo 1040
Ese tipo era como una alarma, un recordatorio fresco en su mente
“Si, si El matón estaba muy emocionado. “Todavia te acuerdas de mi?”
El matón pensó para si mismo que, la mirada de Hazel era tan fría que le hacia temblar, parecia que realmente había aprendido a diseccionar personas.
“Vienes con Guillermo?” Preguntó Hazel
Antes de que el matón pudiera risponder, añadió friamente: “Tienes el valor de amenazar a mi esposa, has progresado.”
Esta frase parecia un elogio, pero los bellos de la espalda del mercenario se erizaron al instante.
“¿Su esposa? ¿Se casó?”
Hazel no le hizo caso y camino directamente hacia Dulcia
“¿Estás bien?” Extendió la mano y se hizo cargo de los papeles en la mano de Dulcia de manera natural
Dulcia negó con la cabeza: “Estoy bien, gracias a Dios que Leticia y Miguel estaban aqui, jo estos tipos ya habrían entrado
“Un malentendido! ¡Es un gran malentendido El mercenario se lamentó, como hacia adelante: “Si hubiera sabido que venía aquí a buscar a tu esposa, nunca me
habria atrevido a venin
Miró a sus secuaces y dijo, “Qué están haciendo alli parados? (Vámonos rápidamente!”
Los rufianes se acercaron obedientes
¿Qué le pasaba a su jefe?
Se relacionaba con personas influyentes e importantes a su mismo nivel, así que si le estaba haciendo reverencias a este joven, ¿qué significaba eso? ¡Ese joven debla ser muy importante!
Guillermo e Irene estaban atónitos. “Ustedes recibieron el dinero!”
Elmatón sacó un fajo de billetes de su bolsillo y sin dudarlo se los devolvió “Aqui tienes, a quien quieres impresionar con esta suma?”
Dulcia mirò a Leticia.
Espera algo que no habia previsto
Leticia le susuno al oído: “Tu esposo tiene muchos contactos!”
“Maldita sea!” Dijo Guillermo furioso,
Tengo cosas mas alli, puedo entrar a buscar mis cosas, ¿verdad? Guillermo estaba furioso
“¡No!” Antes de que Dulcia pudiera hablar, el mercenario intervino
“Eres un desgraciado, aún me debes dinero, ¿qué te quieres llevar? Cuando pagues tu deuda, nosotros te acompañaremos a buscar tus cosas!“
“Ustedes” El rostro de Irene se estaba poniendo tan verde como las hojas del árbol de al lado.
“Miguel, por favor, scalos de aquí”, dijo Dulcia mirando a Miguel
“Entendido!”
“Vamos a entrar” Dulcia miró a Leticia y tomo la mano de Hazel.
“Dulcia, esto no va a quedar asi, jte voy a demandar!” Guillermo gritó desesperadamente detrás de ellos.
Leticia se giró y vio friamente a Guillermo.
Hazel no se volvid
La puerta secem detrás de ellos.