Te regalo toda una vida de amor Capítulo 556

Con la máscara de oxígeno puesta, Ezequiel no respondió, pero había estudiado psiquiatría, así que creo que sabía a lo que me refería en realidad. Me senté a su lado y dije:

—Solo se lo expliqué porque estaba preocupada de que Maya lo hubiera entendido mal. Tiene miedo de deberles muchos favores a los demás y no poder recompensarlos, sobre todo los personales. Por eso es que me tomé el trabajo de explicárselo. —Los ojos de Ezequiel se entrecerraron, como respondiendo a mis palabras. Frunciendo los labios, le pregunté—: ¿Quieres quitarte la máscara? —Asintió con sutileza. Inclinándome, le quité la máscara de oxígeno de la boca con gentileza antes de que sonriera y me llamara de repente:

—Señorita Esquivel. —Siempre me llamaba así, aunque le pidiera que me llamara de otra forma. La forma en que se refería a mí siempre me hacía sentir pensativa. Respiré profundo y lo corregí:

—Regina. Ezequiel, solo llámame Regina. —Él hizo silencio, actuando como si se le escapara. Al final, cedí—: No tienes que llamarme así, ¿sabes?

—Por favor, disculpe mi obstinación, señorita. —Muda, decidí dejarlo así.

Sus heridas previas parecían ser muy graves, porque estaba obligado a moverse en silla de ruedas. Sin embargo, se había visto envuelto en otro accidente el día anterior, lo que me daba la sensación de que siempre estaba cubierto de heridas. De hecho, le tenía lástima al hombre que estaba enfrente de mí.

Aunque suspiré por dentro, aún tenía que mantener mi fachada y actuar como si nada pasara. Si lo trataba con respeto y no actuaba con afecto de ningún modo, no podía darle ninguna razón para continuar su amor no correspondido hacia mí. Eso me hizo recordar la época en que estaba enamorada de Cristóbal, porque lo deseaba a cada momento. Incluso unos pocos diálogos me llenaban de alegría y esperanza. Creo que así debía ser para Ezequiel. Suspiré de nuevo.

—¿En qué está pensando, señorita Esquivel? ¿Tiene algo que ver conmigo? —me preguntó Ezequiel con amabilidad al ver lo seria que estaba. Las personas adeptas a la psiquiatría podían analizar con precisión los pensamientos de sus objetivos, lo cual significaba que mi mente era casi un libro abierto para él, así que decidí ya no esconder mis emociones.

—Nada importante —respondí sacudiendo la cabeza—. Solo tengo una pregunta. ¿Esa persona de ayer tenía un objetivo? —Quería preguntar si el incidente en la casa de té del día anterior había sido planeado con intención. De haber sido así, ¿quién lo había planeado?

—Es un empleado de LG. Como los rumores indican que yo la maté, creo que la persona estaba apuntando hacia mí. Pero, luego de que llegó a la casa de té, cambió su objetivo. Por su mirada, noté que la odiaba bastante.

—¡¿El asesino odiaba a Maya?! —Eso me confundió más.

—Quizá LG le había dado la orden antes de su muerte. No estoy seguro de cuál sería el contenido, pero sin dudas habrá problemas de ahora en adelante debido a que no tenemos idea de cuánta gente plantó en Bristonia o cuántas órdenes dio mientras aún estaba con vida. —Asentí y noté que Ezequiel estaba fatigado, porque cerró los ojos despacio y dijo—: Gracias por lo de anoche, señorita.

—¿Por qué me agradeces? —le pregunté desconcertada.

—La enfermera dijo que usted me cuidó hasta muy tarde. —Me quedé muda; sabía que la enfermera estaba mintiendo, porque me había ido poco después de mi visita. Quería decirlo, pero al ver lo feliz que estaba Ezequiel, no pude exponer esa mentira piadosa. Como me quedé en silencio, él me ahuyentó con un rostro pálido—. Señorita, no debería quedarse aquí mucho tiempo. Debería irse ahora.

Tras asentir con la cabeza, me di vuelta y me fui, pero aún así no pude contenerme cuando llegué a la entrada de la sala y le dije:

—Ezequiel.

—¿Sí, señorita? —Su tono era muy amable y bajo.

—Aunque no seamos allegados, porque creo que solo somos conocidos y no tengo sentimientos hacia ti, aún me siento mal si te lastiman. Es por otra razón, pero quiero corresponder tus sentimientos hacia mí de esta forma, tratándonos como amigos más que con un gesto romántico.

Siempre pensé que yo misma podía estabilizar a Ezequiel para que no hiciera nada imprudente. Aun así, esas palabras salieron de mi corazón. Cristóbal me había dado calidez y amor una vez, así que yo tampoco sería demasiado cruel con Ezequiel pudiendo mantener una relación de amistad con él.

—Señorita, esto también se puede expresar como una alianza.

«¡¿Qué quiere decir con eso?!», me dije.

—¿Qué tipo de alianza? —le pregunté sonriendo. Pero Ezequiel solo se rio y no respondió. Sin entender mucho lo que había querido decir, dejé de pensar en eso y me fui de la habitación, donde estaba Maya esperándome, y le pregunté—: ¿Tienes planes para hoy?

—La casa de té no puede abrir por el momento, así que volveré con Alfredo a Islandia. Creo que nos encontraremos con Mónica.

—¿Qué planeas hacer cuando la conozcas? —pregunté.

—No la perdonaré. Nunca la perdonaré. —El odio de Maya penetraba su mirada llorosa.

—Lo que pasó, pasó. Creo que Alán hubiera querido que siguieras adelante. —Estiré los brazos y la rodeé con ellos como signo de consuelo.

—Si sigo adelante, entonces ¿qué pasará con su rencor? —reflexionó Maya. Medité sobre el problema. En este mundo, Maya era la única persona que todavía se preocupaba por Alán. Si ella seguía adelante, no habría nadie más que se acordara o se preocupara por él o que lo rememorara. En este mundo, todo lo que Alán había dejado era a ella.

—Ódiala entonces. Nunca la perdones en esta vida. —Acompañé a Maya abajo.Me había pedido que cuidara a Ezequiel por ella y, para dejarla menos preocupada, acepté pensando que llamaría a Gabriel para que lo hiciera más tarde. Después de que Maya se fue, le pregunté a José, que estaba parado al lado mío—: ¿A dónde huyeron Tanya y tú ayer? No importa, no voy a husmear en tu vida privada. Desde hoy en adelante, tengo otra misión para ti. —En principio, quise preguntarle si él quería ser más agresivo y avanzar más en su carrera, pero pensé que sería inapropiado ser tan directa. Como era mi empleado, se lo ordené sin más.

—El señor Genova quería que me quedara a su lado, señorita.

—Mmm, ¿ya te has olvidado para quién trabajas? —Él no respondió—. José, todos ustedes pueden aceptar órdenes de Santiago, teniendo en cuenta que tú y los demás eran sus empleados, pero cuando decido algo, no permitiré ningún tipo de discrepancias de mi propia gente. ¡La misión que te estoy por dar es muy importante!

—¿Qué necesita que haga, señorita? —inquirió él con respeto.

—Reserva un vuelo para buscar a Antonio. Él te dirá lo que debes hacer. Además, no necesito que te quedes a mi lado. Bristonia es una ciudad bastante segura, después de todo.

—Entiendo, señora —contestó.

—Además, cuando llegues a Eldamia no necesitas vigilarme todo el día como ahora. Eso te dará más tiempo para estar con Tanya. De esa forma, tu relación con ella mejorará con rapidez. —José no respondió porque se quedó mudo. Lo vi irse antes de llamar a Antonio.

—Hola, señorita.

—Antonio, has repartido las órdenes relacionadas con Amparo?

—Sí, ya he comenzado con el plan. Pronto tendremos una propuesta. Como la familia Genova posee una empresa de entretenimiento en su haber, y una de las más destacadas, yo diría, no deberíamos tener ningún problema respecto de los recursos y oportunidades. Pero hay algo que quizá quiera informarle a la señorita Quevedo. —Eso me confundió.—¿Qué es?