Te regalo toda una vida de amor Capítulo 421

Yo era la conductora designada porque Santiago no podía conducir debido a su herida. Cuando llegamos al hospital, corrimos al tercer piso y vimos a muchas personas esperando en el pasillo. ¡Hasta Nicolás estaba ahí! A decir verdad, tenía cierto rechazo por verlo, pero, dada la situación, no tenía donde esconderme. Seguí a Santiago y me acerqué a Camilo.

—¿Cuál es la afección de mamá? —pregunté.

En el pasillo estaban, en efecto, Nicolás, Ariadna, Flor, Leonardo y algunos oficiales de policía. Pasé por enfrente de Ariadna y la saludé con una inclinación de la cabeza antes de ingresar con calma a la sala. Santiago, por otro lado, caminaba detrás de mí en silencio. Tan pronto como empujé la puerta para abrirla y entrar en la sala, vi a mi papá acompañando a mi madre al lado de la cama.

—¿Puedes por favor intentar persuadir a tu madre para que no se involucre en el asunto de Camila? ¡Después de todo, está fuera de nuestro control! ¡No quiero que se sienta abatida por culpa de eso! —exclamó mi padre tan pronto como me vio.

—Mamá, ¿te sientes mejor? —Bajé la cabeza.

—Sí, pero estoy preocupada por Camila. —«Otra vez Camila», me dije.

No respondí su comentario. En cambio, me senté al lado de la cama y le tomé las manos mientras le explicaba:

—No deberías discutir con la fiscal, porque es la que conoce bien las leyes y, al final, terminarás perdiendo.

—¿Discutiste con Camila? ¿Es por eso que no quieres involucrarte? —mi madre de repente hizo una pregunta difícil de contestar y me miró fijamente. Miré a mi padre y a Santiago.

—Reina, te espero afuera.

Santiago, que entendió la señal, de inmediato se levantó y dejó la sala detrás de mi padre. Cuando solo mi madre y yo quedamos en la sala, le expliqué en detalle:

—Nicolás es el que puso a Camila en esta situación. No quiero mediar en nada que tenga que ver con él. ¿Me entiendes? —Estaba tratando de inventar una mentira para restarle importancia al asunto—. Ahora soy la esposa de Santiago, no debería tener ninguna interacción con Nicolás. Madre, no fue fácil para mí llegar a donde estoy, y no quiero sabotear mi relación con Santiago por relacionarme demasiado con mi exmarido por el asunto de Camila. No quiero que Santiago albergue ninguna sospecha. Tú fuiste la única que me dijo que él es un hombre y que, después de todo, los hombres son posesivos. Lo que más me preocupa ahora mismo es que nuestra relación se vea afectada. Además, Camila se mudó a Suiza cuando todavía éramos jóvenes. Por eso no somos cercanas. No siento ganas de ayudarla —le expliqué con paciencia a mi mamá.

Después de escucharme, pareció entender que yo me había puesto firme con ese asunto y suspiró con amargura:

—¡Qué pena! Pero Camila ha estado rogándome que la salvara. Dijo que no temía estar equivocada, pero sí teme que la envíen de nuevo a Suiza a pasar el resto de su vida allí.

Camila había querido quedarse en Bristonia, pero nunca íbamos a dejar que eso pasara.

—No quiero arruinar lo que tenemos ahora. Además, ¿has pensado alguna vez que Camila puede haber hecho algo por Nicolás para que él quiera hacerle esto? Nicolás es un hombre, y si no fuera por el mal comportamiento de Camila, no habría reaccionado así. Mamá, no todo es lo que parece. Por ahora, deberías hacer la vista gorda con este tema.

—¿Me estás pidiendo que no me involucre?

—Sí, y yo tampoco me involucraré.

Santiago había etiquetado el asunto de Camila como «complicado» y yo quería evitar problemas también.

—Está bien, te escucharé, y eso es todo por ahora.

Mi madre finalmente había acordado no involucrarse en el asunto de Camila, pero yo sabía lo mal que se sentía por eso. Lamentablemente, no podíamos controlarlo todo, y ella lo sabía muy bien. Después de persuadir a mi madre, abandoné la sala. Al salir, Ariadna inclinó la cabeza y se disculpó:

—Perdón por ofender a tu madre.

—No te preocupes.

No culpaba a Ariadna porque sabía que era honesta. Emilia me había dicho durante el día que ella no comprometería sus principios por nadie, y yo admiraba esa cualidad suya. Cuando Santiago y yo nos estábamos yendo, pasamos por delante de ella y, de repente, me llamó.

—Señorita Esquivel, hay algo que necesito hablar con usted.

Al ver que Santiago estaba calmado y lejos de nosotras, asentí en señal de acuerdo.

—Vamos a hablar por allí.

Cuando caminábamos hacia el otro lado del pasillo, miró en la dirección de Nicolás y dijo:

—Soy su prometida.

—Me enteré hoy —le dije.

—El arreglo se hizo cuando él estaba mentalmente inestable. Él era educado conmigo, pero nunca me vio como parte de su familia. De todas maneras, no me importa.

A Ariadna no le importaba cómo la había tratado Nicolás, entonces no intenté consolarla.

—Nicolás todavía se está recuperando —comenté sin preocupación.

—Sí. De hecho, he investigado el caso de Charo, y es bastante complicado. Temo no poder ganar el caso. —Al ver que estaba retractándose, le pregunté:

—Pero ¿por qué?

—Ambos de sus padres testificaron que ella era la asesina, y después de mucha investigación, descubrimos que su hermano la había violado antes, entonces, es normal que ella sienta deseos de venganza. Para empeorar las cosas, ella ha publicado todo en internet.

«¡¿Una violación?!».

—¿Cómo podría su hermano violar…?

Al ver que estaba confundida, Ariadna me explicó:

—Parece que no estás al tanto de su situación familiar. Sus padres se separaron cuando ella era joven. Después, su madre se volvió a casar, y su padrastro tenía un hijo del matrimonio anterior. Su hermanastro la violó cuando ella tenía quince años. Al principio, no sabíamos nada de esto, hasta que, en secreto,usé el sistema público de seguridad y descubrí que ella tenía una cuenta online. También había escrito una declaración donde decía que ella quería que la víctima muriera, lo que demuestra que tenía un motivo para cometer el asesinato. Además, solo estaban ellos dos en el momento en el que ocurrió el incidente. Sus padres señalaron que los hermanastros no estaban en buenos términos y que solían discutir y pelear. Descubrimos que ella tenía un diario donde maldecía a su hermano y deseaba que estuviera muerto. Por encima de todo, no cooperó demasiado en la investigación. Entonces, no fuimos capaces de recabar evidencia útil. Emilia mencionó que Charo había sido maltratada por su familia, hermano y amigos. Es, de hecho, una mujer miserable que no ha tenido mucha suerte en la vida. Además, Emilia dijo que ella tenía un registro criminal: había matado a alguien antes debido a una defensa personal excesiva en una tentativa de violación.

—¿Qué debo hacer? Quiero sacarla de la comisaría.

Como yo no era una experta, solo podía acudir a Ariadna para llegar a una solución. Además, Dante me había pedido ayuda en ese caso, entonces no podía dejar que las cosas simplemente pasaran.

—Es un caso complicado, en principio porque Charo no cooperó con la investigación y se negó a hablar de lo que pasó ese día. Como Nicolás había herido de gravedad a Blas, desahogó su frustración ocultando las noticias sobre el incidente. Dada la situación, este caso no sería anulado.

—Entonces, ¿todavía quieres tomar el caso?

—No estoy segura. Es probable —respondió.

—¿Por qué? —pregunté sorprendida. «¿Por qué tomaría un caso que está destinado a perderse?».

—Porque tengo la sensación de que esta mujer ha sido agraviada. Quiero revelar la verdad sin importar lo difícil que pueda ser.

—Es fácil sacarla. —Para mí, era un juego para niños.

—En efecto. Eres alguien con estatus e influencia. Si ejerces presión en los de arriba, los subordinados la dejarán ir —bromeó con sutileza.

—Así es cómo funciona el mundo real —comenté antes de que se fuera.

—De hecho, el rumbo de este mundo lo deciden los poderosos, después de todo. ¡Incluso la ley solo aplica para los débiles y no para los ricos e influyentes! La ley es solamente para los débiles. ¿Cómo podría decirlo de otra manera? Está ahí para hacerlos sentir que son tratados de la misma manera que los ricos o para hacerlos pensar que todavía hay luz y esperanza en este mundo, incluso cuando ya está tan oscuro y podrido. —Ariadna había visto las inequidades de este mundo.

—Sabiendo todo eso, ¿cómo es que aún quieres ser fiscal? Todos dicen que eres una persona íntegra, pero yo pienso de otra manera, porque tú, sin dudas, sabes que Camila no es culpable.

Camila no era culpable de espionaje, pero Ariadna había elegido ocultarlo.