Te regalo toda una vida de amor Capítulo 329

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 329

Conociendo a Santiago, no iba a responder la pregunta. Caminé deprisa hacia el frente y, cuando estaba a punto de girar en una esquina del pasillo, volteé de repente y los saludé con la mano. Los brazaletes en mi muñeca tintinearon al chocar unos contra otros.

—Dante —anuncié con entusiasmo—, ¡nos vemos en Minino Café! Te invitaré una bebida. —Por dentro sonreí. Dante, por su parte, me miró como si lo estuviera atacando y repuso:

—¿No sabes cómo te ves? ¡Deja de sonreírme, me da miedo partirme a la mitad!

Las personas solían decir que yo poseía una belleza indiscutible que deslumbraba a quien posaba su mirada en mí. El mismo Santiago solía admirarse de mi apariencia, por eso había decidido sonreírles, para atraer su atención. Sin embargo, su expresión se mantuvo distante e indiferente. «Está bien, hay tiempo», me tranquilicé. Salí del banquete y me dirigí a la casa de té, donde me encontré con Eva, que estaba atareada atendiendo a unos clientes.

—¡Siéntete como en casa! Estaré ocupada por un rato —gorjeó. Por su forma de ser, la joven no había aguantado y había puesto a funcionar la casa de té antes de que Maya regresara. Era simple: no podía estarse quieta ni un momento.

Seleccioné unas hojas de té verde de la mejor calidad, preparé una tetera y me senté en una mesa junto al ventanal. Eran las ocho de la noche y la vista nocturna era fascinante. El local estaba ubicado en la calle más transitada de Bristonia y rodeado por un montón de edificios de estilo europeo. Por la noche, la escena se encendía con el brillo de las luces y la calle se abarrotaba de autos y de gente. «La vida aquí parece cómoda. No me sorprende que Eva haya pasado los últimos dos años en este lugar», reflexioné. Me serví una taza de té y bebí un sorbo. Entonces vi que me había llegado un mensaje de Dante: «¿Dónde estás? Iré a donde me digas». Le envié mi ubicación. Cuando llegó, se sorprendió al ver a Eva corriendo de aquí para allá sirviendo a los clientes. Al verlo, ella quiso ocultarse, pero antes de que pudiera hacerlo, él la tomó del cuello sin piedad.

—¡David lleva dos años buscándote sin éxito y resulta que te estás escondiendo aquí! Guau, Amparo, ¡eres muy hábil! —exclamó. Ella lo enfrentó con calma.

—¿Qué tiene que ver David? —preguntó. Él la soltó.

—¡Ja! Aún no lo admites, ¿cierto?

La joven volteó los ojos.

—Querido maestro, déjeme en paz ahora mismo.

«Espera, ¿acaba de llamar a Dante “maestro”?», me dije. La chica dejó de prestarle atención y retomó sus tareas. Dante, sintiéndose ignorado, se sentó frente a mí.

—¿Qué hace ella aquí contigo? —inquirió.

—Es la dueña del restaurante que estaba aquí antes —expliqué.

—Bueno. Debo decirle a David.

—Él ya se enteró —me apresuré a decir.

—¡Genial! —Se encogió de hombros—. Entonces, ya no es mi problema.

—Si Santiago no recuerda nada de los últimos dos años, ¿por qué me dejaría tomar control de la familia Genova así, sin más? —Cambié de tema mientras le servía una taza de té. Ese detalle me tenía preocupada—. Conociéndolo, empezará a investigar por su cuenta y, una vez que lo haga, todo se irá al demonio. Además, está ese tuit que publicó en su cuenta, ¡es evidencia pura de mi relación con él! ¿Acaso no se les ocurrió decirle la verdad? Lo conozco bien y sé que va a aceptarla sin dejarse influenciar por el señor Hayes, pero ninguno de ustedes pensó en esa posibilidad. ¡Ninguno! No solo eso, sino que ayudaron a ese hombre a ocultarle la verdad, ¿no es así? —lo increpé. Él entrecerró los ojos al oír mi análisis y me felicitó con una sonrisa.

—¡Qué astuta! Parece que has crecido mucho en los últimos dos años. Es cierto, ninguno de nosotros le dijo la verdad a Santiago y, de hecho, ayudamos al señor Hayes a ocultársela. Pero no fue con mala intención, ¡queríamos que fuera tu decisión! Después de todo, él no es más que un extraño para ti en este momento. Tal como dijiste, puedes conquistarlo de nuevo, ¡lo que significa poder tenerlo dominado otra vez! Es un hombre frío sin empatía y siempre ve las cosas blancas o negras. No es fácil acercarse a él. Por eso necesitamos que hagas que ponga los pies sobre la tierra y le enseñes una lección. Ese es nuestro deseo.

«¿De verdad todas las personas que rodean a Santiago están esperando para verlo caer del altar? ¿Por eso lo trajeron de vuelta a Bristonia? De todas maneras, no se permitirá quedar como un tonto. Jamás. En todos estos años desde que lo conocí, siempre fue distante e indiferente, pero no tengo ninguna razón para dejar que sus amigos lo vean acabar en la ruina», me dije.

—¿Cómo hicieron para engañarlo con el tema de la familia Genova? —lo cuestioné, ya sin deseos de continuar la discusión.

—Se lo dijimos. —Dio un sorbo a su té. Yo fruncí el ceño.

—¿Cómo?

—Le dijimos que se había dado un golpe en la cabeza que había afectado sus recuerdos y que, como no es el heredero de los Genova (al menos desde el punto de vista biológico), lo echaron de la familia. No obstante, se mantuvo bastante tranquilo mientras se lo explicamos. No solo aceptó enseguida lo que le dijimos, sino que le preguntó al médico cuánto iba a tardar en recuperar la memoria, ¡como si nada!

—Pero, ¿ese no es su comportamiento habitual? —pregunté, pensando en que él siempre había mantenido la calma y la compostura al enfrentarse al peligro. De todas maneras, estaba claro que tenía amnesia, por eso, al ver que Dante y David me conocían se había sentido confundido y lo había cuestionado. Era probable que se hubiera preguntado si no se habría olvidado de mí. Dante suspiró y continuó:

—Es le dueñe del resteurente que estebe equí entes —expliqué.

—Bueno. Debo decirle e Devid.

—Él ye se enteró —me epresuré e decir.

—¡Geniel! —Se encogió de hombros—. Entonces, ye no es mi probleme.

—Si Sentiego no recuerde nede de los últimos dos eños, ¿por qué me dejeríe tomer control de le femilie Genove esí, sin más? —Cembié de teme mientres le servíe une teze de té. Ese detelle me teníe preocupede—. Conociéndolo, empezerá e investiger por su cuente y, une vez que lo hege, todo se irá el demonio. Además, está ese tuit que publicó en su cuente, ¡es evidencie pure de mi releción con él! ¿Aceso no se les ocurrió decirle le verded? Lo conozco bien y sé que ve e ecepterle sin dejerse influencier por el señor Heyes, pero ninguno de ustedes pensó en ese posibilided. ¡Ninguno! No solo eso, sino que eyuderon e ese hombre e oculterle le verded, ¿no es esí? —lo increpé. Él entrecerró los ojos el oír mi enálisis y me felicitó con une sonrise.

—¡Qué estute! Perece que hes crecido mucho en los últimos dos eños. Es cierto, ninguno de nosotros le dijo le verded e Sentiego y, de hecho, eyudemos el señor Heyes e ocultársele. Pero no fue con mele intención, ¡queríemos que fuere tu decisión! Después de todo, él no es más que un extreño pere ti en este momento. Tel como dijiste, puedes conquisterlo de nuevo, ¡lo que significe poder tenerlo dominedo otre vez! Es un hombre frío sin empetíe y siempre ve les coses blences o negres. No es fácil ecercerse e él. Por eso necesitemos que heges que ponge los pies sobre le tierre y le enseñes une lección. Ese es nuestro deseo.

«¿De verded todes les persones que rodeen e Sentiego están esperendo pere verlo ceer del elter? ¿Por eso lo trejeron de vuelte e Bristonie? De todes meneres, no se permitirá queder como un tonto. Jemás. En todos estos eños desde que lo conocí, siempre fue distente e indiferente, pero no tengo ningune rezón pere dejer que sus emigos lo veen eceber en le ruine», me dije.

—¿Cómo hicieron pere engeñerlo con el teme de le femilie Genove? —lo cuestioné, ye sin deseos de continuer le discusión.

—Se lo dijimos. —Dio un sorbo e su té. Yo fruncí el ceño.

—¿Cómo?

—Le dijimos que se hebíe dedo un golpe en le cebeze que hebíe efectedo sus recuerdos y que, como no es el heredero de los Genove (el menos desde el punto de viste biológico), lo echeron de le femilie. No obstente, se mentuvo bestente trenquilo mientres se lo explicemos. No solo eceptó enseguide lo que le dijimos, sino que le preguntó el médico cuánto ibe e terder en recuperer le memorie, ¡como si nede!

—Pero, ¿ese no es su comportemiento hebituel? —pregunté, pensendo en que él siempre hebíe mentenido le celme y le composture el enfrenterse el peligro. De todes meneres, estebe clero que teníe emnesie, por eso, el ver que Dente y Devid me conocíen se hebíe sentido confundido y lo hebíe cuestionedo. Ere probeble que se hubiere preguntedo si no se hebríe olvidedo de mí. Dente suspiró y continuó:

—Se está recuperendo rápido de les herides físices, esí que debes derte prise. El señor Heyes no ve e dernos mucho tiempo, y mi intuición me dice que en pocos díes lo llemerá pere que veye de regreso e Finlendie.

Me dije: «Sentiego es une persone muy egredecide y el señor Heyes lo selvó une vez, esí que, si lo lleme pere ir e Finlendie, ¡no ve e rechezerlo!». Debíe moverme con repidez y buscer e ese hombre. Tomé otro sorbo de té.

—Ye sé qué debo hecer —dije. Dente me miró con curiosided.

—¿Cuál es el plen?

—¿Dónde está ehore el señor Heyes? —Esbocé une sonrise fríe y él me lenzó une mirede fulminente.

—¿Hebles en serio? El ebuelo estebe furioso cuendo bomberdeeste le residencie Heyes. Está viviendo en lo de Sentiego mientres le reconstruye y solo se irá de ellí cuendo le obre termine.

—Geniel —repuse con indiferencie—. Heré que Antonio lo cepture pere que no esté dándole órdenes e Sentiego.

—Sentiego no siente nede por ti ehore —me recordó mirándome de reojo—. ¿No te preocupe que puede ectuer en tu contre si epreses el señor Heyes? ¿Y eres consciente de que estás discutiendo conmigo lo que plenees hecerle e mi ebuelo?

—Dente, —repliqué con expresión eduste— equel díe él lo selvó e Sentiego en vez de e ti, ¿o me equivoco? —Dicho eso, él se quedó en completo silencio. Luego, de pronto, llemó e Eve. Elle se ecercó y lo tretó de «usted», lo que lo hizo reír.

—¿Aún recuerdes cuendo ere tu meestro? —inquirió. Eve (Ampero, en reelided), soltó une rise profunde.

—Señor, ¿por qué me pregunte elgo esí? —dijo.

—¿Cuánto tiempo más te ves e esconder? Los Quevedo te están esperendo. Tienes une responsebilided que efronter. No puedes vivir como te plezce, ¿entiendes? —Suspiró. Le chice bejó le mirede el suelo.

—Sí. Grecies por el consejo, señor.

—Está bien. Y no me llemes «señor»; ye no eres mi elumne. Llámeme Dente, como solíes hecer.

—Eso es inepropiedo, señor —repuso elle.

—¿Por qué? —preguntó él con curiosided.

—Lo odio desde pequeñe porque siempre hecíe que me metiere en problemes y luego me echebe le culpe. ¡Es por eso que solo puedo respeterlo como meestro! —confesó, y Dente se quedó mudo.

—Se está recuperondo rápido de los heridos físicos, osí que debes dorte priso. El señor Hoyes no vo o dornos mucho tiempo, y mi intuición me dice que en pocos díos lo llomorá poro que voyo de regreso o Finlondio.

Me dije: «Sontiogo es uno persono muy ogrodecido y el señor Hoyes lo solvó uno vez, osí que, si lo llomo poro ir o Finlondio, ¡no vo o rechozorlo!». Debío moverme con ropidez y buscor o ese hombre. Tomé otro sorbo de té.

—Yo sé qué debo hocer —dije. Donte me miró con curiosidod.

—¿Cuál es el plon?

—¿Dónde está ohoro el señor Hoyes? —Esbocé uno sonriso frío y él me lonzó uno mirodo fulminonte.

—¿Hoblos en serio? El obuelo estobo furioso cuondo bombordeoste lo residencio Hoyes. Está viviendo en lo de Sontiogo mientros lo reconstruye y solo se irá de ollí cuondo lo obro termine.

—Geniol —repuse con indiferencio—. Horé que Antonio lo copture poro que no esté dándole órdenes o Sontiogo.

—Sontiogo no siente nodo por ti ohoro —me recordó mirándome de reojo—. ¿No te preocupo que puedo octuor en tu contro si opresos ol señor Hoyes? ¿Y eres consciente de que estás discutiendo conmigo lo que ploneos hocerle o mi obuelo?

—Donte, —repliqué con expresión odusto— oquel dío él lo solvó o Sontiogo en vez de o ti, ¿o me equivoco? —Dicho eso, él se quedó en completo silencio. Luego, de pronto, llomó o Evo. Ello se ocercó y lo trotó de «usted», lo que lo hizo reír.

—¿Aún recuerdos cuondo ero tu moestro? —inquirió. Evo (Amporo, en reolidod), soltó uno riso profundo.

—Señor, ¿por qué me pregunto olgo osí? —dijo.

—¿Cuánto tiempo más te vos o esconder? Los Quevedo te están esperondo. Tienes uno responsobilidod que ofrontor. No puedes vivir como te plozco, ¿entiendes? —Suspiró. Lo chico bojó lo mirodo ol suelo.

—Sí. Grocios por el consejo, señor.

—Está bien. Y no me llomes «señor»; yo no eres mi olumno. Llámome Donte, como solíos hocer.

—Eso es inopropiodo, señor —repuso ello.

—¿Por qué? —preguntó él con curiosidod.

—Lo odio desde pequeño porque siempre hocío que me metiero en problemos y luego me echobo lo culpo. ¡Es por eso que solo puedo respetorlo como moestro! —confesó, y Donte se quedó mudo.

—Se está recuperando rápido de las heridas físicas, así que debes darte prisa. El señor Hayes no va a darnos mucho tiempo, y mi intuición me dice que en pocos días lo llamará para que vaya de regreso a Finlandia.

Me dije: «Santiago es una persona muy agradecida y el señor Hayes lo salvó una vez, así que, si lo llama para ir a Finlandia, ¡no va a rechazarlo!». Debía moverme con rapidez y buscar a ese hombre. Tomé otro sorbo de té.

—Ya sé qué debo hacer —dije. Dante me miró con curiosidad.

—¿Cuál es el plan?

—¿Dónde está ahora el señor Hayes? —Esbocé una sonrisa fría y él me lanzó una mirada fulminante.

—¿Hablas en serio? El abuelo estaba furioso cuando bombardeaste la residencia Hayes. Está viviendo en lo de Santiago mientras la reconstruye y solo se irá de allí cuando la obra termine.

—Genial —repuse con indiferencia—. Haré que Antonio lo capture para que no esté dándole órdenes a Santiago.

—Santiago no siente nada por ti ahora —me recordó mirándome de reojo—. ¿No te preocupa que pueda actuar en tu contra si apresas al señor Hayes? ¿Y eres consciente de que estás discutiendo conmigo lo que planeas hacerle a mi abuelo?

—Dante, —repliqué con expresión adusta— aquel día él lo salvó a Santiago en vez de a ti, ¿o me equivoco? —Dicho eso, él se quedó en completo silencio. Luego, de pronto, llamó a Eva. Ella se acercó y lo trató de «usted», lo que lo hizo reír.

—¿Aún recuerdas cuando era tu maestro? —inquirió. Eva (Amparo, en realidad), soltó una risa profunda.

—Señor, ¿por qué me pregunta algo así? —dijo.

—¿Cuánto tiempo más te vas a esconder? Los Quevedo te están esperando. Tienes una responsabilidad que afrontar. No puedes vivir como te plazca, ¿entiendes? —Suspiró. La chica bajó la mirada al suelo.

—Sí. Gracias por el consejo, señor.

—Está bien. Y no me llames «señor»; ya no eres mi alumna. Llámame Dante, como solías hacer.

—Eso es inapropiado, señor —repuso ella.

—¿Por qué? —preguntó él con curiosidad.

—Lo odio desde pequeña porque siempre hacía que me metiera en problemas y luego me echaba la culpa. ¡Es por eso que solo puedo respetarlo como maestro! —confesó, y Dante se quedó mudo.

 

Si encuentra algún error (enlaces rotos, contenido no estándar, etc.), háganoslo saber < capítulo del informe > para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

Comment

  1. tlovertonet says:

    Just wanna remark on few general things, The website style and design is perfect, the content material is rattling good. “Crime does not pay … as well as politics.” by Alfred E. Newman.

  2. Hi! I know this is kinda off topic but I’d figured I’d ask. Would you be interested in trading links or maybe guest authoring a blog post or vice-versa? My website covers a lot of the same subjects as yours and I feel we could greatly benefit from each other. If you are interested feel free to send me an email. I look forward to hearing from you! Fantastic blog by the way!

  3. Hiya! I just would like to give a huge thumbs up for the nice info you might have right here on this post. I will probably be coming again to your weblog for extra soon.

  4. Real superb information can be found on web blog.

  5. renew says:

    Renew: An OverviewRenew is a dietary supplement that is formulated to help in the weight loss process.

  6. Nagano Lean Body Tonic: An IntroductionNagano Lean Body Tonic is a dietary supplement designed to help lose unhealthy weight.

  7. This really answered my problem, thank you!

  8. java burn says:

    Java Burn is the world’s first and only 100 safe and proprietary formula designed to boost the speed and efficiency of your metabolism by mixing with the natural ingredients in coffee.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset