Te regalo toda una vida de amor Capítulo 189

Te regalo toda una vida de amor Capítulo 189

No fue hasta anoche que llegué a Finlandia, lo que posteriormente, hizo que el día de hoy fuera aún más agotador para mi cuerpo. Estiré la mano y acaricié mi estómago mientras le decía a Cristóbal, que estaba a mi lado:

— Ahora sé mejor cómo se siente amar a alguien.

Él respondió con una pequeña inclinación de cabeza.

— Santiago es mucho mejor que Nicolás, sabe ser considerado contigo.

Al mencionar a Santiago, sonreí dulcemente y dije:

— Su personalidad no es especialmente cálida y a veces puede parecer frío porque parece indiferente a todo el mundo. A las mujeres a menudo les cuesta tolerarlo porque creen que no las quiere. Pero sé que cuando un hombre como él se enamora, la protegerá por encima de su propia vida. Cristóbal, nunca he entendido cómo se siente el amor porque nunca fui amada de verdad por nadie. Durante un periodo de mi vida, anhelé ser amada.

Al oír esto, Cristóbal respondió suavemente:

—¿Santiago te hizo sentir amada?

La nieve invernal empezó a caer lentamente del cielo nocturno y Cristóbal se apresuró a cubrirme con su abrigo. Bajé ligeramente la mirada al notar que su teléfono seguía en mi poder.

— Sí, más que nunca — respondí de inmediato.

Recordé la primera vez que vi a Santiago, estaba maravillada con él a pesar de nuestro breve encuentro. La siguiente vez que lo vi, tenía un aspecto tan frígido que ponía nerviosos a todos los que lo rodeaban. Era cruel y poco sonriente a los ojos del mundo y a veces llegué a pensar que podía ser un poco conservador. Sin embargo, era tan puro como la nieve, encajando todos los golpes que le lanzaba.

—Realmente espero que sea el indicado para ti, pequeño.

—Pero ahora no me perdonará —dije lamentándome.

A pesar de que Santiago decidió confiar en mí, seguía abandonándome. Probablemente creía que yo era la causante de todo.

Cristóbal dejó escapar un profundo suspiro antes de sonreír y tranquilizarme:

— No lo creo. Aunque sólo soy un extraño, creo sinceramente que él no te culparía de todo lo que ha pasado.

— ¿Y eso por qué? —pregunté expectante.

— Eres demasiado maravillosa para no ser amada — respondió.

Me quedé sin palabras.

— Soy un asco — dije suspirando con tristeza.

Siempre me había sentido una apestada y ver cómo había vivido mi vida hasta ahora me hacía creerlo aún más.

Con toda racionalidad, Cristóbal dijo:

—Regina, ahora tienes que ser muy consciente de tus circunstancias.

— ¿Y cuáles son? —pregunté sorprendida.

— He oído hablar un poco del estado actual de Santiago. Lleva un mes sobreviviendo a duras penas y Dante te acaba de decir por teléfono que Tanya está en Finlandia, lista para tenderte una emboscada en cualquier momento. Con la vida que llevan los dos, nunca tendrán paz a menos que encuentren una forma de evitarlo; tienen que encontrar una forma de ser invencibles para poder vivir vuestra vida sin estos siniestros idiotas. Lo que debes hacer ahora mismo es aprender a controlar a la familia Genova debes tener a los Genova de tu lado antes de que las fuerzas exteriores te teman siquiera.

Dijo que, independientemente de lo que estuviera haciendo, tenía que aprender a manejar a los Genova. Y tenía razón, no sabía mucho sobre la familia Genova desde que me hice cargo de ella.

La familia Genova parecía una espada oxidada en mis manos.

Cristóbal continuó:

—Posees el poder que Santiago tuvo una vez y lo puedes utilizar para convertirte en una mejor versión de ti misma. Esto también puede hacer que el resto del mundo te tema tanto como temen a Santiago.

Cristóbal esperaba que yo fuera capaz de defenderme.

—Lo entiendo, haré lo mejor que pueda —afirmé con una sonrisa de agradecimiento.

Realmente necesito dar un paso al frente ahora o de lo contrario podría arruinarlo todo.

De repente, se puso de pie y dijo:

—Buscaré a Olivia para hablar de algo antes de ir a Eldamia.

—¿Ahora te diriges a Eldamia? —me sobresalté al decir eso.

— El profesor de piano de mi infancia me ha invitado a su casa por Año Nuevo.

Tarareé en respuesta mientras sonreía y contesté:

— Feliz Año Nuevo.

Asintió con la cabeza antes de responder

— Cuídate, puedes llamarme si necesitas ayuda.

Entonces, asentí con seriedad y dije:

— Lo haré.

Cuando Cristóbal se marchó, di instrucciones a los guardaespaldas que estaban a mi lado:

— Por favor, preparen mi vuelo a Finlandia.

— Sí, señorita —dijo el guardaespaldas que estaba más cerca de mí.

Al levantarme, le pregunté:

—¿Cómo te llamas?

— José —respondió brevemente.

—José, por favor ponte en contacto con Antonio para informarle de mi paradero.

—Sí, enseguida me pongo en contacto con él —dijo respetuosamente.

Luego se dio la vuelta para hacer una llamada y organizar mi viaje mientras el resto de los guardaespaldas me seguían al interior del chalé.

Al entrar en el salón, me di cuenta de que todo el mundo estaba charlando cuando mi madre me llamó en ese preciso momento.

Me acerqué rápidamente a ella.

—Tengo que irme pronto, mamá.

Mi madre no intervino, en cambio, preguntó:

— ¿Adónde vas?

Mientras tanto, Nicolás hojeaba despreocupadamente su teléfono. No quería que mis padres se preocuparan y tampoco quería que él supiera adónde iba, así que mentí.

—Francesca acaba de llamar y me ha invitado a una cena de Nochevieja con Bradley más tarde.

Mi padre preguntó con curiosidad:

—¿Es el hijo de Leonardo?

Asentí y él sugirió:

— ¿Por qué no se apunta también Leonardo?

—Todavía no están en buenos términos —respondí rápidamente.

Mi padre dejó de hablar. Delante de mis padres, le hablé a Nicolás en un tono inusualmente compasivo.

—Estaré ocupada más tarde, Nicolás. ¿Podrías llevar a mis padres de vuelta al Chalé de los Esquivel?

Lo dije a propósito delante de los mayores, pues apostaba a que no me rechazaría. Levantó la cabeza y me miró con una sonrisa, tal y como yo había predicho.

Al oír mi petición, el presidente Ferreiro recogió inmediatamente mis palabras y dijo:— ¿Por qué no hacemos que los suegros se queden aquí unos días más, Gina?

¿Suegros? ¿Está loco? ¡No debería haber interferido! Ves, ahora estamos atrapados.

¿Espera que me reconcilie con Nicolás?

Justo en ese momento, Joseph entró en la villa mientras bajaba ligeramente la cabeza y dijo:

—Señorita, está todo listo.

—Tengo que irme ya, mamá —murmuré antes de levantarme. Ahorita sólo pensaba en mi preocupación por Santiago.

— Bien, ten cuidado.

Insistieron en escoltarme, pero no pude evitarlo.

Un gran helicóptero estaba aparcado en el césped del Chalé de los Genova y había veinte guardaespaldas con trajes negros apostados en el patio. Todos llevaban auriculares transparentes en las orejas.

Alargué la mano y abracé a mi mamá antes de decirle:

—Volveré dentro de unos días para visitarlos a papá y a ti.

En ese momento, mi madre se llenó de preguntas.

— ¿Cuánto tiempo estarás fuera?

Me limité a asentir mientras Nicolás, que estaba junto a mi mamá, preguntaba:

— ¿Adónde vas?

Era astuto, probablemente había deducido que estaba mintiendo hice caso omiso de su pregunta y subí al helicóptero.

Mis guardaespaldas también me siguieron. En el aire, me di cuenta de que todos los que estaban abajo me miraban salir y, sin darme cuenta, vi a Cristóbal y Olivia discutiendo algo.

La expresión de él mostraba un atisbo de duda, mientras que la de ella era sombría y llena de quejas. Parecía como si se hubiera enterado de un secreto terrible.

Desvié la mirada y me volví hacia José preguntándole:

— ¿Estuviste siempre al lado de Santiago?

—Lo siento, señorita. No puedo decirle nada.

 

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Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)

Score 9.2
Status: Ongoing Type: Author: Artist: Released: June, 6, 2023 Native Language: Spanish
Content
  • Te regalo toda una vida de amor (Nicolás Ferreiro)
En secreto, estuve enamorada de Nicolás Ferreiro durante nueve años e incluso cuando era adolescente, solía seguirlo a todos los lados. Cuando crecí, acepté convertirme en su esposa, sin embargo, en nuestra relación nunca hubo amor o piedad, ni siquiera cuando le pedí el divorcio y puse la influencia de mi familia en juego, cambió su trato hacia mí. Para mi mala suerte, él tampoco recordaba a aquella niña temerosa y precavida que lo seguía. Así que, tuve que divorciarme para comprender que durante todo ese tiempo, mi amor por él no era correspondido, porque la persona a la que en realidad había amado de aquí a la luna, jamás fue él; al parecer, estuve equivocada desde un principio.

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