Miró el identificador de llamadas y se apresuró a apartar a Homero.
-¡Es… mi madre!
+3 Cupones
El hombre hizo una pausa y vio cómo Ana se ponía la ropa. Todavía estaba luchando con su camisa cuando él le tendió la mano para ayudarla. Luego, sin mediar palabra, salió corriendo del auto para responder a la llamada.
-Señora Linares, usted…
Ana se aferró al teléfono con fuerza, No tenía ni idea de por qué María Linares, la madre de Félix, la había llamado de repente. Seguro que ya le había dado la paga de este mes.
-¿Has olvidado que hoy es el aniversario de la muerte de Félix? -El tono grave de María en la otra línea heló la sangre de Ana.
«Aniversario de su muerte».
De inmediato, Ana se apartó el teléfono de la oreja para poder comprobar la fecha en la pantalla. Cuando vio la fecha, se le heló la sangre.
No podía creer que lo hubiera olvidado por completo.
-Y pensar que mi pobre hijo te trató como si fueras el centro del universo, sólo para que tú te olvidaras de él años después -continuó María con veneno.
-Señora Linares, yo…
-No tienes que dar explicaciones. Ya sé qué clase de persona eres. Mi hijo sólo llevaba muerto menos de un mes, pero tú ya estabas deseando tener una relación con otro hombre. Tal vez no podrías esperar a casarte! En verdad no sé qué vio Félix en ti…
Las palabras de María eran como cuchillos, amenazando con cortar a Ana a través del teléfono.
Ana se puso tensa. Se mordió el labio y no dijo nada.
Sabía que María tenía razón.
En el aniversario de la muerte de Félix, se casó con un hombre idéntico a él.
-A partir de ahora, no te molestes en venir a nuestra casa. Mi hijo nunca fue lo bastante bueno para ti. ¿verdad? Verte sólo me pone enferma….
-Señora Linares, lo siento. No quise…
Antes de que Ana pudiera terminar la frase, María colgó. Ahora, todo lo que quedaba en la otra linea era una serie de fríos pitidos mecánicos.
Desolada, Ana volvió al auto. Por sus ojos rojos e hinchados, Homero se dio cuenta de que había llorado.
Miró la cara de Homero y se arrojó a sus brazos.
“Lo siento, Félix. Lo siento muchísimo. De verdad que no quería olvidar tu aniversario de muerte-.
¿Qué pasa? -preguntó Homero con suavidad mientras le acariciaba el cabello.